Debate sobre el plan de la Unión Europea para alterar la digestión de las vacas y sus implicaciones para todos nosotros.
Se trata de la primera parte de una discusión de dos partes con Christof Plothe DO, sobre el tema de Bovaer. Bovaer es un medicamento etiquetado como "aditivo para piensos" en Europa. Es producido por DSM-Firmenich y su uso está aprobado en la Unión Europea para reducir las emisiones de metano del ganado. Este medicamento se está introduciendo rápidamente en animales en toda Europa, con poca concienciación pública, a pesar de los graves riesgos para la salud.
Bovaer: qué es y qué hace
Bovaer es un aditivo químico para piensos diseñado para reducir las emisiones de metano de las vacas, actuando sobre su sistema digestivo. El ingrediente activo, 3-NOP (3-nitrooxipropanol), modifica el microbioma de las vacas, suprimiendo las bacterias responsables de la producción de metano. Según los fabricantes, Bovaer reducirá las emisiones de metano en aproximadamente un 40 %. Sin embargo, esta cifra solo se aplica a la contribución del ganado a las emisiones globales de metano, que en sí misma representa tan solo el 12 % del total. En realidad, el impacto global de Bovaer en la reducción de metano sería minúsculo.
Preocupaciones en materia de seguridad y salud
La FDA estadounidense ha clasificado el 3-NOP como "no apto para uso humano", alegando importantes daños reproductivos, especialmente en varones. A pesar de esta advertencia, los organismos reguladores europeos parecen estar avanzando con su aplicación, etiquetándolo como un simple "aditivo alimentario" en lugar de un medicamento. Esta manipulación semántica seguramente alterará la percepción pública.
Además, la afirmación de que Bovaer es "seguro y eficaz" se basa sospechosamente en estudios censurados, con casi el 50 % de las citas no verificables. Esta supresión deliberada de datos plantea serias dudas sobre la integridad de la investigación que respalda la aprobación de Bovaer. La seguridad de este aditivo es particularmente cuestionable considerando su capacidad de pasar a través de la leche de vaca, lo que podría llegar a los consumidores humanos, incluidos bebés y niños.
Una agenda más amplia: controlar la cadena alimentaria
La iniciativa Bovaer forma parte de un esfuerzo mayor, supuestamente dirigido a combatir el cambio climático, que incluye medidas para reducir a cero el consumo de carne y lácteos para 2030. Se han propuesto diversas estrategias para lograrlo, desde obligar a las vacas a usar mascarillas reductoras de metano hasta desarrollar vacunas diseñadas para alterar su flora intestinal. En un caso, las empresas biotecnológicas incluso están experimentando con algas transgénicas y tecnología CRISPR para reducir las emisiones de metano en el ganado.
El hilo conductor de estos enfoques es su énfasis en la manipulación, ya sea de material genético, microbiomas o fuentes nutricionales. Este tipo de manipulación de sistemas complejos y poco comprendidos presenta innumerables riesgos desconocidos, especialmente en lo que respecta al consumo humano de subproductos resultantes de estas intervenciones.
El problema con la aprobación acelerada
La aprobación acelerada de Bovaer bajo la legislación de emergencia sobre el cambio climático es otro aspecto preocupante. Al igual que las aprobaciones apresuradas de vacunas durante la era de la COVID-19, estas decisiones se toman sin la debida investigación ni consideración de las posibles consecuencias a largo plazo. Los reguladores han eludido los requisitos que deberían estar vigentes para proteger tanto a los animales como a los humanos.
¿Justificación ambiental o control político?
La justificación ambiental del uso de Bovaer se vuelve aún más cuestionable si se considera el impacto insignificante que probablemente tendrá en los niveles globales de metano. El hecho de que entre sus principales defensores se encuentren figuras influyentes como Bill Gates, conocido por financiar diversos proyectos biotecnológicos cuestionables, debería generar sospechas. La agenda más amplia parece centrarse en el control de la producción alimentaria, más que en una auténtica protección ambiental.
Rechazando la manipulación de la naturaleza
La presión para el uso universal de Bovaer en toda Europa refleja un problema más profundo de gobernanza verticalista y desprecio por el consentimiento público. Etiquetar el 3-NOP como un simple "aditivo alimentario" es una táctica engañosa destinada a normalizar su uso sin un escrutinio suficiente. Al igual que las "vacunas" contra la COVID-19 se difundieron al público bajo un velo de urgencia, la promoción de Bovaer sigue el mismo patrón de manipulación y desinformación. En este caso, debe aplicarse el principio de precaución. No deberíamos interferir con sistemas naturales complejos si no los comprendemos.