En una impactante conferencia de prensa el 11 de marzo de 2025, el Dr. Peter Kotlár, médico eslovaco, comisionado del gobierno y diputado, lanzó una afirmación impactante: los 34 lotes analizados de vacunas de Pfizer y Moderna contienen niveles peligrosamente altos de ADN, lo que podría transformar a los receptores en "organismos genéticamente modificados". Si me han estado siguiendo, ya se ha detectado contaminación de ADN en 11 pruebas de laboratorio independientes, siendo esta la primera vez que el gobierno lo reconoce oficialmente.
Kotlár no se anduvo con rodeos y reveló que ya ha involucrado a pesos pesados como el secretario de Salud de EE. UU., Robert F. Kennedy Jr., quien confirmó haber recibido sus hallazgos. "Además, el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y Pamela Bondi, la fiscal general de EE. UU., también fueron informados", declaró, señalando que este no es solo un problema eslovaco, sino una llamada de atención mundial. Con Kennedy asentándose en su nuevo cargo como secretario del HHS, pueden apostar a que las palomitas de maíz están a punto de estallar, ya que esta presa amenaza con reventar.
¿El meollo de su afirmación? «En cada vial, hay una cantidad extremadamente alta de ADN… estable en comparación con el ARNm, capaz de integrarse en el ADN humano», afirmó Kotlár. Haciendo eco de la advertencia de mi informe anterior —«Teóricamente, los fragmentos de ADN pueden integrarse en el genoma del huésped, aumentando el riesgo de mutaciones genéticas»—, sube la apuesta, alegando que esto podría provocar cáncer o muerte celular. ¿Les suena? Es la misma conversación de Kevin McKernan, el Dr. Phillip Buckhaults y esos estudiantes de secundaria con información privilegiada de la FDA, solo que ahora es oficial y sin filtro.
¡NO SOMOS MAÍZ!
La indignación de Kotlár culminó con un grito de guerra que resonará: "¡Eslovacos, no somos maíz!". "Moderna y Pfizer convirtieron a los vacunados en organismos genéticamente modificados... sin su conocimiento", acusó, calificándolo de "megaescándalo" y exigiendo una prohibición inmediata y una compensación. Es un golpe bajo para la afirmación de "seguro y eficaz"; piensen en el profesor Fukushima de Japón criticando el ARNm como "prácticas científicas perversas".
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Kotlár no solo lanza piedras; arroja granadas a una narrativa que se desmorona más rápido que un castillo de naipes.
Las autoridades sanitarias podrían estar sudando la gota gorda, sobre todo con las insinuaciones de Kotlár sobre una investigación estadounidense bajo la supervisión de Kennedy. Los gobiernos de todo el mundo merecen una palmada en la cara por esto. Mientras Kotlár vocifera sobre el ADN que convierte a los vacunados en maíz de laboratorio, los jefes de la salud de todo el mundo siguen con los brazos cruzados, fingiendo que todo está bien. Once laboratorios, una aprobación del gobierno y un coro de oncólogos después, pero avanzan más lento que un perezoso bajo los efectos de los sedantes.
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¿Esperan una señal de neón del cielo? Noticia de última hora: el público ya no se cree el cuento de "no lo sabemos, pero confíen en nosotros". Se acabó el tiempo: actúen o esperen a que se acaben las palomitas mientras este escándalo los entierra.
Me despido por ahora A17