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¿Cómo se puede describir la naturaleza de esos psicópatas que, con gran astucia y habilidad suprema, han diseñado un genocidio mundial bajo la apariencia de una pandemia global, y que han confundido y seducido tanto a las masas que sus actos de maldad han sido recibidos como actos de un bien?
¿Cuántas personas más tendrán que morir por una inoculación innecesaria? ¿cuántas personas más contraerán la enfermedad que se suponía que esta inoculación debía prevenir?
¿Cuántas personas más sacrificarán sus preciosos e inalienables derechos con la ilusión de salvar su pellejo?
¿Cuántas personas más seguirán el canto de sirena de la comodidad hacia la guarida de la Vigilancia Total?
¿Cuántas personas más serán convencidas de que las "reuniones" en línea son tan buenas como las reuniones en persona?
¿A cuántos médicos más que se han atrevido a criticar a los covidianos se les retirará la licencia por parte de juntas médicas corruptas bajo la égida de una oscura entidad privada pagada por Big Pharma? ¿Cuántas personas más perderán su trabajo?
A cuántas más se les congelarán las cuentas bancarias si gritan contra los que les están quitando su sustento?
Y así sucesivamente.
Esta misma semana me enteré de que a una chica de quince años le habían diagnosticado un tumor cerebral; estas cosas pasan, por supuesto, de vez en cuando.
Y el fin de semana pasado vi a dos jóvenes piragüistas en el puerto de Wellington que fueron retirados de una carrera por los médicos por razones desconocidas, pero que a mi parecer fue debido al esfuerzo, lo cual es un poco inusual en Nueva Zelanda, país fe grandes espacios. Estoy seguro de que las tres personas habían sido inyectadas. Mi dentista local me dice que se ha quedado sin tarjetas de pésame para los familiares de los pacientes de su consulta que han muerto en los últimos seis meses.
Se trata, sin embargo de un comentarios anecdóticos.
Hay muchas evidencias reales y honestas de que la gente está muriendo en mayor número en general, que la tasa de eventos adversos de la inoculación Covid ha superado todas las vacunas en la historia, que la gente común es más pobre y menos libre, mientras que una facción globalista se enriquece más allá de la imaginación. Entre bastidores hay una falsa crisis climática y una pandemia "aún más letal" que se utilizarán como pretextos para la esclavización eficiente y virtualmente total de las masas.
¿Qué clase de gente haría esto? ¿Son poderosos apparatchiks del teclado sin sangre motivados por sueños transhumanistas abstractos de inmortalidad, o son psicópatas de pura sangre que anhelan los placeres del asesinato y que están sedientos de transgredir los mayores tabúes?
Criminales, psicópatas, asesinos en masa... han marcado la historia de la humanidad en todo momento.
Pero creo que el desarrollo de la tecnología digital ha creado un monstruo híbrido. La digitalización crea distancia, nos aleja de la interacción personal, permite poner en marcha medidas a gran escala con una facilidad de distanciamiento cada vez mayor. Al mismo tiempo, quienes se apropian de estas medidas digitales en su búsqueda de omnipotencia e inmortalidad también se dejan llevar por las pasiones, y la unión de las pulsiones sexuales y destructivas se convierte en un elixir sin parangón.
Esto quizás haga más fácil entender cómo un Bill Gates o un Anthony Fauci o un Klaus Schwab (y quienes están detrás de ellos) pueden estar convulsionados con el deseo de clavar una aguja fálica en el cuerpo de cada ser humano de la Tierra. No se equivoquen, son psicópatas de pura cepa, aunque su sangre se enfríe o caliente según la ocasión.
Y contra esa psicopatía sólo hay un camino: no dejar que el miedo a la muerte triunfe sobre todo.
Sin libertad, todo lo que consideramos valioso como la quintaesencia en la vida humana se perderá. La muerte física es una bendición para un ser humano que ha sido esclavizado hasta el punto de tener cubiertas todas las necesidades, excepto las más básicas, de supervivencia. Estos tres últimos años, consumidos por todo lo que respecta a Covid, han expuesto lo mejor y lo peor de nosotros, y han puesto de manifiesto el quid de la cuestión sobre el cual se asienta nuestra batalla por el futuro.
Trabajando bajo la sombra percibida de la muerte, miles de millones se dejaron encerrar y y ser excluidos;
Miles de millones permitieron que sus facultades críticas se disolvieran y olvidaran todo lo que antes se aceptaba como racional sobre la naturaleza de la enfermedad; miles de millones se han permitido renunciar a toda precaución sensata sobre una nueva intervención médica -la llamada vacuna- por la promesa de protección; y, tal vez lo más ominoso, estos miles de millones participaron en la imposición de un sistema de apartheid que separaba a los seres humanos según su estado de inoculación.
Ya es hora de que reconozcamos que sólo cuando no tengamos miedo saldremos victoriosos.
Dr. Emanuel García García: es un psicoanalista y psiquiatra nacido en Filadelfia que emigró a Nueva Zelanda en 2006. Es autor de artículos que van desde exploraciones de la técnica psicoanalítica, la psicología de la creatividad en la música (Mahler, Rachmaninoff, Scriabin, Delius) y política. También es poeta, novelista y director teatral. Se acabará de la práctica psiquiátrica en 2021 después de trabajar en el sector público en Nueva Zelanda.
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