Genocidio palestino

Publié par Contra información sur 4 Novembre 2025, 15:49pm

A los sionistas de todo el mundo: no tienen un problema de imagen que se solucione con más campañas publicitarias, mentiras y propaganda. Tienen un problema permanente, porque jamás se recuperarán de esto. Su depravación, incomprensible para la humanidad, será desmantelada de una forma u otra. Su falsa identidad quedará expuesta ante todos como el fraude histórico que es. Son los parias y parásitos de la Tierra, y el mundo por fin está despertando a esta verdad. Jamás la humanidad ha presenciado una maldad tan explícita e impresionante -- Susan Abulhawa

(Véase aquí el discurso de Susan Abulhawa en la Oxford Union en diciembre de 2024).

Tras dos años de genocidio explícito en Gaza, el Estado sionista parece empeñado en crear una nueva realidad mundial, una en la que ya no existe un orden moral. Como "pueblo elegido", los sionistas se sienten con derecho a hacer lo que siempre ha estado prohibido. Ante la mirada del mundo entero, asesinan a mujeres y niños, bombardean hospitales, casas y barrios, las tiendas de campaña donde la gente se ve obligada a vivir, les niegan alimentos a quienes ya han condenado a la hambruna, asesinan a líderes, destruyen infraestructuras sanitarias y el suministro de agua, arrasan tierras de cultivo y olivos, disparan a pescadores, asesinan a periodistas, demuelen casas con excavadoras, torturan y ejecutan prisioneros, utilizan a personas como escudos humanos, disparan a niños, acuerdan ceses al fuego pero continúan bombardeando, y mucho más.

El 7 de octubre de 2023 fue la excusa que los sionistas usaron para hacer abiertamente lo que habían estado haciendo de forma menos evidente durante los 75 años anteriores: intentar expulsar a la población palestina y robar sus tierras, y luego las de los países vecinos, comenzando por Líbano y Siria. En un discurso pronunciado en julio de 2024 ante sus pusilánimes representantes en el Congreso de Estados Unidos, Benjamín Netanyahu afirmó defender la civilización de la barbarie, cuando en realidad el Estado sionista estaba y sigue ocupado en devolver la civilización a la barbarie. Además de las mentiras flagrantes, la propaganda sionista siempre se caracteriza por la proyección —acusar a otros de lo que ellos mismos hacen— y la inversión —tergiversar la verdad—.

Una forma de inversión consiste en tomar lo que se considera bueno y hacer lo contrario. Sabbatai Zevi, quien se autoproclamó mesías judío en Esmirna en 1666, enseñó que hacer cosas consideradas pecaminosas en realidad conducía a la redención. Supuestamente, Zevi reencarnó cincuenta años después de su muerte en la persona de Jacob Frank en Polonia, quien fundó el culto del frankismo sabateo. Estos hombres son considerados apóstatas por la corriente principal del judaísmo, pero su mesianismo desquiciado tiene un fuerte reflejo en la mentalidad de figuras como Benjamin Netanyahu, Itamar Ben Gvir y Belazel Smotrich, quienes cuentan con el respaldo de gran parte de la sociedad israelí. Creen que cualquier cosa que hagan a los palestinos, o «animales humanos», como los llamó el exministro de Defensa Yoav Gallant, está justificada. No hay límites, ni reglas, ni fronteras.

Cabe preguntarse de dónde sacó el proyecto sionista el poder para burlarse de un mundo horrorizado e indignado por sus crímenes. Los recursos que lo respaldan son inmensos y se extienden mucho más allá de las fronteras de la entidad sionista. «Israel» siempre ha sido, si no el eje central, al menos una parte importante del impulso hacia un «nuevo orden mundial». La idea del Novus Ordo Seclorum surgió a finales del siglo XVIII con Meyer Amschel Rothschild y su apoyo financiero tanto a los Illuminati de Adam Weishaupt como al culto a la transgresión de Jacob Frank. Hoy en día, cuenta con el respaldo de nuevos poderes controladores: banqueros centrales, familias poderosas propietarias de bancos, sociedades secretas, oligarcas, gestores de fondos de inversión, agencias de inteligencia, el Pentágono, contratistas de defensa, filántropos depredadores, ONG subversivas, frentes políticos subversivos, la ONU y la Organización Mundial de la Salud, el Foro Económico Mundial, gobiernos nacionales comprados y los agentes que los integran, desde el presidente hasta el burócrata. El poder sionista controla la banca, los medios de comunicación y el gobierno de Estados Unidos. Tuvo el poder de asesinar a los Kennedy, perpetrar los atentados del 11-S, fomentar la guerra contra sus enemigos en Irak, Siria, Líbano, Yemen, Sudán e Irán, y salir impune. Tiene el poder de lanzar bombas que matan a más de cien palestinos al día, mientras le dice al mundo que las víctimas son israelíes.

Sería un error creer que todo esto proviene de un solo país pequeño. Se trata de un proyecto global, y degradar a la humanidad mediante la humillación, presenciar cómo Palestina es golpeada sin piedad día tras día, año tras año, parece ser parte de él. El sionismo no solo está cometiendo genocidio impunemente, sino que obliga a todos los demás a presenciarlo, y cada día que pasa sin acciones significativas para detenerlo, nuestra humanidad se ve disminuida. Quienes podríamos llamar los padres fundadores del sionismo —Sabbatai Zevi y Jacob Frank— pretendían controlar el mundo mediante la depravación, el engaño y la atroz subversión del orden moral. El mundo reaccionará ante esto, y pronto, justo cuando las fuerzas detrás de esta monstruosidad crean haber alcanzado el éxito.

Richard Hugus

richardhugus

¿Triunfará el mal?

¡Si sigues creyendo en ellos, eres un idiota!

Commenter cet article