El debate sobre el clima no cesa. Si Greta Thunberg lidera el bando apocalíptico, hay una facción especialmente numerosa que piensa lo contrario: la emergencia climática no existe. En 2019, más de un centenar de geólogos, geofísicos y climatólogos italianos pidieron al jefe del Estado que acabara con el alarmismo: el calentamiento global no es de origen humano, ya se ha producido en el pasado por causas naturales, y las políticas de reducción de emisiones son absolutamente inútiles. La línea no ha cambiado, sino todo lo contrario.
Recientemente, más de 1.500 científicos firmaron un manifiesto para contrarrestar la teoría de la responsabilidad humana con estudios científicos. Entre los firmantes se encontraba el profesor Alberto Prestininzi, catedrático de Geología Aplicada y Riesgos Geológicos de la Universidad La Sapienza de Roma: "Nos gustaría una confrontación sobre una base científica. Pero nunca ha sido posible, el dominio de los medios de comunicación no ha dejado espacio para quienes tienen ideas diferentes. Se hacen predicciones con amenazas y temores sobre el fin del planeta y esto dice mucho. La petición de un trillón al año para evitar la alarma es "emblemática". El riesgo es trasladar a los jóvenes un peligroso analfabetismo cultural: "Un martilleo continuo sobre el clima como elemento de gran preocupación. Pero estamos en julio: si no hace calor en verano, ¿cuándo tiene que hacer calor? Luego siempre hablan de récords, pero no es cierto: tenemos los datos reales y no es así". La literatura científica ha puesto de relieve la existencia de una variabilidad climática natural ligada, en particular, a los grandes ciclos milenarios, seculares y multidecenales de la actividad solar y la circulación oceánica, que ya han sido responsables de otros periodos cálidos en los últimos 10.000 años. "Estamos hablando de acontecimientos que siempre han ocurrido y seguirán ocurriendo independientemente de la humanidad", es el análisis de Enrico Miccadei, catedrático de Geografía Física y Geomorfología de la Universidad G. D'Annunzio Chieti-Pescara: "La emergencia climática es una moda. Algunos dirán que es culpa del metano y así sucesivamente, seguirán señalando con el dedo a otra cosa. Sólo hay que estudiar para descubrir que todo ya ha ocurrido: ocurrió en 1962, luego en 1982. Recuerdo las altísimas temperaturas, ya entonces se hablaba de récords. Mucha gente olvida que estamos hablando de "fenómenos a gran escala e increíblemente complejos". Señalar al hombre no tiene sentido, como tampoco lo tiene la retórica de la catástrofe inminente". El profesor Nicola Scafetta también subrayó el carácter crítico de ciertas narrativas: "La gente suele confundir la meteorología con la climatología. Ante cualquier acontecimiento anómalo, la gente grita inmediatamente cambio climático. En realidad, hay que tener en cuenta la diferencia entre meteorología y climatología. Hay variaciones considerables de un día a otro, típicas de la meteorología, pero el clima es una media estadística de las condiciones meteorológicas a largo plazo. Estamos hablando de décadas. En consecuencia, el clima cambia muy lentamente", juzga el catedrático de Física Atmosférica y Oceanografía de la Universidad Federico II de Nápoles, "cambia tan poco que es difícil que el ser humano se dé cuenta". En los últimos cien años, la temperatura global ha aumentado un grado, lo que significa que cada año la temperatura ha subido una centésima de grado de media. No tiene sentido decir que este año hace más calor que el año pasado y que se debe al cambio climático".
Massimo Balsamo