El periódico estadunidense The Washington Post, señaló que el Departamento de Defensa de Estados Unidos perdió la pista a 500 millones de dólares en armas que desde 2007 envió al depuesto gobierno aliado de Yemen, por lo que temen que caigan en manos de terroristas de Al Qaeda.
Es difícil creer que el Pentágono haya perdido la pista de un stock de armas, cuando se sabe que el parlamento iraquí ha revelado que el gobierno de Bagdad recibe informes diarios de la población y de las fuerzas de seguridad en la provincia de al-Anbar sobre numerosos vuelos por aviones de la coalición bajo mando americano que lanzan armas y municiones para el EI en las zonas controladas por los terroristas.
La estrategia política que acompaña el sometimiento militar del planeta se sirve de pretextos, sea la guerra contra el terrorismo, la lucha contra el tráfico de drogas o la acusación de producción de armas de destrucción masiva. Pretextos evidentes cuando sabemos los complicidades que han permitido a las estructuras del estado fabricar adversarios “terroristas”, o desarrollar planes como el plan Colombia dirigido contra Brasil, o acusar a países de fabricar armas de destrucción masiva (Irak, Corea del Norte y mañana cualquier otro estado). La mentira forma parte del sistema de los que gobiernan en Estados Unidos. La preparación y el desencadenamiento de la guerra en Irak se fundamentaron sobre una doble mentira, que Al-Qaida estaba ligada al gobierno de Irak y que Irak poseía armas de destrucción masiva, nucleares, biológicas y químicas.