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A medida que la llamada pandemia COVID se extendía por el mundo, los gobiernos y las empresas farmacéuticas prometían que una vacuna era la clave para poner fin a la crisis.
Pero detrás de las puertas cerradas, una siniestra verdad se desvelaba.
Las vacunas no sólo eran ineficaces para prevenir la transmisión y la infección, sino que estaban causando graves daños al sistema inmunitario y provocando un alarmante número de muertes entre los vacunados.
Documentos confidenciales revelaron que el virus fue creado por el hombre, propagado por el establishment como parte de un nefasto plan para tomar poder, infundir miedo en el público y reducir la población con una peligrosa vacuna.
El establishment mintió y tus hijos murieron.
A tus padres ancianos les han aplicado la eutanasia con fármacos y no te han permitido visitarlos en hospitales o residencias. La conmoción y la rabia por esta traición son abrumadoras, y es hora de que se revele la verdad.
Cuando la pandemia alcanzó su punto álgido en 2020, 194.220 niños y adultos jóvenes estadounidenses perdieron la vida, lo que supuso 43.936 muertes más. A pesar de la esperanza de que una nueva vacuna trajera alivio, las cifras siguieron aumentando. En 2021, tras el lanzamiento de la vacuna, el número de muertes en niños y adultos jóvenes había aumentado a 276.274, es decir, 76.928 muertes más.
Al año siguiente, 2022, la situación empeoró aún más. A pesar del despliegue continuado de la vacuna, que se consideraba una medida que "salvaría vidas", 238.626 niños y adultos jóvenes estadounidenses fallecieron, lo que provocó 47.004 muertes adicionales.
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Si se observan los datos, queda claro que la situación empeoró tras el lanzamiento de la vacuna. El número de muertes en exceso en niños y adultos jóvenes aumentó en un asombroso 182% en 2020. Pero cuando los datos se examinan con más detalle, los resultados son aún más alarmantes.
Si se comparan los datos de 2020 con los del mismo periodo de cada año, las cifras son aún más preocupantes. En 2020, murieron 191.289 niños y adultos jóvenes estadounidenses, es decir, 40.365 muertes en exceso.
En 2021 murieron 215.916 niños y adultos jóvenes, 73.644 muertes más.
Y en 2022 murieron 186.985 niños y adultos jóvenes, es decir, 47.004 muertes en exceso.
Esto significa que, en la semana 50 de cada año, se produjeron 120.648 muertes en exceso entre niños y adultos jóvenes tras la implantación de la vacuna, lo que supone un aumento del 199% con respecto al exceso de muertes en 2020.
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Cuando la nueva vacuna empezó a distribuirse, empezaron a aparecer informes de extraños coágulos sanguíneos y daños cardíacos. La comunidad médica se escandalizó, ya que esta vacuna que supuestamente salvaba vidas parecía causar más daños que beneficios.
Los coágulos sanguíneos eran efectos secundarios graves, que provocaban hospitalizaciones y, en algunos casos, la muerte.
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Los daños cardiacos causados por la vacuna también eran motivo de gran preocupación, ya que aumentaban el riesgo de infarto de miocardio, ictus e insuficiencia cardiaca.
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A pesar de las crecientes evidencias de estos peligrosos efectos secundarios, el gobierno y las empresas farmacéuticas insistieron en que la vacuna era segura y que los beneficios superaban con creces los riesgos.
Pero para las familias de los afectados, el daño causado por la vacuna era insoportable. No entendían por qué sus seres queridos tenían que sufrir y morir por algo que se suponía que les protegía del virus.
A medida que aumentaba el número de muertes, una minoría del público empezó a cuestionar los verdaderos motivos que había detrás del desarrollo y la distribución de la vacuna.
¿La prioridad era realmente la salud pública o había otros factores en juego?
El papel de las vacunas en el creciente número de muertes ha sido objeto de un intenso escrutinio y ahora muchos saben que las vacunas Covid-19 son la verdadera causa de esta tragedia.
Hubo una serie de razones por las que el gobierno y las grandes farmacéuticas se negaron a admitir que las vacunas no eran seguras:
1.Beneficios económicos: El gobierno y las empresas farmacéuticas pueden haber tenido incentivos económicos para continuar con el lanzamiento de la vacuna, como ganancias por la venta de la vacuna o sobornos de las empresas farmacéuticas.
2.Control de la población: El gobierno puede haber visto la vacuna como una forma de ejercer un mayor control sobre la población. Por ejemplo, puede haber utilizado la vacuna como medio para mantener a la gente a raya, haciéndola depender del gobierno para su salud y bienestar.
3.Beneficio político: El gobierno puede haber visto en la vacuna una forma de reforzar su poder político, atribuyéndose el mérito de controlar la pandemia o utilizando la vacuna como herramienta política para ganarse el apoyo de la población.
4.Experimentación: El gobierno y las empresas farmacéuticas pueden haber utilizado la vacuna como medio para realizar experimentos médicos con la población sin su consentimiento.
5.Encubrimiento: El gobierno y las empresas farmacéuticas pueden haber utilizado la vacuna para encubrir otro problema, como la falta de preparación para la pandemia o la mala gestión de los recursos.
El articulo completo en: Exposes-news
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