Durante décadas, Monsanto —y las agencias reguladoras infiltradas por ella— aseguraron al público que el glifosato, el ingrediente activo del Roundup, era inofensivo. Mintieron.
Un estudio histórico de 2024, publicado en Frontiers in Toxicology, confirma lo que científicos disidentes han advertido durante años: el glifosato no solo mata malezas, sino que mata a las personas de forma lenta, insidiosa y sin piedad. Esta sustancia química se acumula en los riñones, el hígado y el colon, altera el microbioma intestinal e induce estrés oxidativo, un factor clave en el desarrollo de linfomas, leucemias y mielomas.
¿Aún más alarmante? El 93 % de las mujeres embarazadas analizadas presentan glifosato en la orina, lo que significa que los fetos se intoxican incluso antes de respirar. Un estudio publicado en junio de 2024 en Ecotoxicology and Environmental Safety reveló niveles de glifosato cuatro veces más altos en el semen que en la sangre, lo que se correlaciona directamente con la infertilidad masculina.
“Esto es un envenenamiento masivo”, advierte la Dra. Stephanie Seneff, investigadora del MIT y autora de Toxic Legacy. “El glifosato está secuestrando la biología humana a nivel celular”.
Cómo el glifosato destruye tu cuerpo: La ciencia oscura
Puntos clave:
- El 93% de las mujeres embarazadas examinadas tienen glifosato detectable en la orina, con concentraciones cuatro veces mayores en el plasma seminal que en la sangre, directamente relacionado con la infertilidad.
- El estrés oxidativo, el daño al ADN y la disbiosis intestinal causados por el glifosato están relacionados con el cáncer, el autismo, el Parkinson y la inflamación crónica.
- La captura regulatoria expuesta: la EPA se basa en estudios financiados por la industria, mientras que investigaciones independientes confirman la carcinogenicidad del glifosato (IARC: Grupo 2A).
- Alteración endocrina: el glifosato imita el estrógeno, altera las hormonas sexuales y perjudica el desarrollo neurológico fetal.
- Engaño corporativo: Monsanto (ahora Bayer) ocultó evidencia, mientras los gobiernos renuevan las aprobaciones del glifosato a pesar de la creciente condena científica.
1. Aniquilación de la salud intestinal
El mecanismo principal del glifosato es la interrupción de la vía del shikimato , que priva a las bacterias intestinales beneficiosas de aminoácidos esenciales (triptófano, tirosina, fenilalanina). ¿El resultado?
- Síndrome del intestino permeable: ruptura de las uniones estrechas intestinales, que conduce a autoinmunidad e inflamación crónica.
- Disbiosis: Destrucción de Lactobacillus y otros probióticos, relacionada con la enfermedad de Crohn, el síndrome del intestino irritable y la depresión (a través del agotamiento de serotonina).
- Neurotoxicidad: La inflamación intestinal desencadena la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, vinculada al autismo y al Parkinson.
Un estudio de investigación ambiental de 2024 descubrió que el glifosato atraviesa la barrera placentaria, lo que provoca retrasos en el desarrollo neurológico en los niños a los 2 años de edad.
2. Secuestro hormonal
El glifosato es un potente disruptor endocrino :
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Mimetismo del estrógeno: se une a los receptores de estrógeno, lo que alimenta el cáncer de mama (Thongprakaisang et al., 2013).
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Supresión de testosterona: reduce la viabilidad de los espermatozoides y aumenta el riesgo de aborto espontáneo (Parvez et al., 2018).
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Sabotaje de la tiroides: altera la conversión de T3/T4, causando hipotiroidismo y aumento de peso.
“El glifosato es una sustancia química de Frankenstein”, afirma el Dr. Zach Bush, médico con tres certificaciones. “Está esterilizando a nuestra población mientras las grandes farmacéuticas se benefician de las consecuencias”.
3. Daños en el ADN y cáncer
La Revista del Instituto Nacional del Cáncer confirmó que el glifosato induce estrés oxidativo, un precursor de cánceres hematológicos. Peor aún,...
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Hipometila el ADN, silenciando los genes supresores de tumores.
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Genera 8-oxodG, un subproducto mutagénico que provoca transversiones G?T.
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Promueve la resistencia a múltiples fármacos en los cánceres, haciendo inútil la quimioterapia.
El IARC clasifica el glifosato como “probablemente cancerígeno”, pero la EPA, integrada por funcionarios vinculados a Monsanto, continúa aprobando su uso.
El gran encubrimiento del glifosato
Mientras México y más de 20 países prohíben el glifosato, EE. UU. y la UE extienden su licencia por una década más. ¿Por qué?
- Captura regulatoria: la revisión del glifosato de la EPA de 2015 copió el texto de Monsanto textualmente (Leemon McHenry, 2017).
- Escándalos de redacción fantasma: Monsanto orquestó estudios falsos para desacreditar al IARC (Baum Hedlund Law, 2019).
- Lobby corporativo: Bayer (la empresa matriz de Monsanto) gastó $30 millones en 2023 para bloquear las restricciones al glifosato.
“Esto no es ciencia, es homicidio corporativo”, denuncia Robert F. Kennedy Jr., abogado ambientalista.
Contraataca: Cómo desintoxicar tu vida
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Consuma alimentos orgánicos: El glifosato está prohibido en la agricultura orgánica. Priorice los granos germinados y los alimentos fermentados para sanar el intestino.
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Filtrar el agua: utilizar carbón activado u ósmosis inversa para eliminar el glifosato.
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Apoya las vías de desintoxicación: los alimentos ricos en azufre (ajo, verduras crucíferas), glutatión y ácido fúlvico ayudan a la excreción.
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Boicot a los OGM: el 90% de la soja, el maíz y el trigo están rociados con glifosato.
El glifosato es el DDT de nuestra generación: un arma química disfrazada de progreso, que sacrifica la salud humana en aras del lucro corporativo. Mientras científicos independientes dan la voz de alarma, ¿seguirán los gobiernos al servicio de la agenda destructiva de Monsanto, o se alzará la gente para reclamar su alimento, su fertilidad y su futuro?