*Las abejas son esenciales para polinizar un tercio de los alimentos que consumimos, garantizando la fertilidad y la diversidad de cultivos como las almendras, los arándanos y las zanahorias, que son cruciales para mantener la diversidad nutricional y la salud.
*Entre 2023 y 2024, los apicultores de Estados Unidos experimentaron una pérdida del 55,1 % en sus colonias, la mayor en más de una década. Esta disminución se debe a la pérdida de hábitat, la exposición a pesticidas (en particular, neonicotinoides) y especies invasoras como el ácaro Varroa destructor.
*La pérdida de abejas amenaza la seguridad alimentaria al afectar el rendimiento de los cultivos y aumentar los precios. También afecta la diversidad vegetal, fundamental para los ecosistemas y la vida silvestre, lo que genera efectos ecológicos en cascada. Las abejas son indicadores de la salud ambiental, y su lucha es señal de desafíos ecológicos más amplios.
*Las abejas proporcionan valiosos productos para la salud, como la miel, el polen, el propóleo y la jalea real. Estos productos ofrecen propiedades antibacterianas, antifúngicas, neuroprotectoras y estimulantes del sistema inmunitario, lo que resalta su importancia más allá de la polinización.
*Proteger a las abejas requiere prácticas sostenibles como reducir el uso de pesticidas, plantar flores nativas y apoyar a los apicultores locales. Los cambios en las políticas, como restringir el uso de neonicotinoides y promover una agricultura respetuosa con las abejas, también son cruciales. Las personas y las comunidades pueden contribuir creando hábitats favorables para los polinizadores y concienciando sobre la importancia de las abejas.
Las abejas están muriendo a un ritmo alarmante, y su desaparición amenaza no solo la seguridad alimentaria, sino también la salud y el futuro de los ecosistemas a nivel mundial . Solo en Estados Unidos, los apicultores perdieron aproximadamente el 55,1 % de sus colonias entre 2023 y 2024, la mayor pérdida en más de una década. Esta crisis pone de relieve el papel fundamental que desempeñan las abejas como polinizadoras y proveedoras de productos esenciales para la salud. Sin su contribución, la diversidad y la abundancia de alimentos y medicinas naturales disminuirían significativamente.
El papel esencial de las abejas en los ecosistemas
Las abejas se encuentran entre los polinizadores más vitales de la Tierra, responsables de polinizar un tercio de los alimentos que consumimos. Si bien cultivos polinizados por el viento, como el arroz y el trigo, constituyen la base de nuestra dieta, las abejas garantizan la fertilidad y la diversidad de innumerables otros alimentos. Desde almendras y arándanos hasta zanahorias y sandías, sus servicios de polinización son indispensables. Jeff Pettis, presidente de Apimondia, explica: «Sin las abejas, no moriríamos de hambre, pero perderíamos gran parte de la diversidad nutricional que nos mantiene sanos».
Más allá de la polinización, las abejas ofrecen notables beneficios para la salud a través de sus productos. La miel, cuyos orígenes se remontan a los apicultores egipcios, es un agente antibacteriano y antifúngico natural. Alivia la tos, favorece la salud bucal e incluso puede combatir las células cancerosas. El polen de abeja, rico en vitaminas y enzimas, actúa como un potente multivitamínico. El propóleo, o "pegamento de abeja", tiene propiedades neuroprotectoras e inmunoestimulantes, mientras que la jalea real favorece la fertilidad y la salud ósea. Sin embargo, a pesar de su generosidad, las abejas se enfrentan a amenazas sin precedentes.
La alarmante disminución de las poblaciones de abejas
La disminución de las abejas se debe a una combinación de pérdida de hábitat, exposición a pesticidas y especies invasoras. El monocultivo, que prioriza un solo cultivo sobre la diversidad de flora, deja a las abejas sin suficientes recursos nutricionales. Los pesticidas, en particular los neonicotinoides, afectan la orientación, la reproducción y el sistema inmunitario de las abejas. Además, ácaros parásitos como Varroa destructor diezman las colonias y propagan enfermedades como el virus de las alas deformadas.
Desde principios de la década de 2000, el síndrome de colapso de colonias ha exacerbado esta crisis, aunque sigue siendo una compleja interacción de factores. Como señala Pettis, «las abejas sufren un estrés constante proveniente de múltiples fuentes». El estudio de 2023-2024 reveló una pérdida anual del 55,1 % en las colonias estadounidenses, con pérdidas invernales que alcanzaron su tercer nivel más alto registrado. Los apicultores comerciales, que gestionan la mayoría de las colonias, experimentaron el mayor impacto, lo que pone de relieve las presiones sistémicas que enfrentan las operaciones a gran escala.
Implicaciones para la salud y el medio ambiente de la disminución de las abejas
La pérdida de abejas tiene graves consecuencias tanto para los ecosistemas como para la salud humana. La reducción de la polinización altera el rendimiento de los cultivos, lo que amenaza la seguridad alimentaria y eleva los precios. Más allá de la agricultura, las abejas sustentan la diversidad vegetal, que constituye la columna vertebral de los ecosistemas. La disminución de la diversidad vegetal, a su vez, afecta a la vida silvestre y la biodiversidad, generando efectos ecológicos en cascada.
Los avispones y escarabajos invasores ejercen una presión aún mayor sobre las poblaciones de abejas, mientras que el cambio climático altera los patrones de floración, lo que agrava la presión sobre colonias ya vulnerables. Jana Schmidt, médica naturópata y apicultora, enfatiza: «Las abejas son indicadores de la salud ambiental. Si están en dificultades, es señal de que debemos actuar». Proteger a las abejas no se trata solo de salvar a estos insectos, sino de preservar la intrincada red de vida que sustentan.
Esfuerzos de conservación y cómo puedes ayudar
Los esfuerzos para proteger a las abejas requieren un compromiso colectivo con prácticas sostenibles. Reducir el uso de pesticidas, plantar flores nativas y apoyar a los apicultores locales son pasos vitales. Al crear hábitats favorables para los polinizadores y evitar el uso de productos químicos nocivos, las personas pueden contribuir significativamente. Schmidt aboga por la preservación de la biodiversidad, señalando: «Nos hemos domesticado, alejándonos del mundo natural. Las abejas nos recuerdan nuestra interconexión».
Los responsables políticos también están intensificando sus esfuerzos para abordar el problema, desde restringir el uso de neonicotinoides hasta apoyar prácticas agrícolas respetuosas con las abejas. Educar a los apicultores y concienciar al público son igualmente cruciales. Los productos apícolas, como la miel cruda y el polen, ofrecen una conexión directa con estos polinizadores esenciales. Como concluye Schmidt: «No criamos abejas, ellas nos crían a nosotros».
Un llamado a la acción
El destino de las abejas está entrelazado con el tuyo. Su declive señala desafíos ambientales más amplios, mientras que su recuperación ofrece esperanza para un planeta más saludable. Al tomar medidas para proteger a las abejas, salvaguardas tu alimento, tu salud y tus ecosistemas. Como reflexiona Burris, apicultor de tercera generación: «Las abejas no nos necesitan; nosotros las necesitamos a ellas».
Willow Tohi
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