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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que su administración eligió la arquitectura para el propuesto sistema de defensa de misiles Golden Dome, afirmando que costará 175 mil millones de dólares y estará operativo en “menos de tres años” con una “tasa de éxito cercana al 100%”.
Durante el anuncio del presidente Trump del 21 de mayo de 2025, se afirmó que el Golden Dome consistirá en tecnología desplegada en tierra, mar y espacio capaz de interceptar misiles de crucero hipersónicos, balísticos y avanzados, "incluso si se lanzan desde otros lados del mundo e incluso si se lanzan desde el espacio".
El programa "Star Wars" del expresidente estadounidense Ronald Reagan (también conocido como Iniciativa de Defensa Estratégica) se citó repetidamente durante el anuncio. Dicho programa buscaba usar armas espaciales para invalidar la doctrina de "destrucción mutua asegurada", lo que permitía a Estados Unidos lanzar un primer ataque nuclear o no nuclear contra otra nación y evitar lo que, de otro modo, habría sido una inevitable represalia nuclear que destruiría a ambas naciones en el proceso.
Como era de esperar, el resto del mundo reaccionará ante el Golden Dome creando sus propios medios para defenderse y tomar represalias contra Estados Unidos si es atacado.
En concreto, debido a que la destrucción mutua asegurada se consideraba una mejor disuasión contra un primer ataque de una nación con armas nucleares contra otra, junto con las preocupaciones sobre los costos, las limitaciones tecnológicas y los tratados de control de armas existentes en ese momento, como el Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM), la iniciativa nunca se llevó a cabo plenamente.
Conceder a Estados Unidos impunidad para atacar, no para “defenderse”
El general de la Fuerza Espacial de EE. UU. Michael Guetlein, elegido para dirigir el proyecto Golden Dome y estar presente durante su anuncio, afirmó:
Como saben, nuestros adversarios se han vuelto muy capaces y están decididos a poner en riesgo la patria. Mientras nosotros nos hemos centrado en mantener la paz en el extranjero, nuestros adversarios han modernizado rápidamente sus fuerzas nucleares, desarrollando misiles balísticos con capacidad para múltiples ojivas, misiles hipersónicos capaces de atacar a Estados Unidos en una hora y con una velocidad de 9.600 km/h, misiles de crucero que pueden sortear nuestro radar y nuestras defensas, submarinos que pueden acercarse sigilosamente a nuestras costas y, peor aún, armas espaciales. Es hora de cambiar esa ecuación y redoblar los esfuerzos en la protección de la patria.
Sin embargo, lo que el general Guetlein llama “mantener la paz en el exterior”, es en realidad la invasión de Estados Unidos a lo largo de las fronteras y costas de naciones como Rusia, Irán, China y Corea del Norte.
Esto incluye el estacionamiento no sólo de sistemas de defensa de misiles como Patriot, THAAD y el sistema Aegis Ashore en estrecha proximidad a estas naciones en violación del tratado ABM que Estados Unidos ha abandonado desde entonces, sino también armas ofensivas de primer ataque como el lanzamisiles Typhon capaz de disparar tanto misiles antiaéreos Standard SM-6, sino también misiles de crucero Tomahawk lanzados desde tierra previamente prohibidos bajo el tratado INF que Estados Unidos también ha abandonado desde entonces.
Por ejemplo, Estados Unidos ha posicionado sistemas THAAD tanto en Medio Oriente como en Asia, y su sistema de misiles Typhon está actualmente estacionado en Filipinas con unidades adicionales en camino, específicamente dirigidas a China.
Más allá de la presencia militar global de Estados Unidos, Washington también se está preparando o ya está dirigiendo múltiples guerras por poderes contra estas naciones.
El conflicto en Ucrania fue diseñado enteramente por Estados Unidos, comenzando con la captura política de Kiev en 2014, el entrenamiento y armamento del ejército ucraniano, y la captura, reorganización y dirección de las agencias de inteligencia de Ucrania por parte de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Estados Unidos ha librado guerras indirectas contra Irán durante décadas, incluyendo la invasión y ocupación de Afganistán e Irak en sus fronteras, la invasión y el derrocamiento del gobierno de Siria, aliado de Irán, y la guerra contra Ansar Allah, con sede en Yemen y también aliado de Irán. Estados Unidos también mantiene un constante apoyo financiero, político y militar a Israel, que ha atacado repetidamente a Irán y sus aliados.
Y a pesar de reconocer oficialmente a Taiwán como parte de “Una China”, Estados Unidos ha seguido apoyando a los partidos políticos separatistas que administran Taipei, está armando a las fuerzas militares locales e incluso está estacionando tropas estadounidenses en la propia provincia insular.
Todo esto ha obligado a Rusia, Irán, China y otras naciones a responder aumentando el gasto militar, incrementando la investigación y el desarrollo en tecnología de misiles y creando elementos de disuasión creíbles contra la agresión y la guerra por poderes que Estados Unidos lleva décadas librando a lo largo de sus fronteras e incluso dentro de ellas.
Si bien la administración Trump presenta el Golden Dome como algo necesario para “acabar para siempre con la amenaza de los misiles al territorio estadounidense”, en realidad se está construyendo para permitir que Estados Unidos amenace para siempre a otras naciones alrededor del mundo con sus misiles.
Dudosas afirmaciones sobre el éxito "casi del 100%" de Golden Dome
En un momento durante el anuncio del Golden Dome, el presidente de Estados Unidos, Trump, afirmó:
Les diré que un adversario, un adversario muy grande, me dijo que las personas más brillantes del mundo están en Silicon Valley. Dijo: «No podemos duplicarlos. No podemos».
También afirmó:
Tenemos cosas que nadie más puede tener. Mira lo que hemos hecho ayudando a Israel. Probablemente no tendrías nada en Israel. Lanzaron unos 500 misiles en total y creo que la mitad de un misil logró atravesarlo, pero solo cayó al suelo como chatarra.
Excepto que nada de esto es verdad.
Si el presidente Trump se refiere al ataque de represalia iraní de 2024 contra Israel, se dispararon hasta 200 misiles, con docenas, si no decenas, de ellos eludiendo las defensas de misiles israelíes y alcanzando objetivos, incluidas docenas que impactaron y dañaron la base aérea Nevatim de Isra, según NPR.
Ningún sistema de defensa aérea o de misiles tiene una “tasa de éxito cercana al 100%”.
Si bien cualquier sistema en particular puede tener una tasa de éxito cercana al 100% al interceptar objetivos individuales, los ataques de represalia se planifican específicamente para incluir una cantidad suficiente de misiles, drones y otros proyectiles como para saturar la capacidad del sistema de defensa de interceptarlos todos en un solo ataque. Esto significa que, si bien muchos objetivos entrantes serán interceptados, muchos otros no, y los objetivos críticos inevitablemente serán alcanzados y destruidos.
En cuanto al estado de la tecnología de defensa antimisiles de Estados Unidos, a menos que el presidente Trump se refiera a innovaciones no reveladas, nada de lo que se sabe actualmente que Estados Unidos posee en términos de sistemas de defensa aérea y antimisiles consiste e “cosas que nadie más puede tener”.
Y aunque en el pasado Silicon Valley impulsó avances tecnológicos sin precedentes que contribuyeron a una ventaja militar decisiva para Estados Unidos, desde entonces la brecha se ha cerrado drásticamente y en algunos casos se está ampliando a favor de naciones como Rusia y China.
El conflicto en Ucrania, por ejemplo, ha demostrado claras ventajas rusas en varias áreas clave, lo que invalida por completo la premisa en la que se basa la Cúpula Dorada. Rusia ha demostrado su capacidad para producir grandes cantidades de misiles balísticos y de crucero, así como sistemas de defensa aérea integrados por capas, a una fracción del coste que Estados Unidos y sus socios europeos invierten en la producción de armas y municiones.
La ventaja de Rusia es tan grande que motivó la primera Estrategia Industrial de Defensa Nacional de Estados Unidos en 2022.
El documento admitió que Estados Unidos (y el resto de Occidente en su conjunto) padece una base militar industrial inflada e ineficiente, incapaz de satisfacer las demandas del tipo de guerra a gran escala, de alta intensidad y prolongada que tiene lugar en Ucrania y que probablemente tendrá lugar en futuros conflictos con Rusia o China.
Como se informó anteriormente, el documento describe una multitud de problemas que afectan a la base industrial militar de los EE. UU., incluida la falta de capacidad de aumento, una fuerza laboral inadecuada, una dependencia excesiva de proveedores externos, así como "señales de demanda" insuficientes para motivar a los socios de la industria privada a producir lo que se necesita, en las cantidades necesarias, cuando se necesita.
De hecho, la mayoría de los problemas identificados en el informe involucraban a la industria privada y su falta de voluntad para satisfacer los requisitos de seguridad nacional porque no eran rentables.
Naciones como Rusia y China no dependen de socios de la industria privada para sus programas de defensa nacional. Gran parte del poder industrial que investiga, desarrolla y produce armas y municiones en masa en estos países se concentra en empresas estatales. Dado que la defensa nacional es la principal prioridad de estas empresas, se invierte dinero, sea o no rentable.
Esto es lo que permite a la industria rusa y china mantener una gran cantidad de personal, instalaciones y herramientas incluso cuando se reduce la producción, mientras que la industria privada occidental recortaría drásticamente los tres para maximizar la rentabilidad. El primer modelo permite a una nación aumentar la producción de armas y municiones con poca antelación; el otro requiere señales de demanda lo suficientemente fuertes como para justificar el largo proceso de aumentar los niveles de los tres, un proceso que puede llevar años.
Ninguno de los problemas descritos con respecto a la base industrial militar de EE. UU. se ha abordado desde que se publicó la Estrategia Industrial de Defensa Nacional en 2022. Corporaciones como Lockheed, Raytheon, L3Harris y empresas más nuevas como Anduril, programadas para desempeñar un papel en el sistema Golden Dome propuesto, continúan buscando un modelo estrictamente con fines de lucro que creará la misma disparidad en cantidad y calidad que se ve en el campo de batalla en Ucrania.
Esto deja abierta la posibilidad de que el Golden Dome –como todos los demás programas militares modernos de Estados Unidos– quede muy por debajo de las expectativas declaradas, debido al fraude, el despilfarro y el abuso que definen la producción industrial militar de Estados Unidos.
La ironía final es que mientras el Golden Dome se vende al público como si “protegiera” a Estados Unidos, enormes sumas de dinero público que en realidad podrían mejorar la vida de los estadounidenses en su país a través de infraestructura, educación y atención médica, en cambio serán desviadas por fabricantes de armas demostrablemente incompetentes y corruptos, todo en un intento de mejorar la capacidad de Washington de amenazar al resto del mundo con mayor impunidad, no de proteger a Estados Unidos en su país.
Como era de esperar, el resto del mundo reaccionará a la Cúpula Dorada creando sus propios medios para defenderse y tomar represalias contra Estados Unidos si es atacado, lo que hará que los estadounidenses no solo estén menos seguros, sino que, en el proceso de construcción de la Cúpula Dorada, sean menos prósperos.
Brian Berletic es un investigador geopolítico y escritor radicado en Bangkok.
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