Overblog
Editer l'article Suivre ce blog Administration + Créer mon blog

Le blog de Contra información


Como resistir

Publié par Contra información sur 20 Novembre 2024, 14:09pm

Como resistir

Con el fenómeno de la «estatificación» en todos los ámbitos - una «estrella» siendo, sea cual fuere su legitimidad y sus competencias, el producto de un sistema, que ponemos delante con fines mercantiles o ideológicos - y la introducción de la vida privada en el debate público, Hemos hecho de la política un espectáculo.

Pero la política - real - es ante todo una cuestión de pragmatismo, de sentido práctico. Más allá de las imágenes y los lemas, debe ser funcional. ¿Su esencia no es la elevación - social, económica, cultural y tal vez moral - de ciudadanos en espera de formación y reconocimiento, a cambio de un trabajo realizado precisamente para la colectividad?

Políticamente, vivimos en una época crucial, cuando la gente ha perdido toda confianza en la autoridad que los gobierna, esta última habiendo traicionado ampliamente sus misiones fundamentales de federación, protección y elevación. Nuestros políticos «estarificados» prefieren, por facilidad, invertir en la gestión - a corto plazo - de las creencias y de la pereza ordinaria de los ciudadanos más que en el combate sacrificial - a largo plazo - del progreso humano.

En Francia, país democrático si es que lo es, la vacante gubernamental del verano pasado habrá terminado de convencernos de la inutilidad de los puestos de representación, ministros y otros hombres de paja sometidos a todo tipo de lobbies, multinacionales y firmas consultivas; el buen funcionamiento de una sociedad que se apoya ante todo, concretamente, en las «pequeñas manos» de la administración y de la economía real - empresarios, artesanos, profesiones liberales, etc. La escasez de médicos y el fracaso del sistema de atención son sin duda los marcadores más evidentes de una sociedad en crisis.

¿Esta toma de conciencia general prefigura el fin de la política-espectáculo, con sus ilusionistas profesionales por un lado y sus comentaristas compulsivos por otro? ¿Se dirigiría hacia una anonimización del poder, único medio para eliminar los conflictos de intereses, las reyertas inútiles y de egos, del funcionamiento político? Y ¿por qué no aprovechar seriamente la inteligencia artificial en el gobierno de nuestras sociedades parasitadas por las leyes del favoritismo y la subordinación ideológica?...

El resistente es por definición una persona de razón: resiste ante todo a la locura organizada de los hombres - guerra, violencia, injusticia, corrupción, censura, etc. En el fondo, actúa por pragmatismo, en la urgencia de la paz, en realidad no tanto para la defensa de un ideal como para la preservación de un cierto equilibrio. Este equilibrio, que él ve como un fundamento de la convivencia de los hombres en la Tierra, requiere un estado de vigilia crítica permanente frente a los diversos ataques y maniobras de una autoridad a la que las marejadas del poder hacen perder fácilmente toda forma de sentido moral y lucidez. Este equilibrio es terriblemente frágil.

Más allá del impulso intuitivo de la rebelión, cada uno debería preguntarse contra qué lucha. Contra qué desviaciones, qué excesos, qué peligros. Si la lucha nace de una historia personal, de un entorno social o de una naturaleza particularmente justiciera, no tiene nada de absoluto y siempre comporta una forma de ambivalencia afectiva.

Luchamos ante todo en función de nuestros orígenes, nuestras sensibilidades, nuestros propios intereses, o con quién nos asociamos. En la perspectiva de una armonía duradera o con la nostalgia de la infancia, cuando seguíamos nuestros instintos y creábamos con nuestras manos. También luchamos en base a una relación particular con la autoridad, más o menos conflictiva. Pero esto implica distinguir claramente la autoridad legítima de la autoridad ilegítima, siendo la dificultad establecer una definición común para ambas.

La función pedagógica del discurso es esencial. Sin embargo, no creo que haya una lucha universal eficiente, excepto para el ermitaño que ve en la autoexclusión consentida una respuesta radical a la injusticia... La política no puede pretender a la literatura ni satisfacerse de ella. Porque la abstracción no resuelve nada. El verbo no resuelve nada; puede ser una herramienta de comprensión y seducción, pero impide en cierto modo la acción y frena la iniciativa. Los comportamientos, más que las palabras, inspiran y determinan la acción. Esta es la diferencia entre el ejecutor y el comunicador: uno encarna la lucha mientras que el otro la desencarna.

En cambio, me parece que la lucha más eficaz - y por tanto menos espectacular -, adulta y realista, es un compromiso carnal, llevado a escala local y humana. Resistir en casa, en el barrio, en un territorio, en el trabajo, en el deporte o en el café, compartiendo sus causas a través del contacto directo y el intercambio productivo, es ahí donde se hace realmente útil. Comprometerse por un vecindario, resistir por la supervivencia del sentido moral y de la inteligencia en nombre de la Proximidad, es ahí hacer valer el poder político de la autorregulación, una vanguardia democrática regional que, mediante una forma de anonimato ciudadano virtuoso, Haría obsoleta la necesidad de una autoridad global.

En verdad, esto requiere un poco de valor ordinario. El valor de pensar, el valor de ayudar, el valor de decir no, etc. Esto está al alcance de todos. Sin embargo, el miedo, el del juicio o de la exclusión, a menudo prevalece, para la mayoría de las personas bajo cierto conformismo, sobre la iniciativa. Se trata de hacer como, incluso si a veces sacrificar toda lógica o cualquier tipo de dignidad; el episodio del Covid ha sido particularmente revelador de esta tendencia al mimetismo hasta en sus manifestaciones más absurdas, incluso mórbidas.

Evacuar de la lucha las susceptibilidades y las rivalidades de capilla, los delirios maniqueos e hipercomplotistas, las ambiciones personales y los éxitos virtuales, para dejar que la resistencia se coordine en un movimiento anónimo, apartidista e inasible, Al igual que los Chalecos amarillos, los anti-vax y anti-pass, clases medias y trabajadoras despreciadas por el poder neoliberal globalista, tal es el desafío de un pueblo víctima de la tiranía de los medios de comunicación y de la policía de las opiniones tanto como de la recuperación sindical e ideológica.

Más que líderes, salvadores o formadores de opinión, lo que necesitamos son sonrisas, gestos atentos, consejos, aliento e intercambios con nuestro entorno. ¿Porque las motivaciones del poder no surgen invariablemente la depredación y el arribismo megalómanos? ¿Es posible una empatía sincera entre los hombres de poder, que habrán usado todos los trucos y todas las concesiones para acceder a ella precisamente?...

Sabemos que la primera de las formas de resistencia es la autonomía. Autonomía de pensamiento. Autonomía alimentaria, energética, educativa, médica, etc. Porque liberarse del sistema comienza por liberarse de sus normas. Y las normas no son leyes, en este sentido es tarea de cada uno deshacerse de ellas. Irónicamente, podríamos decir que el futuro está en el «separatismo»; en las comunidades rurales, las cooperativas, las federaciones asociativas, en todas las iniciativas de empoderamiento solidario y local frente al imperio globalista tecnocrático.

Este divorcio de la autoridad requiere, además de un poco de valor personal, una nueva competencia para la coordinación popular. Lo que habían iniciado, con éxito durante las primeras manifestaciones salvajes en 2018, los chalecos amarillos de las ciudades y del campo, en una revuelta de la mayoría silenciosa, agredida y extorsionada por la Macronía euroatlántica. Así que antes de formarnos unos a otros, ¡empecemos por conocernos!

Y si la cultura hace libre, se puede también resistir simplemente cultivándose o, según el punto de vista, «descultivándose»…Después de la intoxicación, la reinformación. Luego el combate efectivo: ¡anárquico o metódico, individual o colectivo, con las buenas gracias del kairos! Mientras esperamos días más favorables, siempre nos quedará el efecto sorpresa y el poder del boicot...

Rorik Dupuis Valder

reseauinternational

Pour être informé des derniers articles, inscrivez vous :
Commenter cet article

Archives

Nous sommes sociaux !

Articles récents