Aunque desde el 14 de marzo ya no es obligatorio llevar mascarilla en los espacios cerrados, a excepción de los transportes y los establecimientos médicos, ahora se habla del llamado síndrome de la "cara vacía". Esto concierne especialmente a los más jóvenes. Explicaciones de un fenómeno icono de una época delirante donde la vuelta a "la vida de antes" no transcurre realmente como estaba prevista...
La "cara vacía", un curioso síndrome tras el abandono de la máscara
¿A qué se refiere este concepto? Como el uso de la máscara se ha convertido en un hábito para algunas personas, su ausencia provocaría angustia y ansiedad.
Según informa CNews, este síndrome, que se materializa en "un conjunto de síntomas mentales y emocionales", es, según el psicólogo español José Antonio Galiani, el resultado de una angustia real que sienten las personas cuando se desprenden de este accesorio.
Símbolo de una sociedad cada vez más demencial, el hecho de que la gente se quite la mascarilla tras dos años de pandemia también ha llegado a ser extremadamente preocupante para algunas personas.
Además, según José Antonio Galiani, a preguntas del diario español El Periódico, las víctimas de este síndrome de la "cara vacia" son individuos "que experimentan mucho malestar emocional" y que "pueden ser muy reactivos y desencadenar conflictos o agresiones".
¿Una máscara para ocultar la falta de confianza en sí mismo?
El perfil de las víctimas de este síndrome de la "cara vacía" es principalmente el de los adolescentes. Obligados a llevar una máscara en la escuela durante muchos meses a causa de la pandemia de Covid-19, estos adolescentes serían un grupo frágil con respecto a este nuevo fenómeno porque son más propensos a la hipocondría, la timidez excesiva, la ansiedad generalizada e incluso, en algunos casos, los ataques de pánico, mientras que el uso de una máscara se acusa de haber alterado las interacciones sociales y acentuado los problemas emocionales. Problemas que son aún más importantes durante la adolescencia...
Además, aunque la importancia de la apariencia física y la falta de confianza en uno mismo suelen ser marcadores de esta edad ingrata, el uso de máscaras puede haber servido de refugio para algunos adolescentes, ya que les permitía protegerse hasta cierto punto de la mirada de los demás. Cuando llegó el momento de eliminar esta protección, algunos de estos jóvenes inseguros desarrollaron complejos físicos.
En la última paradoja de la distopía sanitaria que acabamos de vivir, ante la multiplicación de informes sobre este tipo de casos, algunos especialistas, como Georgina del Valle, psicóloga infantil del Hospital Universitario de Barcelona, recomiendan ahora que las personas que sufren el síndrome de la "cara vacía" sigan llevando una máscara para sentirse más a gusto en la sociedad. Al mismo tiempo, recomiendan intentar quitarse la máscara gradualmente en lugares que provoquen menos ansiedad, como zonas exteriores poco pobladas.