Un país en el que los funcionarios aceptan órdenes injustas e inhumanas, en el que los padres encierran a sus hijos en casa siguiendo órdenes del gobierno y sin evidencia alguna de que sea positivo para nadie. Un país en el que la gente acepta cerrar sus bares por orden del estado en lugar de abrir y aceptar el riesgo asumible que los usuarios y clientes quieran aceptar es un país muerto en el que lo único que se puede hacer es luchar por cambiar la situación, denunciar, tratar de juzgar a los responsables o huir (emigrar o pedir asilo político). Yo alterno entre estas tres posibilidades varias veces al día. A veces me pongo a redactar un burofax de cara a una denuncia, otras veces miro vuelos a Suecia para empezar de nuevo allí o en algún país africano, quizás, en el que la locura generalizada y el “divide et impera” no sea la norma y todavía existan seres humanos como los solíamos conocer. Otras veces pienso en gritar, ayer mismo grite “libertad” mientras los presos aplaudían a sus carceleros…
Sí, has encerrado a tu hijo en casa sin evidencia, solamente porque el poder te lo dijo, poniendo en riesgo su salud física y mental (y la tuya propia). Los has sacrificado en el altar de la dictadura tecnosanitaria. Si has podido hacer esto, serás capaz de hacer las atrocidades más terribles en los años venideros.
Sí, no sacamos a los abuelos de la residencia ni nos alistamos como voluntarios en masa para cuidarlos con mimo. Sí, todo esto debería juzgarse por crímenes contra la humanidad y genocidio. Que cada palo aguante su vela, que los creyentes confiesen sus pecados y se arrepientan, que los ateos hagan examen de conciencia ética y modifiquen sus conductas abusivas, que los “ciudadanos ejemplares” sean puestos en su sitio como los totalitarios que son y se detenga su propagación de odio hacia los niños y las familias. Que la Iglesia pida perdón por su cobardía al ser más papista que el papa y haber cerrado las parroquias sin que nadie se lo pidiese. Que los comunistas hagan autocrítica. Que el gobierno sea juzgado y depuesto. Que todo el resto del arco parlamentario también dimita por no haber puesto cordura e incluso haber echado más leña al fuego del pánico para que no salgamos del confinamiento hasta dentro de 10 años.
Todo lo que hemos visto no será nada comparado con lo que está por venir. Esos niños que no han salido de casa durante más de un mes son los que en el futuro abandonarán a sus propios padres en los gulags de los geriátricos de la “eutanasia” obligatoria en unos treinta años. ¿Cuál ha sido la lección? Han aprendido cómo funciona la sumisión y la obediencia ciega a las órdenes del poder. Creerán que todo se hace, incluso el mal, por el “bien de todos”. Ya todo es posible.
Muertos de marzo de 2020 en la Comunidad de Madrid, datos del Instituto Carlos III: 9.487
Muertos de marzo de 2019 en la Comunidad de Madrid, datos del INE: 4.125
Por contextualizar, muertos de enero de 2017 en la Comunidad de Madrid, datos del INE: 5.311
¿Qué ha matado más? ¿Cuál ha sido la letalidad de todo lo que no es el propio virus? ¿Qué impacto en la mortalidad de los ancianos han tenido las medidas de aislamiento en sus habitaciones sin ver a sus seres queridos? ¿Qué impacto ha tenido la falta de material de protección personal entre los trabajadores de residencias? ¿Y las bajas por miedo a contagiarse? ¿Y las bajas por cuarentena o por cuidar a sus hijos sin cole? ¿O ha sido por el cierre de la presencialidad de los centros de salud? ¿O por no asistirlos en su casa? Es una barbaridad, es que han fallecido 5.362 personas de más, mayoritariamente personas de más de 65 años. No se ha protegido a los mayores y se ha encarcelado a los niños, jóvenes y adultos sanos. ¿No tendrían que haber ayudado y cuidado esos jóvenes sanos a los mayores en los geriátricos o donde fuera? ¿Por qué tenernos en casa en lugar de haciendo algo de provecho? Yo me he apuntado a una lista de la Comunidad de Madrid para colaborar (he solicitado ayudar en residencias, si puede ser). ¿Me llamarán?
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