El gobierno del presidente Macron aprovechó las vacaciones estivales para votar a primeros de agosto contra la edad de consentimiento en Francia, cediendo a las presiones de la red internacional de las élites pedófilas, determinadas a normalizar la pedofilia y ha despenalizar las relaciones sexuales con los niños a nivel global. Asignatura del Nuevo Orden. La red pedófila eligió el trabajo subterráneo con el objetivo de evolucionar las mentalidades según sus valores, primero promocionando oficialmente la declaración de los derechos sexuales de la International Planning Parenthood Federation (IPPH), influenciada por la ONU. En marcha pues, hacia lo mejor de los mundos, el nuevo orden sexual.
La ley decreta que no hay edad legal de consentimiento, lo que significa según el periódico Le Figaro que los adultos que tengan relaciones sexuales con los niños no serán perseguidos por violación si el niño no puede probar “violencia, amenaza, coacción o sorpresa”.
El proyecto de ley contra la violencia sexual y de género, conocido bajo el nombre de la ley Schiappa fue promulgado el 3 de agosto por el parlamento francés, provocando malestar e indignación en Francia. Sólo hay consultar Google sobre el tema, para darse cuenta la conmocion que ha causado.
Según los responsables de la protección de la infancia, la ausencia de edad de consentimiento pone en peligro a millones de niños en Francia.
El controvertido proyecto había puesto el acento sobre un límite de edad entre 13 y 15 años. Sin embargo, se desestimó el principio de edad mínima.
Hace poco los tribunales franceses se negaron a enjuiciar a dos pedófilos (uno de 30 años y otro de 28) por la violación cometida contra dos niñas de 11 años, ya que sus abogados no pudieron probar que las menores no dieron su consentimiento.
Gracias a estas disposiciones engañosas, que Marlene Schiappa puede alardear de los méritos de su ley y hacerla pasar por una herramienta contra los violadores y los sexistas cuando en realidad es exactamente lo que necesitaban.
Las instituciones son en realidad las antecámaras del infierno donde se pronuncian leyes perversas.