Es el vídeo que impacta por las circunstancias de la muerte de Andrew Holland (36 años), y por la sonrisa de un policía durante su agonía.
Sufriendo de esquizofrenia desde el comienzo de sus veinte años, Andrew Holland estuvo varias veces en prisión, a veces por delitos menores. Su último encarcelamiento tuvo un desenlace fatal. Como se pegaba a sí mismo, los policías de la prisión de San Luis Obispo (california) lo ataron a una silla de contención, impidiéndole toda movilidad durante 46 horas. Los guardias se presentaban cada dos horas para mover sus extremidades para prevenir problemas de circulación sanguínea.
Finalmente lo desplazaron para poder limpiarle, lo desnudaron en una celda desprovista de cama, para protegerse, tenía únicamente una manta. El detenido comenzó a tener problemas para respirar y finalmente perdió la conciencia.
Agentes y enfermeros han intentado, reanimarle sin conseguirlo. Un policía hablaba con otro con la sonrisa en los labios. La muerte se remonta al 22 de enero, pero el vídeo ha sido divulgado últimamente.