El pasado 24 de diciembre, un joven subsahariano fue agredido por cuatro o cinco personas que le robaron todo lo que llevaba encima y le aplastaron las manos propinándole patadas en la cabeza. Pero como el asesino vuelve siempre al lugar del crimen, uno de los agresores se vio sorprendido. El joven inmigrante lo reconoció, la muchedumbre que estaba socorriendo al inmigrante se encargó de él.
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