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Hace un año, el 13 de diciembre de 2021, expliqué por qué me preocupaba que las personas que recibieron la vacuna covid-19 pudieran sufrir daños cerebrales.
Ese miedo era real. Ahora creo que muchos de los que fueron vacunados con el tóxico covid-19 tienen daños cerebrales. Creo que este daño cerebral explica su comportamiento aparentemente extraño.
Se ha establecido que hay muchas cosas que nadie sabe aún sobre las vacunas covid-19. Las prisas de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido ((Medicines and Healthcare Products Regulatory Agency, MHRA) por autorizar un producto sobre el que parecía faltar información nunca se han explicado adecuadamente. Sabemos, sin embargo, como fui el primero en revelar, que la MHRA recibió una enorme suma de dinero de la Fundación Bill y Melinda Gates, que tiene vínculos financieros con fabricantes de vacunas como Pfizer.
En cuanto al efecto en el cerebro, la gran pregunta es si las nanopartículas lipídicas pueden transportar el ARNm de la vacuna a través de la barrera hematoencefálica.
La barrera hematoencefálica es una barrera celular semipermeable que impide que determinadas sustancias de la sangre pasen al líquido protector que rodea el sistema nervioso central.
Es esencial saber si esto se produce, porque si es así, todo es posible sobre lo que podría ocurrirle al cerebro.
Al fin y al cabo, las nanopartículas líquidas ya se utilizan para hacer llegar otros medicamentos a través de la barrera hematoencefálica.
Si las LNP llevan la inyección de ARNm al cerebro, las neuronas, las células cerebrales, podrían ser consideradas extrañas por el sistema inmunitario del organismo. Y cuantas más inyecciones de refuerzos haya, más grave será el problema.
La preocupación es que las células cerebrales puedan ser el objetivo y sean eliminadas por las células T citotóxicas.
Ahora se ha establecido que el ARNm se encuentra en todos los tejidos humanos excepto en el riñón. Se ha encontrado en el corazón, los pulmones, el hígado, los testículos y el cerebro. Un estudio japonés, por ejemplo, demostró que la vacuna acaba en el cerebro.
También es preocupante el hecho de que los investigadores hayan pedido que se realicen estudios para investigar cualquier relación entre las vacunas y la desmielinización aguda del SNC.
¿Cuál será la gravedad de los daños?
¿Cuánto tardarán en identificarse las lesiones cerebrales?
No tengo ni idea.
Tampoco nadie lo sabe.
En un experimento normal con un nuevo medicamento, los médicos investigarían y comprobarían todos los posibles problemas antes de liberarlo ampliamente.
Pero las vacunas covid-19 se están distribuyendo a miles de millones de personas sin que nadie tenga ni idea de lo que va a pasar.
Si te has vacunado, la primera certeza parece ser que la vacuna ARNm llegará a tu cerebro.
La segunda certeza es que cuantas más vacunas covid tengas, mayor es el peligro.
Sólo el tiempo dirá cuántas de sus células cerebrales morirán. Y los niños, por supuesto, serán más vulnerables porque lo son de todos modos y porque son susceptibles de vivir más tiempo.
Algunos expertos, asesores y reguladores le dirán que los riesgos son bajos. Pero, ¿cómo lo saben? ¿Y qué es pequeño? Nos dijeron que los problemas de coagulación de la sangre eran pequeños.
En mi opinión, ponerse una de estas vacunas es como tomarse una dosis enorme de LSD y esperar a ver qué pasa. Y espero que no acabes como Peter Green, por ejemplo.
Y recuerda que las vacunas contra el covid-19 no evitan que contraigas el covid-19 ni que lo transmitas. Según las directrices del NHS en el Reino Unido, se puede contraer o contagiar el covid-19 aunque se hayan recibido tres vacunas.
La decisión de vacunarse o no debe ser suya.
Pero los gobiernos quieren que estas vacunas sean obligatorias.
Y los médicos, que deberían avergonzarse de sí mismos, han sido sobornados para inyectar esta porquería a bebés y niños pequeños, que no pueden dar su consentimiento para participar en este experimento mengeliano.
Encontrarás enlaces con más información en mis sitios web: www.vernoncoleman.com y www.vernoncoleman.org
Si esta vacuna se administrara para una enfermedad mortal con una tasa de mortalidad del 50%, los riesgos podrían merecer la pena. Este no es el caso y no lo son.
Cualquiera que siga promoviendo y administrando la vacuna covid-19 debería ser considerado un criminal.
Vernon Coleman
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