Antes de desencadenar la operación Covid, los planificadores previeron las reacciones de la población, los lanzadores de alertas y los medios de comunicación independientes. De ahí que se hayan planteado seriamente cómo gestionar la información en las redes sociales y cómo amordazar la contrainformación difundida por los periodistas independientes en una auténtica guerra contra la información libre. El número de lanzadores de alertas censurados y prohibidos por Facebook, Youtube y Twitter es consecuencia de esta voluntad de que sólo prevalezca la propaganda difundida por los grandes medios de comunicación, cómplices de este crimen contra la humanidad.
Pero para entender quién se esconde realmente detrás de estos "planificadores", es imprescindible ver el vídeo de Pierre Hillard que aparece al final de este artículo, para comprender con precisión el cómo y el porqué de lo que es, sin duda, un acontecimiento dramático, de dimensiones bíblicas. Que no quepa duda, lo que nos han hecho vivir durante un año ha sido planeado durante mucho tiempo. La voluntad de someter a la humanidad, de reducirla drásticamente para mantener sólo a los que serán hechos esclavos al servicio de una minoría oligárquica, no es, por desgracia, un "delirio de conspirador", sino un hecho apoyado por numerosos elementos históricos que Pierre Hillard, uno de los más grandes intelectuales franceses, nos hace descubrir en este vídeo de inestimable valor.
¿Perseguir las "noticias falsas" y prohibir a los opositores a las vacunas? Según Robert F. Kennedy, todo esto se planificó durante el ejercicio epidémico Evento 201 organizado por Bill Gates.
Os propongo continuación, mi rápida traducción de un artículo de opinión de Robert F. Kennedy, de Children's Health Defense en Estados Unidos, reproducido por LifeSiteNews. Basándose en las grabaciones en línea del Evento 201 en el que Bill Gates y otros participaron en una simulación de una pandemia mortal de coronavirus... en octubre de 2019, señala que en ese momento se planteó sobre la necesidad de vigilar las redes sociales y bloquear a los críticos de las vacunas que podrían detener la pandemia.
Todo ello ofrece inquietantes similitudes con lo que ocurre hoy en día. - J.S.
En el transcurso de las dos últimas semanas, Facebook y otras webs de redes sociales me han vetado a mí y a muchos otros opositores a la corrupción oficial y a las políticas autoritarias de salud pública. Así que aquí hay algo para reflexionar para aquellos que tienen la extraña sensación de que la respuesta del gobierno y la industria a la pandemia parece haber sido planificada, incluso antes de que hubiera una pandemia.
El documento adjunto [transcripción en inglés de los debates Durante el Evento 201] muestra que una cábala de individuos poderosos ha comenzado efectivamente a planificar la expulsión masiva de los escépticos de las vacunas de las redes sociales ya en octubre de 2019, una o dos semanas antes de que COVID comenzara a circular. Fue en octubre cuando el fundador de Microsoft, Bill Gates, organizó un ejercicio de cuatro simulaciones teóricas de una pandemia mundial de coronavirus con otros peces gordos del "Estado profundo". El ejercicio fue bautizado Event 201.
Entre los co-conspiradores de Gates se encontraban representantes del Banco Mundial, el Foro Económico Mundial (Great Reset), del Bloomberg/Johns Hopkins University Populations Center, los Centers for Disease Control and Prevention, de varios medios de comunicación y del gobierno chino, un ex director de la Agencia Central de Inteligencia/Agencia Nacional de Seguridad (los "antiguos" agentes de la CIA no existen), el fabricante de vacunas Johnson & Johnson, sectores financieros y de bioseguridad, así como Edelman, la mayor empresa de relaciones públicas del mundo.
Bajo la dirección de Gates, estas eminencias actuaron como miembros de una junta de control de la pandemia, desarrollando estrategias gubernamentales para controlar la pandemia, la narrativa y la población. No hace falta decir que casi no se mencionó la puesta en marcha de sistemas inmunitarios, remedios preparados para ser empleados, o medicamentos y vitaminas terapéuticas no patentadas, pero hubo mucha para la adopción de nuevos medicamentos antivirales y vacunas patentables.
Pero los participantes se centraron en la planificación de estrategias de estado policial enfocadas sobre la industria y orientadas hacia el miedo para gestionar un contagio mundial imaginario por coronavirus que culminaría en una censura masiva de las redes sociales.
Curiosamente, Gates afirma ahora que la simulación nunca tuvo lugar. El 12 de abril de 2020, Gates declaraba a la BBC: "Ahora aquí estamos. No hemos simulado esto, no hemos hecho ejercicios prácticos, así que tanto para la política sanitaria como para la política económica, estamos en un territorio inexplorado".
Desgraciadamente para esa mentira, los vídeos del evento siguen estando disponibles en Internet. Muestran que Gates y su equipo sí simularon políticas sanitarias y económicas. Es difícil creer que Gates haya podido olvidar eso.
La epidemia de COVID simulada por Gates en el Evento 201 causó 65 millones de muertes al cabo de 18 meses y un colapso económico mundial que duró hasta una década. Así pues, en comparación con la simulación de Gates, la crisis real de COVID-19 ha fracasado un poco, ya que sólo ha provocado 2,5 millones de muertes "atribuidas al COVID" en los últimos 13 meses.
Las muertes "atribuidas al COVID" en la vida real son muy cuestionables, y deben considerarse en el contexto de una población mundial de 7.800 millones, con unos 59 millones de muertes previstas cada año. Las predicciones de un colapso económico de una década probablemente resulten más acertadas, pero solamente debidas al confinamiento draconiano promovido por Gates.
El escenario del evento 201 de Gates preveía importantes disturbios antivacunas desencadenados por publicaciones en Internet. La suposición universal y obstinada de sus participantes era que dicha crisis sería una oportunidad para promover nuevas vacunas y reforzar los controles del Estado, convertido en un Estado de vigilancia y censura.
El cuarto segmento del escenario -sobre la manipulación y el control de la opinión pública- es el más revelador. Es una predicción inquietante de la crisis actual de la democracia:
Los participantes debatieron sobre los mecanismos que permiten controlar la "desinformación" y las "informaciones incompletas y erróneas" mediante la "inundación" de los medios de comunicación de propaganda ("buena información"), imponiendo sanciones por la difusión de mentiras y desacreditando al movimiento antivacunas.
Jane Halton, del banco australiano ANZ, una de las autoras de la política represiva australiana "no jab, no pay", (sin vacuna, non hay salario) aseguró a los participantes que la Fundación Gates creó algoritmos "para cribar las informaciones de estas plataformas de redes sociales" con el fin de proteger al público de pensamientos e informaciones peligrosas.
George Gao, el director previsor del Centro Chino para el Control de Enfermedades, se preocupa de saber cómo suprimir los "rumores" según los cuales el virus habría sido fabricado en un laboratorio: "La gente cree que es un virus fabricado por el hombre... [y que una] empresa farmacéutica fabricó el virus".
Chen Huang, investigador de Apple, investigador de Google y principal experto mundial en tecnología de seguimiento y rastreo y reconocimiento facial, desempeña el papel de presentador de noticias que presenta las contramedidas del gobierno. Culpa de los disturbios a los activistas antivacunas y predice que Twitter y Facebook cooperarán para "identificar y eliminar un número preocupante de cuentas destinadas a difundir informaciones erróneas sobre la epidemia" y aplicar "cierres de Internet... para aliviar el pánico".
A la Dra. Tara Kirk Sell, investigadora principal Johns Hopkins Center for Health Security de la Bloomberg School of Health, le preocupa que se acuse a las empresas farmacéuticas de introducir el virus para poder ganar dinero con los medicamentos y las vacunas: "[Hemos] visto caer en picado la confianza del público en sus productos". Señala con preocupación que "el malestar, debido a los falsos rumores y los mensajes divisivos, aumenta y agrava la propagación de la enfermedad, ya que los niveles de confianza disminuyen y la gente deja de cooperar con los esfuerzos de respuesta". Se trata de un problema masivo, que amenaza a los gobiernos y a las instituciones de confianza".
Sell recuerda a sus colegas de ejercicio: "Sabemos que las redes sociales son ahora la principal vía de información de muchas personas, de manera que las interrupciones en estas plataformas podrían frenar la difusión de la desinformación."
Según la Sra. Sell, los gobiernos y los aliados de la industria disponen de muchos medios para lograr este objetivo: "Algunos gobiernos han tomado el control del acceso nacional a Internet. Otros censuran los sitios web y los contenidos de las redes sociales, y unos pocos de ellos han cerrado totalmente el acceso a Internet para evitar la difusión de desinformación. Se han establecido sanciones por difundir informaciones perjudiciales, incluidas las detenciones".
Matthew Harrington, director general de Edelman Public Relations, está de acuerdo en que las redes sociales deben entrar en filas para promover la política gubernamental: "También creo que estamos en un punto donde las plataformas de las redes sociales deben dar un paso adelante y reconocer que el momento de decir que son una plataforma tecnológica y no una emisora ha terminado. Deben participar realmente en la difusión de informaciones exactas y asociarse con las comunidades científicas y sanitarias para contrarrestar e incluso invadir la zona con informaciones exactas. Porque tratar de volver a poner al genio en la botella de la desinformación y la información errónea no es posible".
Stephen Redd, el "almirante" del servicio de salud pública, tiene la siniestra idea de que el gobierno debería explotar los datos de las redes sociales para identificar a las personas que tienen creencias negativas: "Creo que con las plataformas de las redes sociales hay una oportunidad para entender quién es sensible... a la desinformación, así que creo que hay una oportunidad para recolectar datos a partir de ese mecanismo de comunicación".
Adrian Thomas, de Johnson & Johnson, anuncia "importantes noticias para compartir de algunas de "nuestras empresas [farmacéuticas] miembros": estamos realizando ensayos clínicos sobre nuevos antirretrovirales y, de hecho, sobre las vacunas ¡vacunas!" Recomienda una estrategia para resolver los problemas de estas empresas cuando "se han extendido los rumores" según los cuales sus productos probados de manera deficiente "causan muertes y los pacientes ya no los quieren". Sugiere que "quizá estemos cometiendo el error de informar y contar todas las muertes e infecciones".
La ex subdirectora de la CIA, Avril Haines, dio a conocer una estrategia para "inundar la zona" con propaganda proveniente de "fuentes fiables", particularmente de "líderes comunitarios influyentes, así como los trabajadores de la salud." Advierte que "las falsas informaciones están empezando a obstaculizar nuestra capacidad para hacer frente a la pandemia, por lo que tenemos que ser capaces de responder rápidamente".
Matthew Harrington (director general de Edelman) observa que Internet, que en su día prometió la descentralización y la democratización de la información, debe ahora centralizarse: "Creo que, retomando un poco lo que acaba de decir Avril, del mismo modo que en conversaciones anteriores hemos hablado de la centralización en torno a la gestión de la información o a las necesidades de salud pública, es necesario que haya una respuesta centralizada en torno al enfoque de la comunicación que será después transmitida en cascada a los portavoces informados representados en las comunidades de ONG, los profesionales de la salud, etc. "
Tom Inglesby (experto en bioseguridad de la Johns Hopkins, asesor antele National Institutes of Health, del Pentágono y de la Homeland Securityl) está de acuerdo en que es necesario un control centralizado: "¿Quieres decir centralizado a nivel internacional?"
Matthew Harrington (Edelman) responde que el acceso a las informaciones debería estar "centralizado a nivel internacional, porque creo que tiene que haber un banco central de datos factuales y mensajes clave".
Hasti Taghi (asesor de medios de comunicación) resume: "El movimiento antivacunas fue muy fuerte y esto es algo que se ha difundido específicamente a través de las redes sociales. Mientras investigamos para desarrollar las vacunas adecuadas para evitar que esto continúe, ¿cómo podemos difundir las informaciones correctas? ¿Cómo comunicar las buenas informaciones para que el público tenga confianza en estas vacunas que creamos?"
Kevin McAleese, responsable de comunicaciones para los proyectos agrícolas financiados por Gates, observa: "Para mí está claro que los países tienen que trabajar duro para hacer frente tanto a la desinformación como a a las informaciones erróneas. Sabemos que las empresas de redes sociales trabajan día y noche para combatir estas campañas de desinformación. La tarea de identificar a todos los malos actores es enorme. Es un problema enorme que nos impedirá detener la pandemia y podría incluso provocar la caída de gobiernos, como vimos en la Primavera Árabe. Si la solución es controlar y reducir el acceso a la información, creo que es la opción correcta".
Tom Inglesby, director del Johns Hopkins Center for Health Security de Bloomberg, comparte esta opinión y se pregunta: si "en este caso, ¿crees que los gobiernos han llegado al punto de tener que exigir a las empresas de redes sociales que operen de una determinada manera?"
Lavan Thiru, ministro de Finanzas de Singapur, sugiere que el gobierno podría dar ejemplo entre los disidentes tomando "medidas gubernamentales o coercitivas contra las noticias falsas". "Para algunos de nosotros, esta nueva reglamentación se ha puesto en marcha sobre la forma de cómo tratamos las noticias falsas. Este puede ser el momento para nosotros de presentar algunos casos en los que somos capaces de resaltar a algunos malos actores y dejar que los tribunales decidan si efectivamente han difundido noticias falsas."
Lea la transcripción adjunta para ver cómo Gates y su aparato gubernamental, farmacéutico y de inteligencia telegrafiaron sus planes para censurar y controlar los medios de comunicación durante la pandemia. En otra inquietante coincidencia, el COVID-19 comenzó a circular entre la población mundial pocos días después de la reunión de Gates.
Lea la transcripción adjunta para ver cómo Gates y su aparato gubernamental, farmacéutico y de inteligencia telegrafiaron sus planes para censurar y controlar los medios de comunicación durante la pandemia. En otra inquietante coincidencia, el COVID-19 comenzó a circular entre la población mundial pocos días después de la reunión de Gates.
Fuente: Le blog de jeanne Smits
Nota de la redacción.: En nuestra opinión, la verdadera pandemia empezará el próximo otoño, cuando un número importante de personas serán vacunadas. Estas personas vacunadas serán, según Michael Yeadon, ex vicepresidente de Pfizer y que ahora colabora con los abogados internacionales como Robert F. Kennedy y Reiner Fuellmich, los "verdaderos contaminantes" que transformarán la actual pandemia imaginaria en una pandemia mortal real. Y esto es lo que permitirá a los gobiernos cómplices decretar la vacunación obligatoria, el confinamiento en los covidarium o la prisión para los recalcitrantes. Lo peor está por llegar. Y a menos que haya una movilización masiva para poner fin a este crimen contra la humanidad, esta será la probable realidad de los próximos meses.
Video: ¿Quiénes son los planificadores del caos?
Video: Bill Gates alega que nunca asistió al Evento201 que ha organizado
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