De nada ha servido al príncipe Sultan ben Khalid ben Sultán Al Saoud librarse de ser zarandeado, derribado, mandado al suelo y esposado, después de haber menospreciado al policía de tráfico que estaba tomando los datos de su coche. Ni su Ferrari de color rojo, ni su estilo de vida occidental, ni la sumisión de su familia a la cábala talmudista internacional han impedido que no sea llevado en un coche policial para prestar declaración.
Un “príncipe” saudí zarandeado, inmovilizado y esposado
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