Polémia
Durante varias décadas, las democracias liberales europeas han experimentado una creciente paradoja: si bien se presentan como garantes de las libertades públicas, multiplican las medidas regulatorias que restringen, controlan y regulan el comportamiento individual. Estas medidas nunca se presentan como lo que son —restricciones adicionales—, sino que se justifican sistemáticamente en nombre de principios superiores: la salud pública, la seguridad, la lucha contra el odio, la solidaridad, la protección del medio ambiente o la de los menores.
Este modo de gobierno corresponde a lo que Tocqueville llamó un «despotismo blando» 1, o a la biopolítica analizada por Foucault 2 : una gestión política de la vida y el comportamiento. Otros autores contemporáneos, como Philip Rieff 3 o Paul Gottfried 4 , hablan de un Estado terapéutico : un poder que pretende curar a la sociedad de sus patologías.
Un modo de legitimación por virtud
La mecánica es constante:
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Se introduce una restricción (prohibición, impuesto, obligación, vigilancia).
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Se justifica por un valor moral consensuado (salvar vidas, proteger a los niños, defender el planeta, acoger a los refugiados).
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Se fortalece el poder político y se neutraliza la protesta.
Este recurso constante a la virtud para justificar la ampliación de la esfera normativa explica la dificultad de criticar estas medidas sin parecer "irresponsables", "insensibles" o "extremistas".
Ejemplos nacionales
Francia
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Límite de velocidad de 80 km/h (2018): justificado por un imperativo de seguridad vial, condujo a una mayor red de radares y a un aumento de las multas. La disminución de la mortalidad fue marginal, comparable a las tendencias preexistentes. 5 Por otro lado, contribuyó a alimentar el resentimiento en las zonas rurales y a catalizar el movimiento de los chalecos amarillos.
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Ley Avia (2020): Presentada como una lucha contra el odio en línea, exigía la eliminación del contenido denunciado en un plazo de 24 horas. El Consejo Constitucional la censuró por vulnerar desproporcionadamente la libertad de expresión..
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Pases de salud y vacunación (2021-2022): instrumentos de control social justificados por la salud pública, que han condicionado el acceso a la vida social y dividido a la sociedad en ciudadanos "buenos" y "malos". Informes oficiales europeos destacan que el certificado COVID ha facilitado la libre circulación y fomentado la vacunación, pero sus efectos directos sobre la transmisión siguen siendo objeto de amplio debate 7 .
Seguridad vial: un ejemplo claro
- En 2018, se registraron 3248 fallecimientos en las carreteras francesas (Francia metropolitana y ultramar). Según el INSEE, en 2023 se registrarán 3167 fallecimientos (Francia metropolitana y ultramar).
- A modo de comparación, para 2025, el proyecto de ley de finanzas prevé que los ingresos de la cuenta de asignación especial (CAS) "Radares" ascenderán a 1.860 millones de euros (un aumento del 12,3% en AE/CP en comparación con 2024).
- Un artículo de La Dépêche (19/01/2025) anuncia que, en 2025, se prevén ingresos superiores a 2000 millones de euros por todas las infracciones de tráfico. Según el mismo artículo, en 2023, los ingresos procedentes de los radares automáticos (multas fijas + aumento de las multas) ascendieron a aproximadamente 967 millones de euros (747 millones de euros en multas fijas + más de 220 millones de euros en aumento de las multas).
- El número de víctimas mortales bajó de 3.248 en 2018 a 3.167 en 2023, con fluctuaciones intermedias, pero el aumento de los ingresos no coincidió con una caída dramática de la mortalidad.
Si la aplicación de las normas de tráfico funcionara mejor que la infraestructura o la educación, esperaríamos un efecto más pronunciado. Esto sugiere que las multas y los radares de velocidad se han convertido en una fuente de ingresos en lugar de una herramienta principal para reducir las muertes (o al menos, que no son suficientes por sí solos).
Reino Unido
- Ley de Seguridad en Línea (2023): Con el objetivo de proteger a la infancia, exige a las plataformas combatir mejor el contenido ilegal y ofrecer a los menores mayores garantías. Las críticas se centran en la posibilidad, mediante avisos de Ofcom, de obligar a los servicios de cifrado a implementar sistemas de detección, lo que pone en duda la protección del cifrado de extremo a extremo 8 .
Prevent Duty (desde 2015): obliga a los docentes y trabajadores sociales a denunciar cualquier sospecha de radicalización. Numerosos casos absurdos han mostrado las derivas de tal dispositivo (por ej. un niño de cuatro años sospechoso después de haber pronunciado mal «cucumber», entendido como «cooker bomb»). (pepino», entendido como «bomba de cocina») 9 .
Bélgica
- Impuesto a las bebidas gaseosas (2016): destinado a combatir la obesidad infantil, tuvo un impacto prácticamente nulo en el consumo, pero sí un claro impacto presupuestario, afectando especialmente a los hogares con bajos ingresos 10 . Cabe destacar que entró en vigor en Francia en 2012 y en el Reino Unido en 2024.
- Planes contra la desinformación (2020–): establecidos para proteger la democracia, confían a los verificadores de hechos la tarea de arbitrar entre la verdad y la falsedad, con evidentes riesgos de sesgo y de reducción del debate público.
Suiza
- Ley Federal de Medidas Policiales para Combatir el Terrorismo (2021): permite citaciones y restricciones de viaje por la mera sospecha de radicalización, sin orden judicial. Amnistía Internacional ha denunciado esto como un grave atentado contra el Estado de derecho.
- Prohibición de la publicidad del tabaco (2022): justificada por la protección de los menores, debilita la economía cultural y publicitaria, sin efecto demostrado sobre el tabaquismo en general.
- Control de Chat (propuesto en 2022 por la Comisión Europea, aún en debate para su implementación en octubre de 2025): en su versión completa, el "Reglamento por el que se establecen normas para prevenir y combatir el abuso sexual infantil", presentado como una herramienta para combatir la pornografía infantil, exigiría a los servicios de mensajería escanear las comunicaciones privadas. Las asociaciones de libertad digital lo consideran una legalización de la vigilancia masiva 12 . Este tema es actualmente objeto de un intenso debate.
- Directiva sobre derechos de autor (2019/790): impone a los autores obligaciones de “máximo esfuerzo” que, en la práctica, conducen al uso de filtros automáticos, provocando una censura preventiva y reforzando el dominio de los GAFAM 13 .
- Pacto Verde Europeo (2019): presentado como una solución a la crisis climática, prevé la prohibición de los motores térmicos en 2035. Varios think tanks temen la desindustrialización europea ante la competencia china 14 .
Estos excesos no son accidentales. Se derivan de un cambio estructural: la pérdida de soberanía externa de los Estados europeos. Moneda, comercio, diplomacia, defensa, fronteras: los poderes soberanos se han transferido a organismos supranacionales (Unión Europea, BCE, OTAN). Los gobiernos nacionales, privados de palancas estratégicas, buscan justificar su existencia mediante una hipernormatividad interna.
Cuanto menos soberano es un Estado, más quisquilloso se vuelve: su impotencia en el escenario internacional lo compensa aumentando el control sobre el comportamiento privado. Esta disminución de la soberanía externa va acompañada de una expansión de las restricciones internas, dando lugar a una forma de totalitarismo blando, donde la libertad se ve constantemente suspendida en nombre de motivos virtuosos.
A primera vista, el "despotismo blando" parece dominio exclusivo de la izquierda. De hecho, es la izquierda la que ha defendido la moral pública y el progresismo universal. En nombre de la igualdad, la inclusión, la lucha contra la discriminación y la salvación ecológica, ha multiplicado los textos que regulan, vigilan y corrigen la conducta ciudadana. La izquierda, heredera de un mesianismo político que antaño buscaba "liberar a la humanidad", ha transformado gradualmente el estado de bienestar protector en un estado guardián intrusivo, encargado no solo de redistribuir la riqueza, sino también de corregir comportamientos, disciplinar hábitos e incluso censurar opiniones. En esta lógica, cualquier protesta se vuelve sospechosa: oponerse a la norma es inmediatamente parecer retrógrado, reaccionario o inmoral.
Sin embargo, sería reductivo limitar esta falla solo a la izquierda. La derecha, también, cuando se vuelve gerencial o se centra en la seguridad, extiende esta lógica de restricción, y no solo por seguir el liderazgo. Donde la izquierda invoca igualdad y salud pública, la derecha reivindica orden, estabilidad y seguridad nacional. Ambas convergen en el mismo resultado: una proliferación de normas que, bajo diferentes apariencias, sofocan a la sociedad civil. En cuanto a la Unión Europea, encarna este consenso interpartidista: sus principales iniciativas —desde el Pacto Verde hasta la Ley de Servicios Digitales— demuestran un poder normativo que trasciende las divisiones partidistas.
En verdad, el despotismo blando no es monopolio de un bando, sino el síntoma de todo un régimen: el de las democracias liberales posmodernas, donde la virtud proclamada justifica indistintamente, tanto a la izquierda como a la derecha, la continua expansión del control.
Otro ámbito donde este mecanismo está evidentemente presente es la inmigración. Los gobiernos europeos invocan constantemente virtudes humanitarias: acoger a refugiados, rescatar a migrantes y practicar la solidaridad internacional. Estas justificaciones morales, innegables en el discurso oficial, sirven de legitimación para políticas migratorias generosas.
Sin embargo, los efectos concretos de esta inmigración masiva se caracterizan por un aumento de la delincuencia y el riesgo de terrorismo en las sociedades de acogida . 15 Allí donde los flujos han sido más intensos (Francia, Bélgica, Alemania, Reino Unido), los servicios de seguridad se movilizan en una lógica de excepción permanente, con una vigilancia generalizada de los espacios públicos. Por el contrario, los países que han rechazado la inmigración extraeuropea (Polonia, Hungría) ciertamente experimentan problemas sociales endógenos, pero se libran del terrorismo islamista y de una explosión comparable de la delincuencia callejera.
La paradoja es clara: en nombre de la virtud humanitaria, Europa ha abierto sus fronteras, pero esta apertura está provocando un aumento de la seguridad. Cámaras, drones y tecnologías de reconocimiento facial se están desplegando masivamente, afectando a todos los ciudadanos indiscriminadamente, mucho más allá de los grupos criminales inicialmente atacados.
De este modo, la virtud proclamada –la generosidad hacia los inmigrantes– se transforma en un resultado concreto: el fortalecimiento del control social sobre todos los europeos.
Este modo de gobierno puede resumirse como una política de hipocresía virtuosa: en lugar de aceptar su creciente impotencia en los ámbitos de la soberanía, los Estados la compensan multiplicando leyes intrusivas en la vida cotidiana. El ciudadano se ve así rodeado por un Estado que ya no sabe cómo proyectar su poder al exterior, pero que se esfuerza por regular sus acciones más cotidianas.
El "despotismo blando" no necesita brutalidad: se ejerce en nombre de la salud, la seguridad, la igualdad, el medio ambiente y, ahora, la solidaridad humanitaria. Florece en una extraña alquimia: por un lado, la impotencia de los Estados que han perdido sus palancas de soberanía; por otro, un frenesí normativo que se abate sobre la vida privada de los ciudadanos. La debilidad externa y la intrusión interna se complementan, alimentando la ilusión de un poder protector que, en realidad, solo es un poder quisquilloso: su fuerza reside en que disfraza la coacción de virtud. Pero al hacerlo, este despotismo revela la deriva totalitaria de las democracias liberales posmodernas, que sacrifican la libertad para enmascarar su propia impotencia.
Hay un fenómeno recurrente en la historia política: cuanto más frágil o ilegítimo es un régimen, más tiende a justificarse mediante discursos morales. Las dictaduras africanas u orientales del siglo XXofrecen un crudo ejemplo de ello: cuántas «repúblicas democráticas», «movimientos de liberación» o «consejos populares» eran, tras estos pomposos nombres, meros regímenes autoritarios o depredadores, a menudo sangrientos.
Las democracias liberales contemporáneas, sin adoptar sus formas brutales, recurren a una lógica comparable. Cuantas más restricciones imponen, más invocan la virtud. Cuanto más vulneran las libertades, más afirman proteger la salud, la igualdad, el medio ambiente o la seguridad. Esta escalada moral funciona como una cortina de humo: sirve para enmascarar la continua expansión de la esfera normativa y neutralizar cualquier protesta, descalificándola de antemano como inmoral o criminal.
El primer deber de una fuerza política innovadora o disidente sería, por lo tanto, identificar el problema, desenmascarar esta lógica hipócrita que disfraza la restricción con la virtud. El segundo, sujeto a la conquista del poder, es restablecer una autoridad clara en la cima, centrada en funciones soberanas: defender las fronteras, administrar justicia, garantizar la seguridad exterior y la diplomacia. Finalmente, el tercero es revivir libertades concretas en la base, en la vida cotidiana: libertad de expresión, respeto a la privacidad, autonomía de las comunidades locales.
La máxima de Charles Maurras — «autoridad arriba, libertades abajo» — conserva aquí toda su fuerza. Pero no puede quedarse en una simple fórmula. Debe convertirse en el marco de un proyecto institucional y cultural, realista y liberador, capaz de romper con la infantilización permanente y devolver a los ciudadanos la dignidad de hombres libres.
Yves Lejeune
- Bibliografía (selección)
Alexis de Tocqueville, De la démocratie en Amérique, t. II, Paris : Gallimard, coll. « Quarto », 1992 [1840]. - Michel Foucault, Naissance de la biopolitique. Cours au Collège de France (1978-1979), Paris : Seuil/Gallimard, 2004.
- Philip Rieff, The Triumph of the Therapeutic: Uses of Faith after Freud, Chicago : University of Chicago Press, 1987 [1966].
- Paul E. Gottfried, After Liberalism: Mass Democracy in the Managerial State, Princeton : Princeton University Press, 1999.
- Cour des comptes, La politique publique de sécurité routière, Rapport public thématique, 1erjuillet 2021.
- Conseil constitutionnel (France), Décision n° 2020-801 DC du 18 juin 2020.
- Commission européenne, Report on the EU Digital COVID Certificate, COM(2022) 123 ; rapport au titre de l’art. 16(3), déc. 2022.
- Ofcom (UK), Online Safety Act 2023: overview, 2023.
- BBC News, “Radicalisation fear over cucumber drawing by boy, 4”, 2016.
- Test-Achats (Belgique), Taxe sodas : des bénéfices pour l’État, pas pour la santé, 2019.
- Amnesty International Suisse, Loi fédérale sur les mesures policières de lutte contre le terrorisme, position publique, 2021.
- Commission européenne, Proposal for a regulation laying down rules to prevent and combat child sexual abuse, COM(2022) 209 final ; EDRi, Analysis of the CSA Regulation, 2023.
- Directive (UE) 2019/790, Droit d’auteur dans le marché unique numérique, JO L 130, 17 mai 2019.
- Bruegel, Re-energising Europe’s global green reach, Policy Contribution, 2024.
- Europol, European Union Terrorism Situation and Trend Report (TE-SAT), 2024 ; INSEE (France), Insécurité et délinquance (2019) ; Bundeskriminalamt, Polizeiliche Kriminalstatistik 2023.
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