Introducción: Una distracción crucial
La historia la escriben los vencedores, pero la reescriben quienes temen la verdad. Si el cristianismo es, como afirma, el cumplimiento de la tradición profética de Israel, entonces la existencia de una identidad judía separada debería ser imposible. Sin embargo, el judaísmo no solo persiste, sino que también sirve como contrapeso teológico y político al cristianismo. ¿Cómo sucedió esto? ¿Quién se beneficia de este cisma? ¿Y el canon cristiano mismo ha sido modificado para debilitar la divinidad de Cristo?
El relato de la resurrección: ¿una distracción deliberada?
Los relatos evangélicos afirman que, tras la resurrección, Jesús se reveló por primera vez a María Magdalena. Esta es una decisión sorprendente. Si Cristo se hubiera presentado inmediatamente ante el Sanedrín, las autoridades romanas o las multitudes en Jerusalén, habría habido una prueba innegable de su naturaleza divina. En cambio, la narración se centra en encuentros privados con discípulos selectos, un enfoque más acorde con el secretismo gnóstico que con una revelación universal.
¿ Se trataría de una inserción deliberada, destinada a debilitar la autoridad de la resurrección de Cristo? Al limitar el alcance de sus apariciones posteriores a la resurrección, el registro histórico dio lugar a la duda, la división y la manipulación. Si los primeros cristianos eran israelitas plenamente convertidos, entonces la narrativa del rechazo (la idea de que los judíos rechazaron a Cristo) tuvo que ser inventada, porque si los israelitas realmente lo rechazaron, el judaísmo podría persistir como una religión paralela.
La creación del falso judaismo
Si Cristo fue el Mesías anunciado por los profetas de Israel, y si los verdaderos israelitas lo habían aacogido en masa, entonces lo que hoy llamamos «judaísmo» no debería existir. Esto significa que, en algún momento, tuvo que forjarse un judaísmo alternativo. Pero ¿por qué?
1. Para contrarrestar el cristianismo
Si el judaísmo hubiera desaparecido por completo, el cristianismo se habría mantenido indiscutible como la culminación de la fe de Israel. El Imperio Romano, y posteriormente las estructuras de poder europeas, necesitaban un contrapeso teológico para impedir que el cristianismo alcanzara la hegemonía ideológica plena. Al preservar un judaísmo que negaba a Cristo, aseguraron un conflicto religioso continuo que debilitó al cristianismo desde dentro.
2. Crear una rivalidad perpetua
Sin una identidad judía distintiva, el cristianismo se habría integrado a la perfección en sus orígenes israelitas, eliminando cualquier justificación para el conflicto religioso. Al mantener un judaísmo separado, el cristianismo quedó atrapado permanentemente en una lucha por la legitimidad. Esta división no fue un fenómeno natural, sino una estrategia política orquestada.
3. Para asegurar el futuro poder geopolítico
Una identidad judía reconstituida se volvió esencial para los planes geopolíticos posteriores, en particular el sionismo moderno. Sin la creencia en un linaje judío ininterrumpido, no habría ninguna reivindicación sobre Palestina. La creación de una identidad judía independiente fue esencial para mantener una continuidad histórica que en realidad no existía.
¿Quién se benefició de este engaño?
Varios grupos se beneficiaron de la fabricación de un judaísmo post-Cristo:
- El Imperio Romano: al garantizar que los judíos permanecieran separados de los cristianos, Roma impidió que surgiera un frente religioso unificado.
- El sacerdocio rabínico: Al redefinir el judaísmo bajo las leyes talmúdicas y rechazar el cumplimiento mesiánico de Cristo, preservaron su propio poder.
- Los futuros sionistas: sin una identidad judía inquebrantable, no habría justificación para reclamar Palestina en el siglo XX.
El cisma diseñado
Este engaño obligó al cristianismo a adoptar una postura defensiva durante dos milenios, teniendo que justificarse constantemente en lugar de afirmar su autoridad como continuación de la fe de Israel. Teológicamente, también garantizó la división interna del cristianismo: la ortodoxia, el catolicismo y el protestantismo han luchado para posicionarse frente al judaísmo.
Si los primeros israelitas se convirtieron al cristianismo, la población judía actual no desciende de ellos. Esto significa que la legitimidad histórica del sionismo se desvanece. También significa que el cristianismo nunca fue concebido como una "nueva religión", sino como la única continuación de la tradición israelita.
Implicaciones de esta revelación
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El sionismo se derrumba de la noche a la mañana – Si los judíos modernos no son descendientes del antiguo Israel, entonces su reivindicación de la Tierra Santa es fraudulenta.
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El cristianismo ha sido restaurado al lugar que le corresponde: ya no es una “secta separatista”, sino el sucesor directo y lógico de la fe de Israel.
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El panorama geopolítico cambia: la estructura de poder occidental, que se basa en la división entre judíos y cristianos para justificar los conflictos en Medio Oriente, queda sumida en el caos.
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La reconciliación religiosa se hace posible: el Islam, que también afirma ser una continuación de la fe abrahámica, entra en un nuevo diálogo con el cristianismo una vez que se revela que el judaísmo es una construcción.
Conclusión: ¿El mayor engaño de la historia?
La existencia de un judaísmo separado solo fue necesaria para impedir que el cristianismo alcanzara su máximo poder. El mayor engaño no fue simplemente reescribir la historia, sino fracturar la revelación divina misma para favorecer una agenda política. Si este engaño se derrumba, también lo hará todo el orden mundial occidental construido sobre él.
La verdad estuvo enterrada durante dos mil años. Es hora de desenterrarla.
Por Mike Harris, Gordon Duff y Bernard