Todo el griterío frenético sobre las manifestaciones propalestinas en las universidades en los últimos días muestran claramente que nuestra civilización es tan retorcida y demente que considera oponerse al genocidio es mucho peor que cometerlo. Lo cual es lo más retrógrado que puede llegar a ser una sociedad.
En serio, intentemos imaginar una civilización más retorcida y desequilibrada que una que esté más indignada por quienes protestan contra las atrocidades genocidas que por quienes las cometen. ¿Una civilización donde la gente se ponga lo pantalones en la cabeza y camina hacia atrás todo el día? Eso sería menos loco. ¿Una civilización donde los perros son los amos de los hombres y donde los niños van a trabajar mientras los padres van a la escuela? Aún sería menos loco.
Es lo más malo que puede haber en este mundo. De hecho, es difícil imaginar cómo se puede hacer algo peor. Si crees que las masacres diarias de civiles inocentes son normales y aceptables, y consideras que cualquier oposición a esta práctica es una abominación monstruosa y diabólica, entonces estás tan perturbado y ciego a la realidad como cualquier otro loco de la ciudad. Quizás incluso peor.
Considerar que las masacres militares masivas sin parar son morales y que oponerse a ellas es inmoral es vivir en un universo moral mental que se ha puesto patas arriba. Es habitar en un túnel de realidad que se ha divorciado completamente de la realidad. Pero ese es el tipo de visión del mundo dominante que la clase política-mediática de esta sociedad está trabajando para adoctrinarnos día tras día durante toda nuestra vida.
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https://twitter.com/briebriejoy/status/1782936886522032359
Acabo de ver un Tweet de la comentarista Briahna Joy Gray diciendo que encontrar en el New York Times la más mínima mención de los cientos de Palestinos en fosas comunes que se están descubriendo en Gaza, tuvo que desplazarse por no menos de cuatro artículos sobre protestas pro palestinas en campus universitarios, incluidos dos artículos de opinión que critican a los manifestantes.
¿Qué clase de perversidad, qué clase de retorcida distopía es esta, que la gente obtenga información y se forme opiniones a partir de estos medios de comunicación? Toda nuestra civilización está saturada de propaganda que distorsiona la realidad como ésta, y está volviendo loco a la gente. Nuestras brújulas morales se han girado 180 grados con respecto a nuestro verdadero norte y nuestros sensores internos están sintonizados con frecuencias estáticas y confusas.
Así de locos necesitan que estemos para seguir apoyando un imperio que abarca todo el mundo que literalmente no puede existir sin violencia y tiranía sin parar. Necesitan que pensemos que lo alto es lo bajo y lo negro es blanco. Necesitan que no solo seamos incapaces de diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, sino que realmente creamos que lo incorrecto es correcto y lo correcto es incorrecto. Así que golpean nuestra conciencia colectiva día tras día con operaciones psicológicas extremadamente agresivas en forma de propaganda de los medios de comunicación para garantizar que nuestras entrañas estén revueltas lo suficiente como para consentir la cantidad de depravación necesaria para que nuestros gobernantes continúen dominando este planeta.
Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido considerar normal, como dijo Aaron Bushnell momentos antes de prenderse fuego para protestar por el genocidio en Gaza. Una sociedad donde las fosas comunes reciben menos atención mediática que los manifestantes en las universidades. Una sociedad donde los políticos se centran en poner fin a las protestas pro-palestinas en los campus universitarios en lugar del asalto asesino de Israel a un enclave cercado y lleno de niños. Una sociedad donde intentar detener el genocidio se considera un crimen y cometerlo se considera un acto honorable.