La enfermedad de Alzheimer es uno de los mayores enemigos médicos de la humanidad. Es una enfermedad de deterioro mental que destruye gradualmente las facultades cognitivas de la persona, su capacidad de reconocer a sus seres queridos, sus recuerdos y, en última instancia, su vida. Los científicos llevan años intentando encontrar una causa y un tratamiento definitivos. Pero ahora hay serias alegaciones de que los últimos 20 años de investigación se han basado en un estudio que utilizó datos fabricados, según un nuevo informe en Science.
Se trata de un golpe devastador para la investigación del Alzheimer en todo el mundo, por no hablar de las personas que la sufren o de sus familias. El estudio en cuestión, publicado en la revista Nature en 2006 y cuyo autor principal fue Sylvain Lesné, examinó ratones de edad avanzada con problemas de memoria y concluyó que "los déficits de memoria en ratones de mediana edad" estaban causados por la acumulación de grupos de una proteína amiloide específica, la AB*56. Al parecer, confirmó una teoría en auge en la década de 2000 según la cual los "oligómeros tóxicos" -un subtipo de la proteína amiloide- eran la causa de la enfermedad de Alzheimer.
Desde su publicación, el estudio se ha convertido en uno de los más citados en la investigación sobre el Alzheimer de este siglo, según Science. Se han invertido miles de millones de dólares en la búsqueda de tratamientos basados en la hipótesis del "oligómero tóxico". Sólo durante este año fiscal, informa Science, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) han invertido la asombrosa cifra de 1.600 millones de dólares en proyectos sobre el Alzheimer que mencionan los amiloides.
Esta adhesión generalizada a la teoría no está exenta de críticas. Ahí es donde entra el investigador que puede haber destapado este enorme escándalo médico: Matthew Schrag, neurocientífico de la Universidad de Vanderbilt. Los abogados contrataron a Schrag para que determinara si el Simulfilam -un medicamento contra el Alzheimer cuyo desarrollador, Cassava Sciences, afirma que puede tratar los síntomas atacando la supuesta y problemática proteína amiloide- se basaba en una investigación que los abogados califican de "fraudulenta" en una petición legal...
Esto condujo a Schrag a investigar sobre el influyente estudio que estaba en el centro de todo esto. Tras examinar detenidamente éste y otros trabajos sobre la enfermedad de Alzheimer escritos por Lesné, Schrag afirma haber confirmado las sospechas planteadas por otros científicos de que los datos presentados bajo forma de imágenes de manchas en las bandas que representan las proteínas estaban falsificadas. Según él, manipulando y duplicando las manchas, es posible mostrar falsamente la presencia de una proteína. En el caso del estudio influyente, las manchas falsificadas parecían mostrar que la problemática proteína amiloide AB*56 estaba presente. Pero si Schrag está en lo cierto, este innovador descubrimiento no es más que el resultado de datos manipulados.
Aunque Schrag no puede afirmar rotundamente que se trata de un caso de fraude, las pruebas son sustancialmente inquietantes.
"Me centro en lo que podemos ver en las imágenes publicadas, y las describo como señales de alarma, no como conclusiones definitivas", ha declarado Schrag a Science. "Los datos deberían hablar por sí mismos."
Pero no te conformes con la palabra de Schrag. Science contrató a varios expertos y llevó a cabo una investigación de seis meses para dar seguimiento a los hallazgos de Schrag, y sus conclusiones fueron igualmente condenatorias: descubrieron que el influyente estudio y más de 70 otros escritos por Lesné son ahora sospechosos, siendo algunos casos de manipulación de imágenes "escandalosamente flagrantes", según un experto del informe.
Ni siquiera es seguro que la proteína AB*56 exista, incluso para los defensores de la hipótesis del oligómero tóxico que el artículo de Lesné pretende demostrar.
"En la ciencia, una vez que se publican los datos, si no se pueden replicar fácilmente, existe una preocupación real de que no sean correctos o verdaderos", dijo a Science Dennis Selkoe, uno de los principales defensores de la hipótesis del oligómero tóxico.
Selkoe está de acuerdo con las conclusiones de Schrag en que algunos de los datos del artículo de Lesné parecen haber sido manipulados. "Hay muy pocas pruebas claras de que la proteína AB*56 exista o, si existe, de que se correlacione de forma reproducible con las características de la enfermedad de Alzheimer, incluso en modelos animales".
Lesné no ha respondido a las peticiones de Science para que haga comentarios o aporte más información científica.
Desde luego, no es la primera controversia que surge en la investigación sobre el Alzheimer. El año pasado, la FDA aprobó de forma controvertida el aducanumab, o Aduhelm, a pesar de las furiosas protestas internas y la falta de pruebas de la eficacia del medicamento.
Es una píldora difícil de tragar. Con 5,8 millones de estadounidenses que padecen la enfermedad de Alzheimer -una cifra que se prevé que se triplique hasta los 14 millones en 2060, según los CDC-, la encuesta podría suponer un desastroso retroceso en todos los sentidos: en vidas humanas, dinero y tiempo.