¡El GAFAM! Estas cinco letras resuenan como una melodía embriagadora en nuestra vida diaria. Se podría pensar que representan el brillante futuro de la tecnología y la innovación, pero seamos francos: son más bien los constructores de un Nuevo Orden Mundial donde el control es la piedra angular. Junto a BlackRock, que se mueve en las sombras con la habilidad de un ilusionista, GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft) desempeñan un papel fundamental en la creación de esta gigantesca telaraña.
Estos titanes digitales no están aquí para abrazar a la humanidad; no, su misión es mucho más pragmática: aspiran a digerir todos los aspectos de nuestra existencia. Desde nuestros hábitos de consumo hasta nuestras preferencias políticas, todo se vuelve material de explotación, transformando nuestras vidas en una mercancía que puede monetizarse. Así que abróchate el cinturón, porque vamos a explorar cómo estos gigantes tecnológicos se están transformando en verdaderas armas de control total, dando forma al mundo como mejor les parezca, mientras nos hacen creer que todavía tenemos una pizca de libre albedrío. ¡Prepárate, el espectáculo apenas comienza!
GAFAM, con sus recursos ilimitados y su control de la tecnología de la información, estas empresas tienen las claves de la vigilancia global. Gracias a su omnipresencia en nuestras vidas, controlan no sólo el acceso a la información, sino también los datos personales de miles de millones de personas. Estos datos se utilizan para influir, manipular y, en última instancia, controlar las opiniones públicas y las decisiones políticas.
Ah, los GAFAM ... Estos gigantes digitales que, no contentos con dominar el mercado tecnológico, se han convertido en los constructores invisibles del futuro totalitario que se perfila. Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft son el quinteto infernal que poco a poco está transformando nuestra realidad en un inmenso panóptico digital, un mundo donde cada gesto, cada pensamiento, cada sueño es cuidadosamente monitorizado, catalogado y monetizado para servir a sus ambiciones... y los de sus camaradas globalistas.
Con sus recursos ilimitados, estos gigantes ya controlan todos los flujos de información. ¿Crees que eres libre de buscar lo que quieras en Internet? ¡Pobre ingenuo! Lo que ves, lo que lees, lo que aprendes, todo está cuidadosamente filtrado, manipulado y regurgitado por algoritmos diseñados por Google y sus compinches para moldear tus opiniones, influir en tus decisiones y, en última instancia, dirigir tus pensamientos. GAFAM no son sólo empresas; son los nuevos dioses, omnipresentes y omniscientes, que dictan las creencias y el comportamiento de miles de millones de personas hipnotizadas por sus teléfonos inteligentes.
Y luego están los datos personales. ¡Ah, los datos, este petróleo del siglo XXI! Ya no es sólo lo que compras, adónde viajas, sino también lo que piensas, lo que sientes, lo que deseas. Cada búsqueda en Google, cada me gusta en Facebook, cada compra en Amazon es una pieza del rompecabezas que estas empresas arman para crear una imagen completa y aterradora de quién eres. Y créanme, no es para brindarte una mejor experiencia de usuario. No, es para controlarte mejor, para vender tus opciones a quienes tienen las riendas del poder.
Saben todo sobre ti y eso les divierte. ¿Crees que tienes una vida privada? No, todo esto es sólo una ilusión deliciosamente mantenida. Eres una rata en un laberinto digital, y ellos, los GAFAM, tienen el mapa del laberinto y lo hacen evolucionar gracias a esta IA llamada ChatGpt, y de la que "Wiki-mossad" fue el comienzo. Giras a la izquierda, giras a la derecha, pero al final siempre llegas al lugar que tenían planeado para ti. Y si, por desgracia, te atreves a desviarte del camino establecido, si se te ocurre la absurda idea de pensar por ti mismo, pues no te preocupes: ellos sabrán ponerte de nuevo en el camino correcto.
Pero la tecnocracia de GAFAM no se limita a la vigilancia. No, eso sería demasiado simple. No basta con saber lo que estás haciendo. También necesitan controlar lo que usted puede hacer. Con la digitalización forzada de las sociedades, cada transacción financiera, cada interacción social, cada aspecto de la vida humana ahora estánn encerrados en un ecosistema digital que controlan completamente.
¿Quieres pagar tus compras? Mejor tener una cuenta en Amazon. ¿Estás buscando trabajo? Es mejor estar en LinkedIn, propiedad de Microsoft. ¿Quieres chatear con amigos? Facebook se encarga de todo. GAFAM ya no te deja opción: si no pasas por ellos, simplemente ya no existes. ¡Y si te resistes, te banean!
E incluso la educación no escapa a esta insidiosa toma de control. Con el control tecnológico forzoso de escuelas y universidades, Google Classroom y Microsoft Teams se han convertido en los nuevos maestros del aprendizaje. Adiós diversidad de pensamientos. Adiós libertad intelectual. Los estudiantes del futuro serán capacitados para seguir los estándares económicos impuestos por estos gigantes, convirtiéndose en ciudadanos modelo, dóciles, listos para servir los intereses del Nuevo Orden Mundial.
Bienvenido a la burbuja de vigilancia total, donde se rastrea cada pensamiento, se analiza cada acción y, lo más importante, se suprime cada disenso. Si tienes la audacia de cuestionar este sistema perfecto y benevolente, entonces buena suerte para que te escuchen, lean o vean. Tus publicaciones desaparecerán, tus cuentas serán suspendidas y tu voz se ahogará en un océano de censura algorítmica. El dogma globalista no tolera la “divergencia”. ¿Piensas diferente? Estás borrado.
Pero la belleza de este sistema reside en su sutileza. Esta no es una dictadura brutal con campos de reeducación. No, es mucho más refinado. Estás siendo observado, pero tienes derecho a seguir sintiéndote libre. Te manipulan, pero te hacen creer que eres el dueño de tus decisiones. Es la tiranía más dulce que existe, una tiranía que sonríe, que te acaricia, pero que te controla de pies a cabeza.
Y la obra maestra de este control global es Vanguard. Esta empresa no es sólo un negocio. Se trata de una caja negra inaccesible, propiedad de los oligarcas más poderosos del planeta. No se pueden comprar acciones de Vanguard. No puedes acceder a ella. Para qué? Porque Vanguard lo posee todo. Esta sociedad es la herramienta definitiva de las 13 familias para mantener el control absoluto sobre el mundo. Controlan las empresas más grandes del planeta, gigantes de la energía, la tecnología, la agroindustria, los bancos y las empresas armamentísticas.
Con BlackRock, su fiel aliado, Vanguard decide el futuro económico de cada nación. Manipulan los mercados financieros, influyen en las decisiones políticas y se aseguran de que nadie escape a su control. ¿Crees que tu gobierno tiene la última palabra? No, tu gobierno, como todos los demás, está atrapado en la red de influencia tejida por Vanguard y sus propietarios.
Y no olvidemos que todo esto es sólo un elemento de la gran sinfonía del control global, orquestado por las mismas élites que mueven los hilos. Estos gigantes financieros, de la mano de GAFAM, se aseguran de que nada se les escape. Juntos, se aseguran de que el sistema funcione perfectamente: los GAFAM te espían, te condicionan y te formatean, mientras que BlackRock y Vanguard son dueños de cada centavo que gastas.
¿Y lo más gracioso? Nadie dice nada. Todos están ahí, cómodamente sentados, pegados a su smartphone o a su ordenador, ofreciendo alegremente sus datos, sus pensamientos, sus preferencias a estos señores digitales. ¿Quién diría que la esclavitud podría ser tan... cómoda? Y esa es la genialidad del plan. Eres un esclavo, pero un esclavo feliz, demasiado distraído con Netflix, demasiado dependiente de tus notificaciones de Instagram, para darte cuenta de que ya no eres libre. “No poseerás y serás feliz”, dice Schwab.
Entonces, amigos míos, diviértanse en este Nuevo Orden Mundial Digital. Sigue desplazándote, comprando, publicando y dando me gusta. Cada notificación es una pequeña victoria para ellos, un paso más hacia la sumisión total, mientras GAFAM, BlackRock, Vanguard y sus camaradas oligárquicos se ríen silenciosamente en las sombras, bebiendo champán y admirando su trabajo perfecto. ¡Control total! Sí, amigos míos, esta gran obra maestra de manipulación y alienación es a la vez trágica y hilarante, como una mala película de la que no podemos evitar ver la secuela, aunque ya sabemos cómo terminará...
¡Pero no te desesperes, porque esto es sólo el comienzo del espectáculo! En nuestra próxima publicación, profundizaremos en las profundidades de este retorcido esquema para explorar las ramificaciones de esta insidiosa dominación.
Pondremos de relieve cómo estas oligarquías se entrelazan, creando una compleja red de poder y control que amenaza con hundirnos. Prepárate para descubrir los hilos ocultos que conectan a estos sombríos actores y sus planes, ¡porque todavía hay mucho por descubrir en esta trágica comedia! ¡Estad atentos, lo mejor está por llegar!
Phil BROQ.