Con frecuencia he explicado que cuando me senté en la Corte Internacional de Justicia y escuché a los abogados de Israel decir mentira tras mentira para justificar o excusar el genocidio de Gaza, pude sentir que estaba palpablemente en presencia del mal.
Al menos en La Haya también se podía sentir y, de hecho, observar que la mayoría de las personas en la sala del tribunal –incluida la mayoría de los jueces– sentían repulsión por el mal.
Ayer esa misma maldad, y las mismas mentiras, fueron manifestadas en el Congreso de Estados Unidos por Netanyahu, ante una audiencia que glorificaba, reflejaba y amplificaba esa maldad.
No olvidemos que la gran mayoría de los ciudadanos del mundo, incluidas las mayorías de muchos países occidentales con clases dirigentes favorables al genocidio, sienten repulsión por el genocidio y lo rechazan.
Estados Unidos ha respaldado ahora, abiertamente y ante todo el mundo, su proyecto imperialista genocida y ha rechazado tanto la noción misma de derecho internacional como las instituciones que una generación estadounidense más idealista trabajó tan arduamente para crear: las Naciones Unidas y la Corte Internacional de Justicia. Justicia.
Los ataques difamatorios de Netanyahu a las instituciones del derecho internacional fueron aplaudidos hasta la saciedad por los líderes políticos estadounidenses. El mundo entero estaba mirando y tomó nota.
El proyecto sionista per se es malvado. Robar la tierra de otro pueblo y someterlo a un genocidio prolongado y progresivo es el acto más malvado que pueda imaginarse.
No existen sionistas moderados o progresistas. El apartheid, la limpieza étnica y el genocidio son fundamentales para todo el proyecto sionista.
Tengo la esperanza de que para toda una generación más joven en todo el mundo, cualquier noción de que Estados Unidos son los “buenos” ya haya sido destruida. La reducción de las relaciones internacionales a Estados Unidos = chicos buenos versus Rusia y China = chicos malos nunca fue cierto.
En Europa también tengo la esperanza de que esto conduzca a una comprensión más generalizada de que la OTAN es todo menos una fuerza para la paz y la estabilidad, que la destrucción de Irak, Siria y Afganistán fue una serie de crímenes terribles, y que Ucrania/Rusia es mucho más complicada de lo que los medios de comunicación quieren hacer creer.
Siempre tenemos esperanza, siempre tenemos coraje y siempre tenemos determinación. La lucha por la verdad y la libertad nunca termina.