El plan sionista para los palestinos consiste en matarlos y expulsarlos de sus tierras mediante cualquier crueldad que sea necesaria, con el entendimiento de que algún día la gente recordará esto de la misma manera que recuerda los genocidios de otras poblaciones indígenas, diciendo "Sí, fue malo, pero eso fue en el pasado, así que no hay nada que podamos hacer al respecto".
Los sionistas tienen una visión a largo plazo de la historia y entienden que toda la indignación y la reacción violenta que enfrentan en este momento por Gaza algún día serán irrelevantes si pueden llevar a cabo hoy su plan para el territorio. Saben que las generaciones futuras de colonos israelíes podrán decir: “Claro que hubo una limpieza étnica en Gaza y se cometieron un montón de atrocidades masivas, pero todo eso sucedió antes de que yo naciera; No tuve nada que ver con eso. ¿Qué quieres que haga, renunciar a la casa en la que he vivido toda mi vida? Eso es una locura”.
Y tienen toda la razón: si Israel logra expulsar a los palestinos de Gaza (y suponiendo que la humanidad no se destruya a sí misma mediante un armagedón nuclear o un colapso ambiental), ese es exactamente el futuro que pueden esperar tener. Las atrocidades genocidas contra los palestinos serán algo que los niños aprenderán en la clase de historia. El propio Israel podría incluso ser mucho más honesto acerca de lo sucedido, una vez que el problema palestino se haya resuelto por completo y la amenaza de un Estado palestino ya no exista.
Así que mientras tanto hacen lo que tienen que hacer, sabiendo que algún día todo esto se desvanecerá con el paso del tiempo. Cometen las atrocidades que tienen cometer, mienten de las formas que tienen que mentir y ejercen influencia donde tienen que ejercerla hasta que consiguen cerrar el asunto. Una vez que lo hayan conseguido, podrán sentarse y dejar que el viejo padre tiempo haga el resto del trabajo por ellos.
Por eso es tan importante oponerse a esto ahora: porque una vez que Palestina sea borrada, es muy poco probable que pueda ser restaurada jamás. Vemos que es una batalla cuesta arriba para obtener algún derecho para las poblaciones indígenas en otras naciones fundadas en sobre el colonialismo genocida, y ni siquiera han sido expulsadas de sus fronteras nacionales hacia países extranjeros.
Los pecados del presente y del pasado reciente son mucho, mucho más fáciles de corregir que los pecados del pasado lejano. Por eso los sionistas están tan interesados en trasladar estas atrocidades a la categoría de “pecados del pasado lejano”.