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Es divertido pensar en cómo todos nuestros sistemas abusivos y opresivos sólo existen porque las personas que se benefician de ellos son capaces de mantener a todos los demás demasiado divididos y distraídos como para darse cuenta de que les superamos ampliamente en número y podríamos, literalmente, forzar el cambio cuando quisiéramos.
A la gente le resulta bastante fácil aceptar que las cosas están jodidas porque estamos gobernados por imbéciles corruptos. Les cuesta mucho más aceptar que estamos gobernados por imbéciles corruptos porque nuestros sistemas de imbéciles corruptos siempre llevarán necesariamente a los imbéciles corruptos a lo más alto.
Es más fácil culpar de nuestros problemas a los oligarcas o al Estado Profundo o a una cábala de pedófilos satánicos que culpar de ellos a sistemas en los que nosotros mismos participamos y con los que hemos vivido toda nuestra vida entrelazados y que han sido continuamente normalizados dentro de nuestra cultura. Si el problema se resumiera en unos cuantos imbéciles corruptos, entonces no sería un problema muy desalentador, porque todo lo que hay que hacer es eliminar a esos imbéciles corruptos y todo estará bien. Si el problema son los sistemas en torno a los cuales se estructura toda nuestra civilización, es mucho más desalentador.
Es fácil imaginar un futuro sin imbéciles corruptos. Es casi imposible imaginar un futuro en el que el comportamiento humano no esté impulsado por el beneficio en sí mismo, en el que hayamos pasado de sistemas basados en la competencia a otros basados en la colaboración, en los que todos trabajemos juntos por el bien común.
En los sistemas basados en la competencia, los gobiernos más poderosos siempre serán los que estén dispuestos a hacer lo que sea para mantenerse en la cima, las personas más poderosas serán las que estén dispuestas a hacer lo que sea para conseguir el poder, y todos los demás son aplastados en la loca carrera. El hecho es que siempre estaremos gobernados por imbéciles corruptos mientras tengamos sistemas basados en la competencia, porque los mejores competidores siempre serán los individuos más despiadados que harán lo que sea para llegar a la cima. Si nos deshacemos de los imbéciles actuales, nuestros sistemas de imbéciles necesariamente elevarán a nuevos imbéciles para que ocupen su lugar.
Es fácil decir "Esos imbéciles de arriba tienen que irse". Es mucho más difícil decir: "Todo lo que conozco debe desaparecer". Es un gran salto hacia la oscuridad de lo desconocido. Pero es la única forma de avanzar hacia la salud, y es la única forma de evitar que nuestra especie sea conducida a la perdición.
Caitlinjohnstone
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