A raíz de los confinamientos y obligaciones impuestos por la pandemia Covid, muchos países occidentales y estados estadounidenses han sido testigos de un nuevo nivel de intrusión gubernamental en la vida cotidiana de los ciudadanos. Algunos, sin embargo, se han enfrentado a escenarios peores que otros.
Nueva Zelanda, en particular, ha seguido imponiendo restricciones draconianas a su población en los dos últimos años. Por desgracia, esta tendencia no se ha detenido con el final de los confinamientos de la pandemia. El país insular parece decidido mantener la misma atmósfera en materia de políticas autoritarias y microgestión del gobierni, y una serie de leyes recientes demuestran que no tiene intención de ceder en su empeño.
Flashback: En 2018, Nueva Zelanda prohibió todas las prospecciones petrolíferas en alta mar en nombre de la creación de un "futuro neutro en carbono", lo que significa que se avecinan estrictas restricciones energéticas en NZ a medida que avance la década.
En 2019, Nueva Zelanda prohibió todas las armas semiautomáticas tras el tiroteo de la mezquita de Christchurch, castigando a millones de ciudadanos respetuosos con la ley por los crímenes de un solo hombre. Las pruebas de vídeo del tiroteo de Christchurch son sospechosamente ilegales en Nueva Zelanda, y cualquiera que sea sorprendido viendo o descargando el suceso puede ser procesado. La prohibición de armas se aplicó justo a tiempo para los confinamientos relacionados con la pandemia.
En 2020, el gobierno presentó una ley de censura en Internet que le otorgaría el poder de filtrar selectivamente "contenidos peligrosos". La mayoría de las disposiciones fueron finalmente suprimidas tras la reacción negativa del público, pero la censura futura sigue siendo una prioridad para el gobierno.
En 2021, la primera ministra de Nueva Zelanda y asociada al Foro Económico Mundial, Jacinda Ardern, admitió abiertamente que quería construir una sociedad de dos niveles en la que los vacunados tuvieran acceso normal a la economía, los viajes y la interacción social, mientras que los no vacunados serían deliberadamente asfixiados con restricciones hasta que "eligieran" cumplir y aceptar la vacuna ARNm.
Cabe señalar que Ardern y el Gobierno neozelandés fueron advertidos en repetidas ocasiones por profesionales sanitarios en 2021 sobre los riesgos de miocarditis asociados a las vacunas para personas de 30 años o menos. Hicieron caso omiso de estas advertencias y siguieron adelante con las campañas de vacunación masiva, incluidos los intentos de introducir pasaportes de vacunación.
Esta situación no era necesariamente única, ya que muchos países occidentales desestimaron de forma similar la preocupación por las vacunas e intentaron promover los pasaportes. Dicho esto, Nueva Zelanda es uno de los pocos países occidentales que ha construido verdaderos campos de covid para encarcelar a las personas que padecen el virus poniéndolas en cuarentena a la fuerza. Estos campos, denominados "centros de cuarentena obligatoria", estaban dirigidos por el ejército neozelandés, lo que no dejaba lugar a dudas de que se trataba de prisiones y no de centros de vacaciones.
El año pasado, la Primera ministra se vio finalmente obligada a eliminar muchos de las obligaciones covid, al quedar claro que los confinamientos y las máscaras eran prácticamente inútiles para prevenir la propagación del virus y que las vacunas no impedían necesariamente la contracción y transmisión del covid. El hecho de que los vacunados representen ahora la mayoría de las muertes por covid es prueba suficiente de que las vacunas no están funcionando como prometieron las autoridades. El proceso de centralización del poder no se ha detenido, simplemente han cambiado las tácticas.
Nueva Zelanda introdujo una multitud de leyes opresivas tras el descubrimiento del covid, que crean una atmósfera asfixiante para el público.
En noviembre, el gobierno puso en marcha una ley que obliga a las principales instituciones financieras a divulgar los riesgos asociados al clima en sus inversiones. Las implicaciones son de gran alcance y, al parecer, esta ley presiona a bancos y prestamistas para que eviten financiar a empresas que presenten un "riesgo de carbono". En otras palabras, si usted quiere un préstamo de un banco y el gobierno determina que usted es un "contaminador de carbono", probablemente no obtendrá el préstamo. Puede tratarse de grandes fabricantes o explotaciones lecheras.
Hablando de explotaciones agrícolas, Nueva Zelanda ha prohibido la cría de gallinas en jaulas en todo el país, lo que ha creado una escasez masiva de huevos que ha provocado una subida de los precios (casualmente, esto ocurre justo después de que el gobierno estadounidense sacrificara más de 50 millones de gallinas en 2022 debido a la "gripe aviar", lo que también provocó una subida de los precios en Estados Unidos).
¿Te sientes estresado por esta situación y te apetece fumarte un cigarrillo? Los cigarrillos también están prohibidos en Nueva Zelanda. En una medida sin precedentes, el gobierno ha aprobado una ley que prohibirá a los menores de 18 años comprar cigarrillos durante toda su vida a partir de 2023. En otras palabras, los cigarrillos irán desapareciendo a medida que envejezca la generación más joven. ¿Son los cigarrillos un riesgo para la salud? Sí. Pero los gobiernos alegan que los costes de la medicina socializada les dan una razón para controlar los hábitos personales de la gente. Hoy son los cigarrillos; mañana podría ser cualquier cosa que los burócratas consideren insalubre, independientemente de la ciencia.
Y eso nos lleva a la última medida de mano dura de Nueva Zelanda, el Proyecto de Ley de Productos Terapéuticos, que, si se aprueba, otorgará al gobierno una amplia autoridad para gestionar y restringir la fabricación o venta de complementos alimenticios naturales. ¿Quieres evitar a las grandes farmacéuticas y sus productos no probados cuidando de tu propio cuerpo? No está permitido. Las alternativas desaparecerán y sólo quedarán medicamentos y vacunas.
Esto no es sólo el resultado final de la caída de Occidente en el socialismo, Nueva Zelanda parece representar un caso de prueba de las crecientes violaciones de las libertades y opciones individuales. Nueva Zelanda podría proporcionar una visión de futuro para muchas otras naciones si las poblaciones occidentales reaccionan pasivamente.