El siguiente es el discurso de John F. Kennedy ante la Asociación de Editores de Periódicos de Estados Unidos el 27 de abril de 1961, pronunciado exactamente 939 días antes de ser asesinado el 22 de noviembre de 1963.
Lo escuché por primera vez hace años y coloqué el audio / presentación del mismo en mi otro sitio web durante algún tiempo pero justo el otro día me sentí inspirado para transcribirlo en texto. Sólo he encontrado una parte de este discurso transcrito en http://en.wikiquote.org/wiki/John_F._Kennedy#Address_to_ANPA_.281961.29. Sin embargo, también contiene otras partes del discurso que no están incluidas en la presentación de audio de donde lo tomé.
Señoras y señores. La propia palabra "secreto" es repugnante en una sociedad libre y abierta. Y nosotros, como pueblo, nos oponemos inherente e históricamente a las sociedades secretas, a los juramentos secretos y a los procedimientos secretos. Hace tiempo que decidimos que los peligros de la ocultación excesiva e injustificada de hechos pertinentes superan con creces los peligros que se citan para justificarla
Incluso hoy, tiene poco valor oponerse a los hilos de una sociedad cerrada imitando sus restricciones arbitrarias. Incluso hoy, tiene poco valor asegurar la supervivencia de nuestra nación si nuestras tradiciones no sobreviven con ella. Y existe un peligro muy grave de que la anunciada necesidad de aumentar la seguridad sea aprovechada por quienes están ansiosos por ampliar su significado hasta los mismos límites de la censura y la ocultación oficiales.
Eso no pienso permitirlo en la medida en que esté bajo mi control. Y ningún funcionario de mi administración, ya sea de alto o bajo rango, civil o militar, debe interpretar mis palabras aquí esta noche como una excusa para censurar las noticias, para sofocar la disidencia, para encubrir nuestros errores, o para ocultar a la prensa o al público los hechos que merecen conocer.
Porque nos oponemos en todo el mundo a una conspiración monolítica y despiadada que se basa principalmente en medios encubiertos para ampliar su esfera de influencia, en la infiltración en lugar de la invasión, en la subversión en lugar de las elecciones, en la intimidación en lugar de la libre elección, en las guerrillas de noche en lugar de los ejércitos de día. Se trata de un sistema que ha dedicado vastos recursos humanos y materiales a la construcción de una máquina altamente eficiente que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia, económicas, científicas y políticas. Sus preparativos se ocultan, no se publican. Sus errores son enterrados, no publicados. Sus disidentes son silenciados, no alabados. No se cuestiona ningún gasto, no se publica ningún rumor, no se revela ningún secreto.
Ningún presidente debería temer el escrutinio público de su programa. Porque de ese escrutinio surge la comprensión, y de esa comprensión surge el apoyo o la oposición, y ambos son necesarios. No estoy pidiendo a sus periódicos que apoyen a una administración. Pero sí les pido su ayuda en la tremenda tarea de informar y alertar al pueblo estadounidense. Porque confío plenamente en la respuesta y la dedicación de nuestros ciudadanos siempre que estén plenamente informados. No sólo no podría reprimir la controversia entre sus lectores, sino que la acojo con satisfacción. Esta administración tiene la intención de ser sincera sobre sus errores. Porque, como dijo una vez un hombre sabio, un error no se convierte en un error hasta que te niegas a corregirlo. Tenemos la intención de aceptar la plena responsabilidad de nuestros errores. Y esperamos que ustedes los señalen cuando se nos pasan.
Sin debate, sin crítica, ninguna administración y ningún país pueden tener éxito, y ninguna república puede sobrevivir. Por eso el legislador ateniense Solón decretó que era un delito que cualquier ciudadano eludiera la controversia. Por eso nuestra prensa fue protegida por la Primera Enmienda, la única actividad en América específicamente protegida por la Constitución, no principalmente para divertir y entretener, no para enfatizar lo trivial y lo sentimental, no para simplemente dar al público lo que quiere, sino para informar, para despertar, para reflexionar, para exponer nuestros peligros y nuestras oportunidades, para indicar nuestra crisis y nuestras opciones, para dirigir, moldear, educar y a veces incluso enfadar a la opinión pública.
Esto significa una mayor cobertura y análisis de las noticias internacionales, pues ya no son lejanas y extranjeras, sino cercanas y locales. Significa una mayor atención para mejorar la comprensión de las noticias, así como para mejorar su transmisión. Y significa, por último, que el gobierno, a todos los niveles, debe cumplir con su obligación de proporcionarle la información más completa posible fuera de los límites más estrechos de la seguridad nacional.
Por eso, a la imprenta, al registrador de los hechos del hombre, al guardián de su conciencia, al mensajero de sus noticias, buscamos fuerza y ayuda. Confiando en que, con su ayuda, el hombre será lo que ha nacido para ser, libre e independiente.