Investigadores japoneses publican extraños casos de coágulos de sangre después de las vacunas COVID de Pfizer

Publié par Contra información sur 10 Octobre 2022, 11:10am

Cada vez se publican más casos de daños causados por las vacunas COVID-19 en las revistas médicas, y ahora los investigadores japoneses publican algunos casos de coágulos sanguíneos inusuales encontrados en las autopsias después de las vacunas COVID de Pfizer que parecen corroborar lo que también informan algunos embalsamadores de empresas de servicios funerarios, sobre extraños coágulos sanguíneos encontrados en los cuerpos de las personas fallecidas.

Un estudio publicado en el número de noviembre de 2022 de la Legal Medicine titulado An autopsy case report of aortic dissection complicated by histiolymphocytic pericarditis and aortic inflammation after COVID-19 mRNA (Un informe de caso de autopsia de disección aórtica complicada con pericarditis histiolinfocítica e inflamación aórtica después de la vacunación de ARNm COVID-19), informó de un hombre japonés de edad avanzada sin ninguna enfermedad previa que murió dos semanas después de su tercera dosis de la vacuna COVID-19 de Pfizer.

Un japonés de 90 años consultó a un médico que le explicó que llevaba varios días con fatiga general y disnea. Sus piernas estaban edematosas y la radiografía de tórax mostraba un derrame pleural derecho. Se detectaron niveles elevados de pro-péptido natriurético cerebral N-terminal (NT-pro BNP; 3706 pg/mL) y de proteína C-reactiva (47,9 mg/L). Los resultados del electrocardiograma no mostraron cambios anormales.

Se le diagnosticó una insuficiencia cardíaca, pero se negó a ser ingresado en el hospital. Al paciente se le prescribió un tratamiento de 3 días con diuréticos, que alivió sus síntomas y redujo el nivel de NT-pro BNP.

Sin embargo, fue encontrado sin vida en su cocina en la mañana del cuarto día después de haber consultado al médico. Había recibido una tercera dosis de BNT162b2 unas dos semanas antes de la muerte.

Ninguna enfermedad anterior fue notificada. No tenía antecedentes de tabaquismo ni de consumo habitual de alcohol. Una investigación policial en el domicilio del hombre no reveló ninguna actividad sospechosa.

La autopsia reveló coágulos de sangre en el corazón

... una autopsia se realizó 35 horas después de la muerte. El fallecido medía 156 cm y pesaba 52 kg. El saco pericárdico estaba lleno de coágulos de color rojo oscuro (Fig. 1A). La aorta ascendente mostraba un desgarro intimal de 2,5 cm a 4 cm por encima del anillo aórtico (Fig. 1B). La media aórtica ha sido disecada y la adventicia ha sido perforada en la cavidad pericárdica. El corazón pesaba 458 g y tenía una superficie vilosa blanca (Fig. 1C). Las arterias coronarias mostraban una aterosclerosis leve.

El informe del examen microscópico es interesante porque dicen haber visto "fibras elásticas" similares a las que Richard Hirschman, director de la funeraria y embalsamador, también dijo haber visto.

El examen microscópico reveló un epicardio grueso y fibroso con una infiltración celular inflamatoria compuesta principalmente compuesta de macrófagos y linfocitos (Fig. 2A y 2B). También se detectó una necrosis mínima de la capa más externa del miocardio en la pared lateral izquierda.

La membrana pericárdica era gruesa con depósitos de fibrina y fibroblastos hipertróficos. Macrófagos y linfocitos también han sido detectados en la membrana (Fig. 3).

La raíz aórtica ha sido disecada a nivel de la lesión colágena; muestra una infiltración de células inflamatorias en la túnica medial (Fig. 4A y 4B). Las fibras elásticas mediales se encontraron perturbadas en la coloración Elastica van Gieson (Fig. 4C). Las pruebas inmunohistoquímicas revelaron una infiltración de macrófagos y linfocitos T y B en la pared aórtica (Fig. 4D).

Los investigadores han utilizado " resultados histopatológicos" que, según ellos, "a menudo no se utilizan en el diagnóstico debido a la dificultad del procedimiento de toma de muestras" porque "las muestras pericárdicas sólo pueden obtenerse quirúrgicamente".

Aunque la biopsia percutánea guiada por pericardioscopia del pericardio se ha notificado sin mayores complicaciones, este procedimiento es técnicamente difícil y se requiere un operador experimentado.

Hasta donde sabemos, este es el primer informe de un caso histológicamente probado de pericarditis tras la vacunación con COVID-19.

Lea el estudio completo aquí.

Un segundo caso japonés ha sido publicado en Thrombosis Journal con el título Histopathologically TMA-like distribution of multiple organ thromboses after the initial dose of the BNT162b2 mRNA vaccine (Comirnaty, Pfizer/BioNTech) : an autopsy case report.(Distribución histopatológicamente similar a TMA de trombosis de múltiples órganos después de la dosis inicial de la vacuna de ARNm BNT162b2 (Comirnaty, Pfizer/BioNTech)): informe de un caso de autopsia.

Este caso fue el de una mujer de 72 años que recibió la primera dosis de la vacuna de ARNm de Pfizer y murió 2 días después.

La autopsia reveló múltiples microtrombos en el corazón, el cerebro, el hígado, los riñones y las glándulas suprarrenales. Los trombos eran CD61 y CD42b positivos y se localizaban en los vasos sanguíneos, principalmente en la cara pericárdica del miocardio y en la región subcapsular de las glándulas suprarrenales; sus diámetros eran de aproximadamente 5-40 μm.

Macroscópicamente, una hemorragia miocárdica característica fue observada y la histopatología de la distribución característica del trombo, que difiere de la del síndrome hemolítico y urémico y de la coagulación intravascular diseminada, sugería que la fisiopatología subyacente puede ser similar a la de la microangiopatía trombótica (MAT).

No tenía ningún historial de coágulos sanguíneos antes de recibir la vacuna de Pfizer.

No tenía ningún antecedente médico de trombosis venosa profunda, lupus eritematoso sistémico, pérdida de embarazo recurrente, hematuria y trasplante de células madre hematopoyéticas u órgano sólido. Las pruebas de laboratorio mostraron que sus funciones hepática y renal, así como su cómputo sanguíneo, estaban dentro de los límites normales un mes antes de la vacunación. La ausencia de trombocitopenia y anemia se confirmó 10 días antes de la vacunación.

Una autopsia forense fue realizada aproximadamente 24 horas después de ser hallada muerta para investigar sobre las circunstancias de su muerte, La vacunación es sospechada como la causa.

Autopsia y resultados histopatológicos:

En la autopsia, la altura y el peso del paciente eran 155 cm y 53,0 kg respectivamente. No se observaron enrojecimientos ni pápulas en la superficie del cuerpo. El peso del corazón era de 394 g y en el pericardio había 170 ml de líquido pericárdico amarillo translúcido concentrado con un precipitado fibrinoso. Se encontró una hemorragia petequial marcada en la superficie del pericardio posterior (Fig. 1a). El examen macroscópico tras la fijación con formalina tamponada al 10% reveló una decoloración negro-roja en toda la circunferencia del pericardio y la superficie externa del miocardio (Fig. 1b).

Se encontraron numerosos microtrombos sin células inflamatorias en los pequeños vasos, arteriolas y capilares de las paredes anterior, posterior y lateral del ventrículo izquierdo, del ventrículo derecho y del tabique interventricular, localizados principalmente en el límite entre las zonas hemorrágicas y no hemorrágicas. (Fig. 1c y f).

El diámetro vascular de los microtrombos era de aproximadamente 5-40 μm y los microvasos estaban congestionados y dilatados.

Como se ha mencionado anteriormente, se detectaron microtrombos plaquetarios en varios órganos, principalmente en el corazón, y el daño en otros órganos fue limitado. Por lo tanto, era concebible que la muerte súbita fuera de origen cardíaco.

Lea el estudio completo aquí.

Estas autopsias y estudios han sido realizados porque las personas murieron poco después de recibir una dosis de las vacunas de ARNm de Pfizer. Los coágulos de sangre y las "fibras elásticas" observadas parecen coincidir con lo que ven los embalsamadores cuando preparan los cuerpos para su entierro, aunque en muchos casos los embalsamadores pueden estar viendo cuerpos que murieron semanas o meses después de recibir las vacunas, y de ahí las estructuras fibrosas más grandes que están viendo salir de las venas.

Brian Shilhavy

healthimpactnews