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Según un análisis realizado por investigadores de la Universidad de Singapur y publicado estos días en el British Medical Journal, el 5% de los pacientes de covid sufren de anosmia o ageusiaEn otro estudio, las terapias propuestas por tres especialistas médicos italianos.
Fabio Giuseppe Carlo Carisio
"En este meta-análisis con modelización paramétrica de la recuperación de los datos de tiempo-evento de 3.699 pacientes en 18 estudios, identificamos un lote significativo de anomalías del olfato y del gusto autodeclaradas a largo plazo, con cerca del 5% de los pacientes que desarrollan una disfunción persistente. Este hallazgo puede contribuir a los problemas asociados con el Covid a largo plazo.
Es lo que escribió el profesor Benjamin Kye Jyn Tan, de la Facultad de Medicina Yong Loo Lin de la Universidad Nacional de Singapur, junto con otros investigadores asiáticos, en un estudio publicado el 27 de julio por el British Medical Journal y analizado posteriormente en un editorial científico por tres especialistas italianos. (Enlace a los estudios en inglés al final del artículo).
El estudio adquiere un valor aún más alarmante cuando pone de manifiesto los riesgos asociados a estas consecuencias de la infección por el SRAS-Cov-2.
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"Estos factores plantean importantes cuestiones clínicas relevantes para los pacientes y los médicos, ya que una disfunción persistente del olfato y el gusto podría considerarse como un déficit neurológico focal y tener un impacto en la calidad de vida y la salud general mucho después de la recuperación de Covid-19. Los pacientes afectados suelen estar angustiados porque estos trastornos pueden interferir con el placer de comer y crear problemas de higiene relacionados con los olores corporales y el mal aliento. Las disfunciones del olfato y el gusto también pueden asociarse con síntomas depresivos, desnutrición, deterioro cognitivo y de mortalidad.”
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El profesor Benjamin Kye Jyn Tan de la Universidad de Singapur
"La alteración del olfato y el gusto es muy común en los pacientes de Covid-19, con una media del 40-50% de individuos que informan de estos síntomas en general, y hasta un 98% presentan una disfunción olfativa cuando se les hace la prueba de este síntoma. Estas alteraciones quimiosensoriales suelen ser los únicos síntomas de advertencia y los más fuertes predictores de la infección por el SARS-CoV-2. Los trastornos de estos sentidos pueden dar lugar a una disminución (hiposmia o hipogueusia) o ausencia de función (anosmia o agueusia), a sensaciones distorsionadas (parosmia o paragueusia) o pútridas (cacosmia o cacogeusia), o incluso a alucinaciones (fantosmia o fantogueusia)", explica el estudio.
Pero lo más importante es que el profesor Tan y los demás especialistas señalan un aspecto realmente preocupante: "En el contexto de Covid-19, la disfunción del sentido del olfato se ha postulado como un marcador posible de una enfermedad neurodegenerativa acelerada, y este síntoma es una característica importante del Covid a largo plazo.
Covid a largo plazo y alteración del ADN por el arma biológica del SARS-2
Esta consideración recuerda las reflexiones del genetista alemán Walter Doerfler, de Colonia, quien, en su estudio sobre los sueros genéticos a base de ADN (Astrazeneca y J&J) y los ARN mensajeros (Pfizer-Biontech y Moderna), ha confirmado la probabilidad de que puedan modificar el ADN humano (como ha repetido recientemente un científico del reputado MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) en Cambridge), pero al mismo tiempo señaló que el propio SARS-Cov-2 podría implicar las mismas alteraciones genéticas, legitimando de hecho todas las tesis de los virólogos autorizados y de los expertos en inteligencia sobre el origen artificial de este virus como arma bacteriológica con una carga viral reforzada por una proteína Espiga altamente tóxica.
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Un artículo de Science también confirmó múltiples similitudes entre el Covid a largo plazo de las personas infectadas y las formas similares desarrolladas por las personas vacunadas en caso de reacción adversa a los sueros genéticos.
Las investigaciones llevadas a cabo por el biólogo francés Luc Montagnier, galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 2008, y publicadas a título póstumo tras su muerte por sus colaboradores, han explicado por fin los vínculos entre los peligrosos priones creados por la proteína Espiga de las vacunas y las enfermedades neurodegenerativas.
Por eso, lo que escribió el investigador médico de la Universidad de Singapur reviste un valor preocupante, aunque implique una limitación fundamental: "Como la pandemia ha evolucionado con el tiempo, incluyendo las vacunas, los tratamientos, los confinamientos, las máscaras y las variantes, la heterogeneidad clínica y metodológica inherente a los estudios incluidos puede limitar la generalización".
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Este peligro y esta letalidad variables del agente patógeno han sido bien explicados por el bioingeniero francés Pierre Bricage, consultor de la OTAN y experto en armas bacteriológicas, en relación con la construcción en laboratorio del virus Covid-19, ahora también apoyada por el presidente de la Comisión Covid-19 de la célebre revista científica británica The Lancet, Jeffrey D. Sachs, y respaldada por pruebas genéticas en un estudio internacional firmado también por el virólogo italiano Giorgio Palù, presidente de la Agencia Italiana del Medicamento (AIFA).
Pero todas estas consideraciones, por supuesto, han de ser analizadas en el contexto de las necesarias investigaciones médicas multiespecialistas de las que no sabemos, por el momento, si se han realizado y, por tanto, la hipotética correlación entre las disfunciones neurológicas del Covid a largo plazo y las alteraciones genéticas de la espiga tóxica no es más que nuestra libre especulación científica...
Veamos en detalle lo que escriben los dos estudios publicados por el BMJ.
Las mujeres están más expuestas al riesgo de perder el gusto
"Las mujeres eran menos propensas a recuperar el olfato y el gusto. Los pacientes cuya gravedad inicial de la disfunción era mayor y los pacientes que padecían congestión nasal también tenían menos probabilidades de recuperar el olfato. Aunque la mayoría de los pacientes recuperan el olfato o el gusto en los tres primeros meses, una importante subpoblación de pacientes puede desarrollar una disfunción duradera. Estos pacientes requieren una identificación precoz, un tratamiento personalizado y un seguimiento a largo plazo de las secuelas asociadas. Nuestros resultados pueden ser muy útiles para los médicos de cabecera y los otorrinolaringólogos a la hora de asesorar a los pacientes con trastornos del olfato y el gusto después de Covid-19.
El profesor Tan y los demás investigadores singapurenses añadieron, captando el meollo de la cuestión, que tres médicos italianos especializados en trastornos disfuncionales prepararon inmediatamente un editorial esclarecedor.
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"El meta-análisis conexo realizado por Tan y sus colegas ofrece una imagen clara del reto al que los humanos se enfrentan. Aproximadamente el 5% de las personas reportan disfunciones del olfato y el gusto seis meses después de Covid-19, y con un estimado de 550 millones de casos de Covid-19 reportados en todo el mundo en julio de 2022, muchos pacientes buscarán tratamiento para estas morbilidades incapacitantes. Por lo tanto, los sistemas de salud deben estar preparados para apoyar a estos pacientes que a menudo dicen sentirse aislados cuando sus síntomas son desatendidos por los médicos.
Es lo que han escrito los universitarios Paolo Boscolo-Rizzo, profesor de Otorrinolaringología del Departamento de Ciencias Médicas, Quirúrgicas y de la Salud de la Universidad de Trieste, Jerry Polesel, de la Unidad de Epidemiología del Cáncer del Centro de Referencia Oncológico de Aviano (CRO) IRCCS, y Luigi A Vaira, cirujano maxilofacial del Departamento de Ciencias Médicas, Quirúrgicas y Experimentales de la Universidad de Sassari.
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El profesor Paolo Boscolo Rizzo de la Universidad de Trieste
Según sus cálculos, hay por tanto unos 27,5 millones de personas en todo el mundo que siguen sufriendo una disfunción similar debido a Covid a largo plazo.
"El tratamiento de los trastornos quimiosensoriales es todavía frustrante, ya que hay pocas opciones fundadas en las pruebas. El conocimiento de los mecanismos patogénicos de la pérdida olfativa inducida por el SARS-CoV-2 puede proporcionar una base más sólida para el desarrollo de nuevas estrategias de tratamiento. Aunque la implicación del bulbo olfativo y las vías olfativas centrales no puede excluirse, la mayoría de las pruebas indican que el virus se dirige a las células de soporte del epitelio olfativo. Son estas células, y no las neuronas olfativas, las que tienen la estructura molecular necesaria que permite la entrada del virus.”
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"Un reciente estudio de alta calidad sugiere que los componentes virales o celulares liberados por las células de soporte infectadas provocan una desregulación generalizada de los receptores olfativos y sus componentes de señalización en las células sensoriales olfativas. Así, el principal objetivo para el tratamiento de la anosmia post-Covid-19 debería ser el neuroepitelio olfativo", añaden los médicos, que pasan a proponer algunos métodos terapéuticos, sin mencionar sin embargo las vacunas como arma de protección contra esta patología.
Para la recuperación del gusto: entrenamiento olfativo y esteroides
"El entrenamiento olfativo, iniciado lo antes posible tras la aparición de los síntomas, es la única intervención específica a la enfermedad que cuenta con pruebas de eficacia para el tratamiento de la disfunción olfativa postinfecciosa. Propuesto por primera vez por Thomas Hummel en 2009, el entrenamiento olfativo explota las capacidades únicas de regeneración del neuroepitelio olfativo. Se aconseja a los pacientes que olfateen y traten de identificar una secuencia de cuatro olores fuertes -generalmente rosa, eucalipto, limón y clavo- durante 15 segundos, dos veces al día, durante varios meses", dice el artículo publicado en BMJ por el profesor Boscolo-Rizzo y sus colegas Polesel y Vaira.
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Correlaciones sensoriales entre el gusto y el olfato
"Además del uso de esteroides nasales, cuyo objetivo es resolver la inflamación inducida por el SARS-CoV-2, otros tratamientos que han mostrado algún beneficio, aunque marginal, en pequeños ensayos clínicos incluyen la vitamina A intranasal y los suplementos de ácido alfa lipoico y ácidos grasos omega 3. Dado que el neuroepitelio olfativo se encuentra en el techo posterior oculto de la cavidad nasal, los sistemas de administración específicos capaces de hacer llegar los medicamentos a la región olfativa podrían mejorar la eficacia de las opciones de tratamiento intranasal.”
"El gran número de personas que presentan una disfunción quimiosensorial sostenida después de Covid-19 ofrece una oportunidad única para probar nuevos tratamientos en grandes ensayos multicéntricos. Los dirigentes sanitarios, los responsables políticos y los financiadores de la investigación deberían darse cuenta de la extraordinaria importancia que tiene una buena función quimiosensorial para el bienestar humano, asignar los recursos adecuados para apoyar la investigación quimiosensorial y apoyar a los especialistas médicos que se enfrentan a un número excepcional de pacientes con disfunciones del olfato y el gusto", concluyeron los médicos, que en su análisis también destacaron el peligro de este trastorno.
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"Muchos estudios han constatado que la evaluación subjetiva tiende a subestimar la verdadera prevalencia de las disfunciones olfativas en comparación con las pruebas psicofísicas. Utilizando dispositivos de distribución de olores en forma de bolígrafo, estas pruebas psicofísicas pueden medir los umbrales olfativos al igual que las capacidades de discriminación e identificación olfativas. En un reciente estudio de casos y controles de pacientes un año después del tratamiento con Covid-19, observamos que los participantes que informaron haber resuelto completamente su pérdida de olfato tenían puntuaciones psicofísicas olfativas significativamente más bajas que los que no tenían antecedentes de Covid-19, teniendo en cuenta el sexo y la edad", añadieron los académicos.
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"Aunque la alteración inconsciente del olfato puede no repercutir en la calidad de vida, revela posibles riesgos. Además del comportamiento alimentario, la nutrición y la comunicación social, el olfato y el gusto son cruciales para funciones vitales como la advertencia de peligros ambientales, incluidos el fuego, los gases tóxicos, las fugas de gas y los alimentos en mal estado", es el último punto importante del estudio italiano publicado por el British Medical Journal.”
Fabio Giuseppe Carlo Carisio
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