Un estudio de United States National Library of Medicine, especializada en medicina y en las ciencias y tecnologías asociadas. Forma parte de los Institutos de Salud de Estados Unidos y se encuentra en Bethesda (Maryland), no muy lejos de Washington D.C.
Resumen
La política de salud pública sobre las enfermedades por coronavirus (COVID-19) se ha centrado en el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2) y en sus efectos sobre la salud humana, mientras que los factores ambientales han sido ampliamente ignorados.
Teniendo en cuenta la tríada epidemiológica (agente-huésped-ambiente) aplicable a todas las enfermedades, los investigadores estudiaron un posible factor ambiental en la pandemia de COVID-19: la radiación de radiofrecuencia ambiental de los sistemas de comunicación inalámbrica, incluidas las microondas y las ondas milimétricas. El SARS-CoV-2, el virus que causó la pandemia COVID-19, apareció en Wuhan (China) poco después de la implantación de un sistema de radiación de comunicaciones inalámbricas de quinta generación (5G) en toda la ciudad.
En este estudio, examinaron la literatura científica revisada por pares sobre los efectos biológicos adversos de la radiación de las comunicaciones inalámbricas e identificaron varios mecanismos por los que la radiación de las comunicaciones inalámbricas puede haber contribuido a la pandemia de COVID-19 como un cofactor ambiental tóxico. Cruzando los límites entre las disciplinas de la biofísica y la fisiopatología, presentan pruebas de que la radiación de las comunicaciones inalámbricas puede :
1.Provocar cambios morfológicos en los eritrocitos, incluyendo la formación de equinocitos y rodillos que pueden contribuir a la hipercoagulación
2. Alterar la microcirculación y reducir los niveles de eritrocitos y hemoglobina al exacerbar la hipoxia
3.Ampliar la disfunción del sistema inmunológico, incluyendo la inmunosupresión, la autoinmunidad y la hiperinflamación
4.Aumenta el estrés oxidativo celular y la producción de radicales libres, lo que provoca lesiones vasculares y daños en los órganos
5.Aumenta el Ca2+ intracelular, esencial para la entrada, replicación y liberación del virus, a la vez que promueve las vías proinflamatorias
6..Agrava las arritmias cardíacas y los trastornos cardíacos.
En resumen, la radiación de las comunicaciones inalámbricas se ha convertido en un factor de estrés ambiental omnipresente que puede haber contribuido a los resultados adversos para la salud de los pacientes de SARS-CoV-2 y haber aumentado la gravedad de la pandemia de COVID-19. Por lo tanto, recomiendan que todas las personas, especialmente las infectadas por el SARS-CoV-2, reduzcan su exposición a la radiación de las comunicaciones inalámbricas tanto como sea razonablemente posible hasta que nuevas investigaciones aclaren mejor los efectos sistémicos sobre la salud asociados a la exposición crónica a la radiación.
Leer el estudio completo aquí:
Fuente: National Library of Medicine