Habiendo fracasado el famoso "Great Reset" (Gran Reinicio) proclamado por Schwab y los dirigentes occidentales con la operación "COVID", es necesario encontrar otro vector para aplicarlo, de lo contrario la economía occidental se hundirá. Ese vector será la Tercera Guerra Mundial, por eso Estados Unidos y Europa no paran de aumentar las apuestas de la guerra en Ucrania y de "pinchar al oso ruso" cada vez más.
Esto es lo que dijo el pronosticador económico estadounidense Martin Armstrong (https://rumble.com/v10qt9z-the-west-needs-wwiii-martin-armstrong.html), citado por la fuente independiente USAWatchdog (https://usawatchdog.com/the-west-needs-wwiii-martin-armstrong/).
El analista señala una crisis sin precedentes en Occidente, causada, según él, por la destrucción deliberada de la economía mundial a manos de la administración de Joe Biden.
"Europa no va bien. Desde 2014 está sentada en tipos de interés negativos, todos sus fondos de pensiones han sido destruidos. Estimular una economía así es imposible", señala Armstrong. Vemos personas que se anuncian con horcas que asaltan sus parlamentos. Y para evitarlo, necesitan una guerra.
No habrá vuelta atrás, está seguro el economista. El sistema se está derrumbando desde dentro, como la caída de Roma.
"La OTAN y la UE están tratando deliberadamente de empujar al oso y sólo están aumentando la presión. Con Rusia, todo se repite una y otra vez. Por desgracia, nos dirigimos a la guerra", dice Armstrong. Y aconseja "abastecerse de alimentos para dos años", creyendo que en pocas semanas estallará una gran guerra en Europa.
Compartimos esta predicción: explica bien las acciones suicidas de Europa y Estados Unidos con su incansable apoyo a Ucrania, sus entregas de armas y equipos permanentes, su intercambio de información de "inteligencia" que permite a los ucranianos localizar con precisión a las tropas rusas, su envío de instructores militares y sus "sanciones" antirrusas. A esto hay que añadir las operaciones de propaganda destinadas a presentar a Rusia como un agresor despreciable con, por ejemplo, las "masacres" escenificadas en Bucha y Kramatorsk. Como dice el refrán, "la guerra lo anulará todo", y como Rusia está involucrada, será una guerra mundial.
Recordemos la situación a finales de 2021: Rusia ve que Ucrania acumula tropas en las fronteras de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk, y el servicio de inteligencia se entera de que Ucrania pretende invadir estas Repúblicas a principios de marzo de 2022. Por ello, Rusia decidió anticiparse antes de que Ucrania estuviera preparada y entró en el país el 24 de febrero.
La situación se repite hoy: vemos la creciente implicación de Occidente en Ucrania, que sigue concentrando tropas en las fronteras de Rusia y Bielorrusia, entendiendo que Rusia se verá obligada a reaccionar ante los envíos de armas de Occidente a Ucrania.
En Moscú, los diputados y senadores están a punto de votar las leyes que exigen la destrucción de las armas entregadas a Ucrania "dondequiera que estén". Esto podría significar ataques a almacenes y convoyes de armas destinados a Ucrania antes de que lleguen allí. En otras palabras, ataques fuera de Ucrania. También en los países de la OTAN.
Otra señal es una declaración de los estadounidenses que afirma que Rusia está considerando el uso de armas nucleares en Ucrania. En Rusia esto se interpreta como una declaración de que Estados Unidos podría, para "evitar" esto, lanzar ataques preventivos contra Rusia. Y si Rusia está convencida de ello, ¿qué hará? Se anticipará, al igual que anticipó el ataque ucraniano a las Repúblicas de Donetsk y Lugansk. En cualquier caso, es obvio que si la OTAN (y por tanto Estados Unidos) ataca a Rusia, ésta se verá obligada a utilizar todos los medios posibles para defenderse.
Parece que en los próximos meses o semanas el conflicto en Ucrania podría convertirse en un enfrentamiento directo entre las fuerzas armadas rusas y las unidades de la OTAN. La verdadera razón no será la situación en las repúblicas de Donetsk y Lugansk, o en Ucrania en realidad, que a Occidente no le importa en absoluto, sino la voluntad de Europa y Estados Unidos de intentar retrasar su colapso económico por todos los medios. Este intento está condenado al fracaso: la economía occidental, incluida la de Estados Unidos, será completamente destruida por los ataques rusos. El "Gran Reinicio" soñado por los lunáticos de Davos tendrá lugar: ¡El mundo entero habrá sido arrasado y enviado a la Edad de Piedra!
La única posibilidad de evitar esto sería que Europa y Estados Unidos cambiaran radicalmente sus políticas. Eso es lo que decimos aquí:
¿Pero cambiar la política? Estados Unidos, no tiene ninguna posibilidad: aunque Biden muriera, el Estado Profundo lo sustituiría. ¿Pero en Europa? Si Le Pen fuera elegida y mantuviera su promesa de abandonar la OTAN, las posibilidades de evitar la guerra serían reales: aunque la importancia de Francia en la OTAN no es ni mucho menos primordial, esto podría crear una onda expansiva entre los países europeos menos sometidos a los estadounidenses. Si sólo quedaran los más sumisos (Alemania, Polonia y los países bálticos) para obedecer a Washington y atacar a Rusia, la situación cambiaría radicalmente.
Sólo hay dos cosas seguras: Rusia está luchando por su propia existencia y no dará marcha atrás. Y en caso de guerra contra la OTAN, Rusia no dejará intacto el territorio estadounidense.
Boris Gennadevich Karpov