Este texto es un resumen escrito de las intervenciones del Dr. Bhakdi y el Dr. Burkhardt en el simposio Doctors for COVID Ethics que fue transmitido en directo por UKColumn el 10 de diciembre de 2021. Ambas intervenciones pueden verse al inicio de la grabación del vídeo del simposio.
Los autores
El Dr. Bhakdi ha pasado su vida practicando, enseñando e investigando la microbiología médica y enfermedades infecciosas. Presidió el Instituto de Microbiología e Higiene Médica de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (Alemania) desde 1990 hasta su jubilación en 2012. Publicó más de 300 trabajos de investigación en los campos de la inmunología, la bacteriología, la virología y la parasitología, y desde 1990 hasta 2012 fue redactor jefe de Medical Microbiology and Immunology, una de las primeras revistas científicas en este campo fundada por Robert Koch en 1887.
El Dr. Arne Burkhardt es un patólogo que ha enseñado en las universidades de Hamburgo, Berna y Tubinga. Fue invitado a participar en cátedras y visitas de estudio en Japón (Universidad de Nihon), Estados Unidos (Instituto Nacional de Brookhaven), Corea, Suecia, Malasia y Turquía. Dirigió el Instituto de Patología de Reutlingen durante 18 años. Posteriormente, trabajó como patólogo independiente con contratos de consultoría en laboratorios de Estados Unidos. El Dr. Burkhardt ha publicado más de 150 artículos científicos en revistas científicas alemanas e internacionales, así como contribuciones a manuales en alemán, inglés y japonés. Durante muchos años ha auditado y certificado institutos de patología en Alemania.
La evidencia
A continuación presentamos pruebas científicas que exigen el cese inmediato del uso de las vacunas COVID-19 basadas en el genes. Primero explicamos por qué los agentes no pueden proteger contra la infección viral. Aunque no se esperan efectos positivos, demostramos que las vacunas pueden desencadenar procesos autodestructivos que conducen a enfermedades debilitantes y a la muerte.
Por qué las vacunas no pueden proteger contra las infecciones
Un error fundamental que subyace al desarrollo de las vacunas COVID-19 fue ignorar la distinción funcional entre las dos principales categorías de anticuerpos que el cuerpo produce para protegerse de los microbios patógenos.
La primera categoría (IgA secretora) es producida por las células inmunitarias (linfocitos) que se encuentran directamente debajo de las membranas mucosas que recubren el tracto respiratorio e intestinal. Los anticuerpos producidos por estos linfocitos son secretados a través y hacia la superficie de las membranas mucosas. Así pues, estos anticuerpos se encuentran en el lugar donde se encuentran los virus transmitidos por el aire, y pueden ser capaces de impedir la unión e infección viral de las células.
La segunda categoría de anticuerpos (IgG e IgA circulantes) se produce en el torrente sanguíneo. Estos anticuerpos protegen los órganos internos del cuerpo de los agentes infecciosos que intentan propagarse a través del torrente sanguíneo.
Las vacunas que se inyectan en el músculo, es decir, en el interior del cuerpo, sólo inducen IgG e IgA circulantes, no IgA secretoras. Dichos anticuerpos no pueden y no protegerán eficazmente las membranas mucosas de la infección por el SARS-CoV-2. Por lo tanto, las "infecciones posvacunación" que se observan actualmente en los individuos vacunados sólo confirman los defectos fundamentales del diseño de la vacuna. Las mediciones de anticuerpos en la sangre nunca pueden proporcionar información sobre el verdadero estado de la inmunidad contra infección del tracto respiratorio.
La incapacidad de los anticuerpos inducidos por la vacuna para prevenir las infecciones por coronavirus ha sido recogida en publicaciones científicas recientes.
Las vacunas pueden provocar la autodestrucción
Una infección natural por el SARS-CoV-2 (coronavirus) permanecerá localizada en las vías respiratorias en la mayoría de las personas. Por el contrario, las vacunas hacen que las células del interior de nuestro cuerpo expresen la proteína espiga viral, algo que la naturaleza nunca tuvo la intención de hacer. Cualquier célula que exprese este antígeno extraño será atacada por el sistema inmunitario, que implicará tanto a los anticuerpos IgG como a los linfocitos T citotóxicos.
Esto puede ocurrir en cualquier órgano. Ahora vemos que el corazón se ve afectado en muchos jóvenes, provocando una miocarditis o incluso un paro cardíaco repentino y la muerte. Cómo y por qué estas tragedias podrían estar relacionadas causalmente con la vacunación ha seguido siendo una cuestión de conjeturas, ya que se carece de pruebas científicas. Esta situación ya se ha corregido.
Estudios histopatológicos: los pacientes
Se realizaron análisis histopatológicos en los órganos de 15 individuos que murieron tras la vacunación. La edad, el sexo, el registro de vacunación y la hora de la muerte tras la inyección de cada paciente se muestran en la tabla de la página siguiente. Los siguientes puntos son de suma importancia:
* Antes de la muerte, sólo 4 de los 15 pacientes habían sido tratados en cuidados intensivos durante más de 2 días. La mayoría nunca fue hospitalizada y falleció en casa (5), en la calle (1), en el trabajo (1), en el coche (1) o en centros de atención domiciliaria (1). Por lo tanto, en la mayoría de los casos, es poco probable que la intervención terapéutica haya influido significativamente en el resultado post-mortem.
*El forense y el fiscal no asociaron ni una sola muerte con la vacunación; esta asociación sólo se estableció por los resultados de nuestras autopsias.
*Las autopsias convencionales realizadas inicialmente tampoco revelaron pistas evidentes sobre un posible papel de la vacunación, ya que el aspecto macroscópico de los órganos en general no tenía nada de especialanodino. En la mayoría de los casos, se postuló la "insuficiencia cardíaca ritmogénica" como causa de la muerte.
Pero nuestros análisis histopatológicos posteriores provocaron una inversión completa. A continuación, un resumen de los resultados básicos.
Case # | Gender | Age (years) | Vaccine (injections) | Time of death after last injection |
1 | female | 82 | Moderna (1. and 2.) | 37 days |
2 | male | 72 | Pfizer (1.) | 31 days |
3 | female | 95 | Moderna (1. and 2.) | 68 days |
4 | female | 73 | Pfizer (1.) | unknown |
5 | male | 54 | Janssen (1.) | 65 days |
6 | female | 55 | Pfizer (1. and 2.) | 11 days |
7 | male | 56 | Pfizer (1. and 2.) | 8 days |
8 | male | 80 | Pfizer (1. and 2.) | 37 days |
9 | female | 89 | Unknown (1. and 2.) | 6 months |
10 | female | 81 | Unknown (1. and 2.) | unknown |
11 | male | 64 | AstraZeneca (1. and 2.) | 7 days |
12 | female | 71 | Pfizer (1. and 2.) | 20 days |
13 | male | 28 | AstraZeneca (1.), Pfizer (2.) | 4 weeks |
14 | male | 78 | Pfizer (1. and 2.) | 65 days |
15 | female | 60 | Pfizer (1.) | 23 days |
Estudios histopatológicos: resultados
Se detectaron hallazgos histopatológicos de naturaleza similar en los órganos de 14 de los 15 fallecidos. Los órganos más frecuentemente afectados fueron el corazón (14 de 15 casos) y el pulmón (13 de 15 casos). Además, se observaron cambios patológicos en el hígado (2 casos), la glándula tiroides (tiroiditis de Hashimoto, 2 casos), las glándulas salivales (síndrome de Sjögren; 2 casos) y el cerebro (2 casos).
Varios aspectos destacados predominaron en todos los tejidos afectados de todos los casos:
1.eventos inflamatorios en pequeños vasos sanguíneos (endotelitis), caracterizados por la abundancia de linfocitos T y células endoteliales muertas secuestradas en la luz del vaso;
2.una amplia acumulación perivascular de linfocitos T;
3.una infiltración linfocítica masiva de los órganos o tejidos circundantes no linfáticos con linfocitos T.
La infiltración linfocítica se produjo a veces en asociación con una intensa activación linfocítica y la formación de folículos. Cuando están presentes, suelen ir acompañados de destrucción de tejidos.
Esta combinación de patología multifocal dominada por por linfocitos T que refleja claramente el proceso de autoataque inmunológico, no tiene precedentes. Dado que la vacunación fue el único denominador común entre todos los casos, no hay duda de que fue el desencadenante de la autodestrucción en estos individuos fallecidos.
Conclusión:
El análisis histopatológico muestra una clara evidencia de patología autoinmune inducida por la vacuna en varios órganos. Es evidente que una miríada de eventos adversos derivados de tales procesos de autoataque deben ocurrir con mucha frecuencia en todos los individuos, especialmente después de las inyecciones de refuerzo.
Sin lugar a dudas, la inyección de vacunas COVID19 basadas en genes pone vidas bajo amenaza de enfermedad y muerte. Observamos que las vacunas basadas en ARNm como las vacunas basadas en vectores están representadas entre estos casos, al igual que los cuatro principales fabricantes.