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Os ofrecemos una traducción parcial sobre el posible papel de la radiación electromagnética vinculada a las comunicaciones inalámbricas, incluida la 5G, en la propagación del virus SARS-CoV-2 o sus efectos sobre el Covid-19. Se ha ltraducido introducción y la conclusión del estudios que ofrecen ya dan una visión general del tema. EL articulo compelto en inglés en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8580522/
Contexto y objetivo
La política de salud pública de la enfermedad por coronavirus (Covid-19) se ha centrado en el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) y sus efectos en la salud humana, mientras que los factores ambientales han sido ampliamente ignorados. Teniendo en cuenta la tríada epidemiológica (agente-huésped-ambiente) aplicable a todas las enfermedades, investigamos un posible factor ambiental en la pandemia de Covid-19: la radiación de radiofrecuencia ambiental de los sistemas de comunicación inalámbrica, incluidas las microondas y las ondas milimétricas.
El SARS-CoV-2, el virus que causó la pandemia Covid-19, surgió en Wuhan, China, poco después de la implantación en toda la ciudad (quinta generación [5G] de un sistema de radiación de comunicaciones inalámbricas [WCR]), y se extendió rápidamente por todo el mundo, mostrando inicialmente una correlación estadística con las comunidades internacionales con redes 5G recientemente establecidas.
En este estudio, examinamos la literatura científica revisada por pares sobre los efectos biológicos perjudiciales de la radiación de las comunicaciones inalámbricas (WCR) e identificamos varios mecanismos por los que la radiación de las comunicaciones inalámbricas pueden haber contribuido a la pandemia de Covid-19 como un cofactor ambiental tóxico. Cruzando los límites entre las disciplinas de la biofísica y la fisiopatología, presentamos pruebas de que la radiación de las comunicaciones inalámbricas pueden: (1) causar cambios morfológicos en los eritrocitos, incluyendo la formación de equinocitos y rodillos (en singular es rouleau) que pueden contribuir a la hipercoagulación; (2) alteran la microcirculación y reducen los niveles de eritrocitos y hemoglobina exacerbando la hipoxia; (3) amplifican la disfunción del sistema inmunitario, incluyendo la inmunosupresión, la autoinmunidad y la hiperinflamación; (4) aumentan el estrés oxidativo celular y la producción de radicales libres, lo que provoca lesiones vasculares y daños en los órganos; (5) aumentan el Ca2+ intracelular, esencial para la entrada, replicación y liberación de virus, además de promover vías proinflamatorias; y (6) empeoran las arritmias cardíacas y los trastornos cardíacos.
Conclusión
Existe un solapamiento sustancial en la patobiología entre el COVID-19 y la radiación de las comunicaciones inalámbricas (WCR). Las pruebas presentadas aquí indican que los mecanismos implicados en la progresión clínica del COVID-19 también podrían ser generados, según los datos experimentales, por la exposición a la WCR. Por lo tanto, proponemos una relación entre los bioefectos adversos de la exposición a la WCR de los dispositivos inalámbricos y el COVID-19.
En concreto, las pruebas presentadas aquí apoyan la hipótesis de que WCR y, en particular, la 5G, que implica una densificación de la 4G, pueden haber exacerbado la pandemia de COVID-19 debilitando la inmunidad del huésped y aumentando la virulencia del SARS-CoV-2 al (1) provocar cambios morfológicos en los eritrocitos, incluida la formación de equinocitos y rodillos, que pueden contribuir a la hipercoagulación; (2) alterar la microcirculación y reduciendo los niveles de eritrocitos y hemoglobina, exacerbando la hipoxia; (3) amplificar la disfunción inmunitaria, incluyendo la inmunosupresión, la autoinmunidad y la hiperinflamación; (4) aumentar el estrés oxidativo celular y la producción de radicales libres exacerbando la lesión vascular y el daño orgánico; (5) aumentar el Ca2+ intracelular esencial en la entrada, replicación y liberación viral, además de promover las vías proinflamatorias; y al (6) agravar las arritmias cardíacas y los trastornos cardíacos.
La exposición a la a la radiación de las comunicaciones inalámbricas (WRC) es un factor de estrés ambiental muy extendido, pero a menudo ignorado, que puede producir una amplia gama de bioefectos adversos. Durante décadas, investigadores independientes de todo el mundo han destacado los riesgos para la salud y los daños acumulativos causados por la la radiación de las comunicaciones inalámbricas (WRC). Las evidencias presentadas aquí son coherentes con un gran número de investigaciones realizadas. El personal sanitario y los responsables políticos deben considerar la considerar la radiación inalámbrica (WRC) como un factor de estrés ambiental potencialmente tóxico. Los métodos para reducir la exposición a la radiación de las comunicaciones inalámbricas deben estar a disposición de todos los pacientes y de la población en general.
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