Cita de una carta de una fiel católica: «Vivo en una incertidumbre permanente. Sospecho que la vacunación obligatoria se establecerá en un futuro próximo. Si examino la situación en Austria, veo que se prevén multas por incumplimiento del mandato de vacunación de 92 000 o de hasta 182 000 €, o incluso cuatro meses de prisión. Podemos esperar una situación similar en la República Checa…
No quiero terminar viviendo debajo de un puente, especialmente al considerar lo que significa vivir en la calle. Por eso temo que de esta manera vil me obliguen a vacunarme contra mi voluntad. Si la pena fuera la de prisión, no me lo pensaría. ¿Podrían indicarme por favor cómo debo actuar si todo esto sucede? Me preocupa mucho lo que está pasando y que no quiero ni puedo traicionar a Dios.
La gota que colmó el vaso fue la carta pastoral de su eminencia Dominik Duka, en la que no solo cita aprobatoriamente la carta pastoral de Graubner, sino que añade sus propias palabras animando a la vacunación».
Estimada señora, le entendemos y sobre todo el hecho de que la carta pastoral del cardenal Duka, que se unió al llamamiento de Graubner, fue la última gota para usted. ¿Qué podemos decir? Creemos y rezamos para que el cardenal Duka muestre un arrepentimiento público. Significa retractarse de sus palabras y decir valientemente la verdad y así oponerse a todo este sistema suicida.
El papa Marcelino desempeñaba su cargo durante el reino de Diocleciano y Maximiano, en los días de la más cruel persecución de los cristianos. En treinta días mataron con torturas de diferentes tipos a 17 000 cristianos en Roma, hombres y mujeres. También capturaron al papa y lo llevaron ante Diocleciano para ser interrogado. Él se asustó de graves torturas, puso incienso en el altar de los ídolos y ofreció un sacrificio a los ídolos paganos Vesta e Isis. El emperador le rindió homenaje, lo vistió con una túnica cara y lo llamó su amigo. Marcelino regresó a su casa, lamentó y lloró amargamente como lo había hecho el apóstol Pedro después de haber negado a Cristo. Estaba enojado consigo mismo, porque aunque había fortalecido a tantos fieles en la fe y los había animado al heroísmo del martirio, él mismo cayó terriblemente. Sufrió indeciblemente en su corazón. En aquellos días, una asamblea del clero local se reunió en una ciudad cercana de Sinuessa en Campania. Fue atendida por obispos y presbíteros, alrededor de 180 personas. Marcelino se vistió de cilicio y de ceniza y con un dolor en el corazón entró en la asamblea de los padres. Se presentó ante ellos como una persona condenada y claramente confesó su pecado derramando muchas lágrimas. Lloró y les rogó que lo juzgaran. Le dijeron: «Juzga a ti mismo con tu propia boca. El pecado salió de tu boca, que también salga de ella el juicio. Sabemos que San Pedro negó a Cristo por miedo, pero lloró amargamente y el Señor le restituyó la gracia original».
El papa Marcelino pronunció este juicio sobre sí mismo: «Me expulso a mí mismo del estado clerical como una persona indigna. Que mi cuerpo después de mi muerte no sea enterrado de la manera habitual, sino que sea arrojado a los perros para que lo devoren. Cualquiera que se atreva a enterrarme será maldito».
Terminada la asamblea, Marcelino regresó a Roma, tomó la túnica costosa que había recibido de Diocleciano, y se fue a toda prisa a él. La arrojó a sus pies, reprendió al emperador y maldijo a sus falsos dioses. Confesó su grave pecado y lloró. El emperador se enojó, lo entregó a la tortura y luego lo condenó a muerte. El papa Marcelino murió mártir.
Estimada señora, ciertamente es consciente de que nos encontramos en una época de violencia sin precedentes, en la que no se tienen en cuenta ni derechos ni principios morales. Nos recuerda los tiempos en que los cristianos eran perseguidos. En el 304, el emperador Diocleciano publicó un edicto ordenando a todos sin excepción que ofreciesen sacrificios a los dioses paganos―los demonios― y quienes se negaran a hacerlo, debían ser torturados y asesinados. Sin embargo, la sangre de los mártires había corrido desde la época del emperador Nerón hasta el año 313, cuando se declaró la libertad religiosa. Murieron varios millones de mártires.
Estos días marcan el comienzo de una era similar a la de la persecución sangrienta. Todo cristiano debe tomar consciencia de la gravedad de la situación y estar dispuesto a morir. A diferencia de la primera persecución, el objetivo actual es la despoblación, es decir, el genocidio. Cualquiera que sea la decisión que tome el hombre, no salvará su vida física. Pero aquí está en juego mucho más; se decide la salvación o perdición eterna del alma.
Por lo tanto, cada uno debe detenerse y buscar la verdad mientras hay tiempos de calma. Deben ser conscientes de que en este asunto del covid no se trata de la salud; esta no es una pandemia real y una vacuna real, sino que se trata de un sistema de mentiras, en la raíz del cual está el satanismo. Su objetivo no es solo la destrucción física de la humanidad, sino que quiere arrojar las almas en masa a la condenación del infierno después de haberlas atraído al sistema de vacunación. Una persona engañada piensa que al hacerlo, pondrá un punto y final a la infección. ¡Esto, sin embargo, es una gran estafa!
Todos deben afrontar la verdad y tomar una decisión firme de vida o muerte. Si quisieran tomar la decisión una vez que estén bajo presión, tomarían una decisión equivocada. Serán manipulados y forzados, lo que significa que prácticamente querrán ser engañados para evitar problemas. En realidad, no se los pueden evitar, y experimentarán un sufrimiento mucho mayor. Habrá otras llamadas vacunas, otros virus sintéticos, incluso hasta la implantación de microchips, que convierten a las personas en biorrobots. El hombre desprovisto de su voluntad también se ve desprovisto de la capacidad para arrepentirse y, por consiguiente, para obtener la salvación, y después de su muerte terminará en el lago de fuego. Es por eso por lo que el hombre necesita saber que debe negarse a vacunarse, que debe tomar una decisión correcta justo al principio. Quienes ya recibieron la vacuna, deben arrepentirse radicalmente, en caso contrario no podrán salir del sistema autogenocida. El penitente no debe recibir otra dosis de esta vacuna.
Una vez que una persona comprende que aquí ya no se trata de salud, sino de un sistema engañoso, debe revisar los hechos para afirmarse en su decisión correcta. Debe saber lo que realmente le va a costar si se vacuna o no.
Si la persona se pone la vacuna:
1) Puede morir inmediatamente después de recibir la vacuna experimental de ARN mensajero, o como predicho por los especialistas, dentro de tres años.
2) La vacunación con la vacuna de ARN mensajero que utiliza tejido de niños nonatos asesinados en abortos significa un antibautismo satánico, es decir, sumisión a su dominio.
3) La vacuna de ARN mensajero altera el genoma, lo que significa que provoca reacciones inesperadas del organismo, como enfermedades autoinmunes incurables, enfermedades de los vasos sanguíneos, inflamación del corazón, de riñones, parálisis, cáncer, enfermedades del sistema nervioso central, trastornos mentales, demencia, depresiones… la persona implicada se convierte en un mártir del sistema satánico.
4) La vacuna de ARN mensajero ya contiene nanopartículas y el sistema sigue aumentando el grado de esclavización. Su objetivo es convertir a las personas en biorrobots que terminan en el lago de fuego. Aquellos que ingresan a este sistema cometen un suicidio físico y espiritual gradual.
5) Cada persona vacunada apoya el sistema del exterminio y es corresponsable del mismo.
¿Cuál es el resumen de las consecuencias si la persona rechaza la vacuna?
1) Será perseguida, pero no se convertirá en esclavo del sistema satánico, que termina en la muerte temporal y eterna; esta persona debe estar mentalmente preparada para la persecución y la muerte física.
2) El no vacunado tiene una posibilidad mucho mayor de sobrevivir que los que fueron involucrados en el sistema de vacunación y, además, salvará su alma y tendrá la perspectiva de vivir más tiempo. Quienes se someten a este sistema engañoso no tienen esa perspectiva.
3) Dios está del lado de quienes no se han sometido al sistema de mentiras y rechazan la vacuna. Si la persona se vuelve a Dios, Dios la protegerá de la traición y en otros aspectos y la fortalecerá de la misma manera que lo hizo con millones de mártires en el pasado reciente y lejano.
4) Con su ejemplo, los no vacunados animarán a los demás y, además, experimentarán que cuando se vuelven a Dios en situaciones irresolubles, Él les da la solución. Cuando una persona se mantiene firme en una prueba muy difícil en la vida, que incluso termina con la muerte mártir, recibirá la corona de la gloria eterna en el cielo.
Usted pregunta: ¿Qué debo hacer? En cualquier caso, tómese su tiempo y considere ambos escenarios. Todo cristiano debe contar con la persecución, como nosotros contamos con ella, y luego con la corona de mártires. En otras palabras, hoy solo hay dos opciones: o el hombre se convertirá en mártir de Cristo o en mártir de Satanás.
Además, sabe bien que todo el mundo debe morir de muerte natural, pero morir como mártir de Cristo es un honor extraordinario. Según las enseñanzas de la Iglesia, un mártir está a salvo del tormento del purgatorio y va directamente a la gloria de Dios. Si una persona no elige la dignidad del martirio por Cristo, el sistema la llevará al martirio por Satanás y recibirá sufrimiento como recompensa en esta vida y sufrimiento eterno después de su muerte.
En cuanto al escándalo causado a los creyentes por el cardenal Duka, que el ardiente arrepentimiento del santo papa Marcelino sea un ejemplo para él.
Le recomendamos a usted que lea un nuevo libro titulado «Mártires y otros santos» (http://vkpatriarhat.org/cz/?p=47197; el libro está disponible solo en checo y ucraniano). Sin duda, será un gran estímulo para usted y le traerá luz y esperanza.
+Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino
+Metodio OSBMr +Timoteo OSBMr
obispos secretarios