A costa de amenazas, sarcasmos, chantajes y censura masiva en las redes sociales, llevo 18 meses denunciando esta falsa pandemia como una conspiración criminal planificada por los cárteles bancarios, las altas finanzas mesiánicas y los gobiernos cómplices. Llevo 18 meses repitiendo que un virus modificado genéticamente es un arma biológica. Y el profesor Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina, lo viene diciendo desde abril de 2020. Llevo 18 meses diciendo que confiar en los gobiernos y en los medios de comunicación es un error fatal.
Ha pasado un año y medio desde que nuestras vidas dieron un vuelco en una realidad que nadie podía imaginar. Estamos viviendo una pesadilla despierta no porque este virus sea más peligroso que cualquier otro, ya que el 99,96% de los infectados sobreviven, sino porque estamos tomando conciencia de que este Covid-19 es la coartada perfecta para hacernos aceptar todo lo que hubiéramos rechazado sin él.
En primer lugar, cada uno de nosotros debería preguntarse quiénes son exactamente esas personas que imponen "hojas de ruta" que nuestros gobiernos deben obedecer. ¿Quiénes son estas personas que tienen el poder de decir a nuestros funcionarios elegidos lo que tienen que hacer? Y si es así, ¿por qué hemos elegido a personas que no tienen ningún poder, que no gobiernan nada y que sólo obedecen órdenes que provienen de entidades desconocidas para los ciudadanos? En primer lugar, se trata de una anomalía.
Segunda pregunta. ¿Quién ha creado este virus? ¿Quién lo propaga? ¿Cómo y con qué medios? ¿Son los tests realmente fiables o se utilizan para ganar dinero fabricando falsos enfermos?
Ahora que hemos descubierto oficialmente -ya que ha sido reconocido por el gobierno español- que los aviones esparcen productos altamente tóxicos en nuestros cielos por toda Europa, tenemos derecho a hacernos preguntas sobre la circulación de este virus que no deja de complicarnos la existencia...
Sobre todo porque nuestros gobiernos no parecen sufrir ni del confinamiento, ni de las máscaras, ni del el distanciamiento social, ni del pase sanitario. Y menos aún de la vacuna o de los efectos secundarios... probablemente porque el suero fisiológico que les inyectaron delante de las cámaras, es menos peligroso que el que Pfizer o Moderna reservaron para los mendigos...
Y luego hay otra anomalía importante. ¿Por qué no hay debates contradictorios sobre esta falsa pandemia y sobre la peligrosidad de la vacunación en ningún país occidental?
¿Por qué los más destacado virólogos, infectólogos y biólogos del mundo son sistemáticamente objeto de burla o vetados por los medios de comunicación cuando aportan pruebas de que la vacunación en medio de una epidemia es un acto criminal?
¿Desde cuándo son más fiables y confiables los médicos de los plató de televisión vinculados por oscuros conflictos de intereses con los laboratorios farmacéuticos son más fiables y más dignos que un Premio Nobel de Medicina que explica que las variantes son producidas por las vacunas?
¿Por qué, en línea con la industria farmacéutica, el número de médicos, investigadores y opositores a la vacunación parecen morir como moscas, suicidándose o muriendo en extrañas circunstancias?
Ahora tenemos tantas pruebas de esta conspiración criminal que será difícil seguir haciéndonos creer que nuestros gobiernos están gestionando una "crisis sanitaria".
Hoy tenemos todos los motivos para dudar y podemos demostrar que nuestros gobiernos son cómplices de este crimen contra la humanidad. Y si la policía no fuera el último bastión que protege a estos criminales de la ira del pueblo, todos los políticos, empezando por los que quieren imponer la vacunación obligatoria, incluso a nuestros niños, ¡ya estarían ante los tribunales del pueblo para dar cuenta de sus locuras asesinas!
Nosotros, los pueblos de Europa, ya no tenemos ninguna confianza en la política y los medios de comunicación de la vergüenza. Y la mejor prueba son las masivas y continuas manifestaciones en Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Grecia, Suiza, Rumanía, Bélgica, Australia, Estados Unidos, Canadá.
Sabemos que muchos de los líderes de los gobiernos europeos provienen de los Young Global Leaders formados por el Foro Económico Mundial y su gurú Klaus Schwab. Sabemos que están al servicio de la oligarquía globalista que quiere imponernos el Gran Reinicio y obligarnos a vivir como esclavos en cárceles al aire libre. Sabemos que su objetivo es la despoblación y el caos. Sabemos que harán todo lo posible para dividirnos y enfrentarnos unos a otros provocando el desempleo masivo, la miseria, la violencia e incluso la escasez de alimentos.
Finalmente, entendemos que son demonios porque quieren obligarnos a aceptar la "Marca de la Bestia" que anunció Macron para hacer de los seres humanos meros juguetes en sus manos.
Y finalmente, sabemos que convertirán nuestras vidas en una pesadilla, que muchos de nosotros moriremos, que la violencia se extenderá como un incendio en nuestras ciudades y calles y que las fuerzas de represión están dispuestas a cometer crímenes en masa... Probablemente estamos a 4 minutos del Apocalipsis del Nuevo Orden Mundial...
Pero también sabemos que sus crímenes no quedarán impunes, pues Dios y su ejército no permitirán que los asesinos destruyan a quienes Él ha creado libres.
Todos los cómplices de esta conspiración criminal deben entenderlo y esperar pagar el precio de sus acciones.