Los expertos en comportamiento que asesoran al gobierno británico han sugerido de dar a las personas que den negativo en los tests de coronavirus pulseras que les permitan moverse y entrar en los locales, mientras que los que no tengan las pulseras permanecerán encerrados.
El Equipo Behavioural Insights Team (BIT) ha elaborado un informe en PDF en el que elogia el ejemplo de Eslovaquia, donde el 97% de las personas a las que el gobierno quería someter a test cumplieron.
Esta cifra es muy elevada porque las autoridades sanitarias dijeron a los que se negaron a someterse al test, que seguirían sometidos a medidas de confinamiento y toque de queda, mientras que a los sometidos, se les entregaron certificados en papel que les permitían ejercer sus libertades.
Un sistema similar se está considerando ahora para los británicos, que "recuperarían ciertas libertades en caso de test negativo" al tiempo que tendrían que llevar pulseras de papel "para un reconocimiento más fácil de su derecho a entrar en los locales".
Los entrevistados rechazaron esta idea calificándola de "tiranía médica", aunque es probable que muchas personas acaten esta idea, si ello significa una vuelta a cierta apariencia de normalidad.
Presumiblemente, también se utilizarían brazaletes, o algo similar para identificar quién ha recibido o no la vacuna COVID cuando llegue.
Esto daría entonces a los aeropuertos, estadios, bares, restaurantes y operadores de transporte público rienda suelta para bloquear a cualquiera que no tenga el brazalete.
Las pulseras también tendrían que utilizar "tecnología inteligente" para poder ser escaneadas con el fin de evitar copias fraudulentas, lo que significa que podrían ser utilizadas como dispositivos de rastreo.
Un resultado más probable, que está siendo promovido por el Foro Económico Mundial en el marco de su programa Great Reset, es que la gente será obligada a descargar una aplicación que mostrará si han dado negativo en los tests de COVID o han recibido la vacuna.