Laarbi.Ali
La nueva normalidad lleva a la persona a ponerse una máscara. El uso del burka fue prohibido en algunos países bajo el pretexto que era un signo de intolerable sumisión de las mujeres. El llamado “enemigo invisible”, el coronavirus ha generalizado la máscara protectora, no se impone a una categoría de la población, sino esta vez a todos sin distinción de edades ni de razas ni de religiones.
El ex presidente francés de origen judío, Nicolas Sarkozy, anunciaba en 2010 la presentación de una ley para prohibir el velo islámico en el país, al ser según él una prenda que es contraria a la dignidad de la mujer, la ley n° 2010-1192 del 11 de octubre 2010 prohibía la ocultación de la cara en el espacio público.
La Asamblea Nacional de Quebec aprobó el miércoles 18 de octubre 2017 un proyecto de ley por el que se prohíbe el uso de coberturas faciales al solicitar o recibir servicios públicos.
Aunque los objetivos pueden ser diferentes, el enfoque sigue siendo el mismo. La prohibición del velo islámico bajo el pretexto de restaurar la dignidad de la mujer revela la verdadera intención del sistema con respecto a la actual imposición de este signo del coronavirus, el enmascarado.
El hecho de que las máscaras también son obligatorias en los lugares de culto es prueba de la nueva dictadura (normalidad) La obligación de llevar la máscara a los lugares de culto significa que tienes derecho a rezar a tu dios, pero sobre todo no olvides que la primera veneración es a los que imponen la nueva normalidad, los enmascarados.