Harvey Weinstein contrató durante un año a dos empresas de detectives privados que espiaron y recopilaron información sobre mujeres y periodistas para tratar de evitar que salieran a la luz las agresiones sexuales cometidas por el productor de cine.
Cuando en otoño de 2016 empezaban a investigarse las primeras acusaciones de abusos sexuales contra el productor de cine Harvey Weinstein, este recurrió a compañías de detectives privados para espiar a las mujeres y periodistas y para tratar de frenar la publicación de las informaciones en marcha, según publica el periodista Ronan Farrow en The New Yorker.
Las dos compañías contratadas a través de su abogado, Kroll y, sobre todo, Black Cube, se encargaron durante un año de tratar de frenar el escándalo con los peores métodos de las películas de espionaje. La compañía Black Cube, creada en 2010 y con sedes en Tel Aviv, Londres y París, está liderada y formada por antiguos agentes del Mossad y otras agencias de espionaje israelíes. Esta compañía fue contratada por Weinstein a través del gabinete de abogados que lo representa, Boies Schiller Flexner, y hay constancia de que al menos recibió 100.000 dólares de los 600.000 prometidos si lograba sus objetivos.
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