Verdad y paciencia: En su libro sobre la guerras híbridas Andrew Korybko señala que el objetivo de cada guerra híbrida es perturbar los proyectos multipolares que interconectan países soberanos manipulando los conflictos de identidad provocados exteriormente (étnico, religioso, regionales, político, etc.) en el seno de un estado objetivo de tránsito.
Los objetivos de integración euroasiáticos de Rusia, los proyectos de la Ruta de seda de China, son los objetivos de la estrategia de la guerra mundial de los Estados Unidos, lo que abre un largo abanico de campos de batalla geográficos.
La guerra híbrida es uno de los desarrollos estratégicos más importantes que los Estados Unidos hayan desarrollado como punta de lanza, y la transición de las revoluciones de color hacia las guerras no convencionales deberían dominar la tendencias de desestabilización de las próximas décadas. No es difícil identificar las regiones y los países que podrían ser víctimas de las guerra híbridas provocadas desde el exterior y que se basan en el sabotaje de intereses geoeconómicos concretos. Partiendo de este punto de partida, es fácil localizar donde podrían golpear próximamente.
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Tanto Rusia como Brasil están bajo ataques de una guerra híbrida que es mezcla de 'revoluciones de colores' y conflictos no convencionales, estima el analista internacional Pepe Escobar.
Para el analista Pepe Escobar, la matriz ideológica y el 'modus operandi' de las 'revoluciones de colores' -como ha ocurrido en Ucrania- son en estos momentos ya una cuestión de dominio público. No tanto el concepto de guerra no convencional.
El periodista brasileño cita para tratar de aclararlo al Manual de Guerra No Convencional de las Fuerzas Especiales de EE.UU.(2010):
"La intención de los esfuerzos en la guerra no convencional de EE.UU. es explorar las vulnerabilidades de poderes políticos, militares, económicos y psicológicos hostiles a través del desarrollo y el apoyo a las fuerzas de resistencia para conseguir los objetivos estratégicos de EE.UU.
En el futuro próximo, las fuerzas estadounidenses estarán involucradas predominantemente en operaciones no regulares de guerra no convencional".
Escobar recuerda que todo Estado que se atreva a desafiar a cualquier parte significativa del orden mundial cuyo eje se sitúa en Washington –de Sudán a Argentina– puede ser clasificado de "hostil".
Los peligrosos vínculos entre las 'revoluciones de colores' y la guerra no convencional "florecen" ahora en lo que conocemos como guerra híbrida, opina.
"Las 'revoluciones de colores' no son más que la primera fase de la guerra híbrida.
Y la guerra híbrida puede ser interpretada principalmente como la militarización de la teoría del caos: un concepto absoluto de las fuerzas armadas de EE.UU. ('la política es la continuación de la guerra por medios lingüísticos')", precisa el analista en su artículo.
Según Escobar, uno de los objetivos principales de la guerra híbrida es "impedir proyectos transnacionales multipolares mediante conflictos de identidad (étnicos, religiosos, políticos etcétera) provocados externamente".
Los BRICS en el punto de mira
El experto asegura en su artículo que los BRICS se encuentran en el punto de mira de una guerra híbrida.
Las razones son la intención de la organización de abandonar el dólar y comerciar en sus propias monedas, la creación de un Banco de Desarrollo y el declarado objetivo de integración euroasiática. Por lo tanto, sostiene Escobar, se ha elaborado una estrategia para cada país miembro de los BRICS, único contrapeso real a la hegemonía norteamericana.
"Todo se ha lanzado contra Rusia: desde sanciones hasta la demonización completa, pasando por ataques a su moneda y la guerra de precios del petróleo, incluidos los esfuerzos patéticos de iniciar una 'revolución de colores' en las calles de Moscú", acentúa.
"Para un miembro más débil de los BRICS tendrían que elaborar una estrategia más sutil.
Lo que nos lleva a la complejidad de la guerra híbrida aplicada a la desestabilización política y económica actual de Brasil", escribe el analista.
A juicio del especialista, "el sistema financiero global con sede en Wall Street –que rige casi todo en Occidente– sencillamente no puede permitir la soberanía nacional en plena expresión por parte de un jugador regional tan grande como Brasil."
Fuente: carlosagaton