Extractos de un artículo del sitio web Panamza que informa, que el presunto terrorista Ayoub El Kazani, había salido de España a causa de una contratación de Alain Jochimeck, director de Lycamobile France y “representante del Crif (Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia) ante la alta función pública israelí.
Revelaciones.
Un día entra en mi tienda muy contento.
Había sido contratado, decía, por la compañía de teléfonos móviles Lycamobile para ir a trabajar a Francia.
Tales fueron las declaraciones –ante el periódico Libération- por Anouar, un residente español, a propósito del hombre acusado formalmente hoy de haber intentado cometer el viernes 21 de agosto, un atentado terrorista en el tren rápido de Thalys que une Ámsterdam y Paris.
La escena relatada por Anouar se habría desarrollado al comienzo del año 2014.
Algunos días después, el 3 de febrero exactamente, el marroquí que está detenido empezó su trabajo de “promotor” en Lycamobile en Seine-Saint-Denis.
Dos meses más tarde, será despedido a causa de un “problema de papleles” y desaparecerá momentáneamente, en algún lugar entre Alemania, Turquía y Bélgica.
Su ex empresario, un tal Alain Jochimek, declaría ayer tarde en France info:
¿Jochimek?
Tiene 63 años y no es solamente director general de un operador de telefonía móvil en pleno crecimiento (y empresario en el campo de la telefonía móvil hasta en Florida). Igualmente es uno de los “representantes” del consejo representativo de las instituciones judías de Francia, actualmente presidido por el islamófobo Rogier Cukierman.
(...)
Ayoub El Khazzani, presentado- a pesar de sus negaciones categóricas-como un “terrorista yihadista” por la prensa tradicional de Francia y por el Procurador de la República (François Molins, cercano del movimiento pro-israelí radical), pudo venir a Francia gracias a Alain Jochimek, miembro de una organización ultra-sionista e islamófoba.
El pretexto de la contratación: considerado como buen vendedor de Lycamobile en Andalucía, El Khazzani (que habla francés según su abogada) habría sido percibido como una elección evidente para distribuir folletos para arabófonos de la región parisina, trabajo que cualquier otro parado igualmente arabófono ya instalado en Francia podría haber desempeñado-
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